Adolfo Cambiaso: "María es inteligente, linda y la mejor madre para mis hijos"

Adolfo Cambiaso: "María es inteligente, linda y la mejor madre para mis hijos"
El polista se confiesa, en una entrevista exclusiva como adelanto del día del padre
Se luce dentro de la cancha, sabe de premios y primeros puestos. Pero, sin dudas, para Adolfo Cambiaso (38), la familia que formó con María Vázquez (38) es uno de sus logros más preciados. "Siempre quise tener varios hijos", asegura el mejor polista del mundo. Instalado con su mujer y sus tres herederos Mia (10), "Poroto" (7) y Myla (2 y medio) en Windsor, Inglaterra, desde hace un mes, habla en exclusiva con ¡Hola! Argentina y pone en palabras lo que significa la paternidad para él. "Es pura felicidad y, a la vez, una inmensa responsabilidad", admite.

–¿Qué cambió la llegada de tus hijos?

–¡Todo! La paternidad me transformó para siempre. Es un amor único que te fortalece, pero al mismo tiempo te vuelve más vulnerable. Es un aprendizaje constante. A medida que los chicos crecen, sus planteos son distintos y sus necesidades también. Como padre tengo que afrontar distintas situaciones todo el tiempo. Creo que las vivencias que uno tuvo con sus propios padres son muy útiles a la hora de educar a los hijos.

–¿Cómo te definirías en tu rol de papá?

–Soy un padre muy presente, me gusta compartir sus actividades, las tareas del colegio, los juegos familiares y el deporte. Con María intentamos darles una gran base e inculcarles valores que los formen como buenas personas: el respeto por el prójimo, la importancia de la familia y la confianza en uno mismo. Creo que son las mejores enseñanzas que podemos darles y trabajamos en eso día a día.

–¿Estás cumpliendo con la idea que tenías de lo que es ser un buen padre?

–Creo que todas las expectativas o ideas con respecto a la paternidad se desvanecen cuando te convertís en padre. De alguna manera, y sobre todo cuando tus hijos son chicos, las decisiones dejan de ser solamente personales o de pareja. Hay muchas determinaciones que se toman en función de los hijos. Por ejemplo, algunas temporadas decidimos que los chicos se queden en Argentina con María para que yo pudiera participar de los diferentes torneos. Una decisión dificilísima, pero que sin embargo en ese momento era la mejor para ellos y para la familia.

–¿Hay algo que juraste no repetir de la educación que te dieron tus padres y ahora te encontrás haciendo?

–De chico me encantaba pasar horas en la caballeriza, era un momento genial: bañaba las yeguas, les daba de comer, compartía muchas horas con los petiseros. A papá le encantaba que hiciera eso, pero mamá se enojaba mucho porque no le prestaba atención al colegio.

–Y hoy estás del lado de tu madre...

–Sí, parece que la historia se repite. De repente en casa hay un gran silencio y con tres chicos, esa no es una buena señal. Ahí nos damos cuenta de que los dos más grandes están en los boxes. Los tenemos que perseguir bastante con el tema del colegio. Mia es más responsable, pero a "Poroto" hay que marcarlo de cerca. [Se ríe].

–¿Cómo fue el momento en que se enteraron del primer embarazo de María?

–Fue una de las noticias más lindas que recibí en mi vida. Con María ya estábamos bien consolidados como pareja y queríamos agrandar la familia. Igualmente fue raro, porque, aunque estábamos esperando la noticia, nos movilizó muy profundamente. Son esos grandes sacudones de la vida. Es algo inevitable, ¿no?

–¿Qué fue lo que convirtió a María en "la elegida"?

–Creo que sería un poco egoísta hablar de "la elegida". Pienso que nos elegimos mutuamente. Ella es una mujer en todo sentido: inteligente, linda, gran compañera y la mejor madre para mis hijos. La vida del deportista tiene momentos lindos, pero hay otros –como los largos períodos que estoy fuera de casa– que no lo son tanto. Por eso, son fundamentales el amor, la confianza y la misma visión del mundo que tenemos. Esto es clave para seguir adelante y profundizar el vínculo. Obviamente esto también es esencial para mi camino personal y deportivo.

–¿Cómo vivís el hecho de que Mia y "Poroto" sigan tus pasos en el polo?

–Me encanta que los chicos sean deportistas, que amen los caballos y la vida al aire libre. El deporte te enseña a trabajar en equipo, a entrenarte para mejorar y a competir con respeto con tu rival. Eso me parece muy positivo. Aunque no creo que estén siguiendo mis pasos. Hoy por hoy, juegan al polo como otros chicos practican tenis, fútbol, básquet… No quiero ponerles presión en algo que tienen que vivir con alegría.

–¿Te gusta verlos jugar?

–¡Por supuesto! Me encanta y la verdad es que me sorprenden día a día. No solo juegan muy bien, también entienden bien el deporte. Cuando se puede, comparto algunos chukkers con ellos y eso me divierte y me hace muy feliz.

–¿Ves en "Poroto" a tu heredero?

–Me gustaría que sea una excelente persona y un hombre feliz. Nuestra misión como padres es darle todas las herramientas para que sepa tomar las decisiones más convenientes y acertadas para él.

–¿O sea?

–En definitiva, deseo que le vaya de la mejor manera en lo que elija.

–¿Cuál sentís que es tu mayor miedo como padre?

–Que mis hijos no se realicen como personas. Como dije antes, los valores, el ejemplo y la confianza que tengan en ellos mismos les va a permitir tomar mejores decisiones en sus vidas y eso es sinónimo de felicidad. Una persona que se dedica a lo que realmente le gusta lo tiene casi todo.

–¿Qué momentos te gusta compartir con los chicos?

–Compartimos mucho. En general, la hora de la comida es el espacio de reunión familiar. Pero otro momento especial es cuando Mia, "Poroto" y yo taqueamos en la cancha. Eso me trae muchos recuerdos de mi infancia.

–¿Cómo definirías a tus hijos?

–Son chicos con mucha libertad, que hacen las mismas cosas que los chicos de su edad. Tienen los pies sobre la tierra. Me gusta que entiendan el valor de la libertad, de la misma forma que lo comprendí yo cuando era chico.

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