Agua de las Misiones se prepara para trabajar a pleno en verano

Agua de las Misiones se prepara para trabajar a pleno en verano
La empresa emplea a 35 personas. La demanda no paró de crecer en invierno y esperan que se dispare en los próximos meses. El producto cumple con las normas más exigentes del mundo en análisis de control de calidad de agua. La empresa misionera tiene dos puntos de extracción y envasado de agua: uno en San Javier y otro en Santa María.

Desde que sacó su primera partida a fines de 2011, la demanda por los productos de la empresa Aguas Misioneras no paró de incrementarse. A la planta de San Javier se sumó otra en Santa María y se agregaron nuevas presentaciones. Actualmente las dos fábricas emplean a 35 personas y operan seis días a la semana. Confirman que el agua que envasan no proviene del Acuífero Guaraní.

La gerente industrial de la empresa, Silvana Tironi, detalló que cuentan con dos plantas y cuatro líneas de producción. La principal está en San Javier, allí se encuentra la línea de la que salen los dos productos más demandados, las botellas PET de medio litro y un litro y medio; otra que produce botellones de 6 litros y la tercera, bidones de 20 litros.

Los envases de las tres presentaciones más pequeñas llegan en forma de pequeñas probetas que son calentadas e infladas al comienzo de la línea de producción.

La planta de Santa María está dedicada exclusivamente al envasado del producto premium de la marca: la botella de vidrio de medio litro.

“Las plantas están diseñadas para pequeñas empresas. Tenemos líneas de 5.000 y 6.000 botellas por hora cuando en el rubro, una máquina pequeña produce 10.000 botellas por hora”, indicó.

Explicó que las fábricas regulan su trabajo según demanda del sector comercial. Aseguró que la actividad no paró de crecer desde la apertura, en noviembre de 2011, lo que resulta una particularidad para un rubro como el de la comercialización de agua, que tiene una estacionalidad claramente marcada. “Como fuimos aumentando la clientela crecimos incluso en invierno, cuando el consumo por regla general es menor”, dijo.

Actualmente la maquinaria opera al 50 por ciento de su capacidad, pero confían en que ese porcentaje aumentará en verano.

Aseguró que la calidad del producto está asegurada por normas de control que superan a las impuestas en el país y se equiparan a normas europeas. “Extraemos el agua de la perforación, la pasamos por una batería de filtros que separan el agua de cualquier impureza, allí se la almacena en un tanque pulmón, se la irradia con luz ultravioleta y pasa luego por un proceso de ozonización, que desinfecta el agua sin afectar el sabor.

Los resultados de este proceso son monitoreados constantemente por personal especializado que realiza análisis fisicoquímicos y microbiológicos.

Explicó que el líquido se obtiene de perforaciones de menos de 150 metros de profundidad, lo que determina que no se trata de agua del Acuífero Guaraní, que en esa zona se encuentra a más de 1.000 metros de profundidad. “Es agua de recarga de lluvia, para llegar al Acuífero hay que ir mucho más profundo”, indicó.

Dos sabores característicos

La gerente industrial que está al frente de las dos plantas de Aguas Misioneras que están en actividad, Silvana Tironi, indicó que el sabor de las aguas que envasan en directamente relacionado con la tierra de donde se extrae y que por lo tanto son únicos.

Señaló que incluso hay una diferencia que es perceptible al paladar, entre el líquido que se extrae en Santa María, que se envasa en botellas de vidrio, y el que se obtiene en San Javier, que se envasa en botellas PET de 0,5, 1,5 y 6 litros.

“Cada perforación tiene una característica diferente que depende de la composición del suelo, cuyos minerales se van incorporando al agua a medida que esta se infiltra. De suelos rocosos se obtiene una menor mineralización que en suelos terrosos. Esa variación nos va a dar un distinto sabor”, señaló.

Explicó que si se comparan los dos dos productos misioneros, se encuentra que ambos son levemente minerales y bajos en sodio, pero de la perforación de Santa María se obtiene un agua con más del doble de sodio que en la de San Javier.

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