Día del Agrimensor: Ingeniería al límite

Día del Agrimensor: Ingeniería al límite

Pisar el terreno, delimitarlo, medirlo, buscar horizontes, adaptarse a las nuevas tecnologías para cuantificar, multiplicar y dividir superficies son solo algunas de las tareas que atraviesa la actividad de un agrimensor. Es una de las disciplinas más antiguas pero menos conocidas, tanto así, que actualmente existe una gran demanda nacional de profesionales. 

En Olavarría, la carrera de Ingeniería en Agrimensura de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN es una de las 14 que se dictan en el país y se encuentra recorriendo el cuarto año desde su reapertura en 2013.

“El agrimensor fija límites”, sintetizó el agrimensor Carlos Melitón, uno de los impulsores de la nueva oferta académica, que reabrió a modo simbólico, un 23 de abril, fecha en que se conmemora el Día del Agrimensor. “Es una profesión hermosa y yo siempre le digo a los chicos: la Facultad les va a dar la aptitud, con P, ustedes deberán poner la actitud”, agregó el docente de la FIO.

Esa actitud es la que permitirá al agrimensor acceder a los múltiples escenarios que ofrece la carrera. Donde haya territorios por medir, límites que fijar, superficies por calcular, obras civiles, emprendimientos, caminos, rutas, edificios, barrios, canteras, sierras, campos, ciudades, todo pasará por el lente de un teodolito.

Una carrera a medida

agrimensura1Inicialmente, la carrera de Agrimensura se dictó en la Casa de Altos Estudios entre los años 1974 y 1981, y si bien la necesidad de su reapertura estaba latente, no fue hasta el 2008 que se comenzó a trabajar con el Consejo Provincial de Agrimensura (CPA) para volver a ofrecerla, ya como una rama dentro de la ingeniería. En los últimos años, los jóvenes han demostrado un destacado interés y actualmente son 70 los estudiantes en marcha a atender la creciente demanda.

De acuerdo a un censo del CPA, la provincia de Buenos Aires tiene aproximadamente 1300 Agrimensores matriculados para 15,5 millones habitantes. En el Distrito II, donde está incluida Olavarría, hay 83 profesionales matriculados para una población de 676 mil habitantes, y de los 24 partidos que integran esta región, hay dos que no tienen agrimensores y nueve que tienen uno solo. “Éstos números reflejan la gran demanda de agrimensores que existe en la actualidad. Muchos de los que estudiamos tiempo atrás estamos cerca de la jubilación y necesitamos expertos porque su tarea es fundamental en toda actividad”, señaló Carlos Melitón, quien fue vicedecano de la Facultad de Ingeniería tiempo después de la vuelta de la democracia.

Melitón se ha desempeñado en diversos ámbitos dentro de su profesión, pero nunca dejó la actividad privada, que lo llevó a recorrer todo el país. ” Lo que más me gusta es que todos los días hacemos cosas distintas, no hay rutina”, expresó el apasionado agrimensor. “Creo que para que una persona se sienta realizada es necesario aplicar todos los conocimientos y experiencias en cada desafío. Y la agrimensura empuja a eso. Terminar el trabajo es lo mejor que nos puede pasar”, destacó. También mencionó la posibilidad de llevar a cabo importantes desarrollos, tal como el método de alineación de hornos de cemento que él estableció junto a otros ingenieros.

El ritmo de estos avances, que es acompañado por el desarrollo de la tecnología a nivel mundial, obliga al ingeniero en agrimensura a estar constantemente actualizado. “Cuando yo me recibí en marzo de 1975 había Teodolitos, que miden ángulos verticales y horizontales. Luego se creó la Estación Total, mucho más completa, que mide al milímetro a 9 mil metros de alcance”, puntualizó el docente, y continuó: “después vino el GPS, por el cual los receptores satelitales mandan una onda y se determinan las coordenadas geográficas en cualquier punto de la tierra, también al milímetro y recientemente la agrimensura logró adoptar el drone, un avión de 90 centímetros, liviano, y que a través de un barrido de imágenes que luego se procesan con un software especial, traducen el terreno en millones de puntos”. Esta tecnología actualmente está puesta al servicio de la carrera de la FIO, y posiciona a los estudiantes locales en un lugar de privilegio dentro de la educación pública.

Pero no todo son cálculos y números. “Genéricamente, la agrimensura es 50 por ciento legal y 50 técnico”, sostuvo Carlos Melitón. “Cuando uno tiene que hacer una mensura, fijar los límites de una propiedad, comprobar que se corresponda con el lote escriturado, la superficie, la manzana y estipular medidas, necesita conocer tanto el método como la interpretación legal, porque los escribanos, abogados, van a confiar en nuestro criterio”, aseguró.

Con todo, la actividad del Ingeniero en Agrimensura se constituye como una tarea independiente, dinámica, llevada adelante con mucha responsabilidad y que permite indagar en estamentos públicos, privados, científicos, donde ahí sí que se buscan horizontes sin límites.

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