El adiós a un estilo inconfundible y único de hacer bromas telefónicas

El adiós a un estilo inconfundible y único de hacer bromas telefónicas
Julio Victorio de Rissio, también conocido como Tarufetti, se hizo famoso en los años '90 con insultos y bromas pesadas a interlocutores. Tenía 97 años.
Y un día fue cierto, y la tristeza también. El doctor Tangalanga, el nombre artístico del humorista Julio Victorio De Rissio, un personaje más que famoso para varias generaciones de argentinos por sus ácidas y risueñas bromas telefónicas, murió en el día de ayer a los 97 años de edad.

Como figura pública, su muerte se había anunciado muchas veces, pero fue el mismo Tangalanga el encargado de desmentir su propio deceso: cuando se dijo en una oportunidad que había muerto, en realidad se encontraba tomando la merienda en su casa.

Sin embargo esta vez la noticia fue más que cierta, cuando sus familiares confirmaron que a los 97 años había fallecido en el Sanatorio Otamendi, donde había sido internado como consecuencia de diversos problemas de salud.

Contar su historia es remitirse a los últimos años de la década del '80, cuando sus siempre bromas subidas de tono comenzaron a ser conocidas por medio de cassettes que pasaban de mano en mano. Sus actividades, abrazando a su particularísimo humor, habían nacido en los años '70, cuando decidió divertir a un amigo que convalecía de una grave operación. Su método siempre fue siemple, pero no por eso menos efectivo; consistía en llamar por teléfono a alguien por azar y contarle una historia al interlocutor de turno que, tarde o temprano, estallaba de bronca hasta insultar a Tarufetti (nombre de uno de sus personajes) de las maneras más violentas y coléricas. Sus víctimas siempre fueron comerciantes, farmacéuticos, o masajistas a los que les reclamaba con amabilidad por algún servicio fallido, aunque en algún momento colocaba un insulto que conducía la conversación al caos y al absurdo.

En algún momento su identidad fue todo un misterio porque nadie lo había visto, mientras que los pocos que lo conocían guardaban bien el secreto, pero fue recién en 1994 que el recordado Jorge Guinzburg ofreció alguna pista en Peor es nada, su recordado ciclo televisivo. Ya en la pantalla de TV, la imagen de El Dr. Tangalanga era la de un señor mayor, bastante atildado, aunque sus rasgos estaban ocultos por un bigote y una barba postiza, además de un gorro con visera, en una imagen que jamás abandonó.

Luego de esas apariciones, su fama creció, al punto de visitar el programa de Susana Gimenez, y hasta su única incursión cinematográfica en el largo de animación argentino El sol (2009), de Ayar Blasco, visto en el Malba, donde su voz se escuchaba junto a las de otros actores. Con todo eso a favor, su paso hacia el mundo discográfico fue inevitable, llegando con Los llamados telefónicos del Dr. Tangalanga, a los 9 volúmenes, Los llamados inéditos del Dr. Tangalanga (4 volúmenes), Dr. Tangalanga: Cuentos con amigos y otros tantos, que vendieron más de 250 mil copias oficiales, obteniendo la certificación de Disco de Oro. También editó varios DVD.

El humor de Tangalanga cruzó el Río de la Plata y se afincó en Uruguay, donde cosechó miles de adeptos, lo mismo que en Chile, México y la colonia latina de Estados Unidos. «

Producción: Diego Gez.

luis alberto spinetta, entre sus fans famosos

Ídolo de los músicos. El doctor Tangalanga tuvo muchos fans, varios de ellos reconocidos como los ex Sumo Diego Arnedo y Ricardo Mollo, aunque su fan más acérrimo fue Luis Alberto Spinetta, que incluyó su voz en la canción "Lago de forma mía", de su famoso disco Pelusón of milk, de 1991.

Pero eso no fue todo, porque en ocasión del cumpleaños 90 de Tangalanga, El Flaco reconoció su admiración por el humorista, y mucho más tarde escribió el prólogo del libro Las cosas que hay que oír (Los llamados telefónicos del Dr. Tangalanga). "He aquí un brevísimo ejemplo del surrealismo verbal que se repite en las más insólitas formas, cuando escuchamos los cassettes de este genio underground del humor argentino.Lo importante aquí es la risa que nos genera, ese sentido de querer repetir la risa y no ya toda la otra locura de estas ciudades y, sobre todo (…), tener el placer de ver al maravilloso ser humano que esconde...", sostuvo el Flaco Spinetta.

algunas de sus frases emblemáticas

–"La pared aguantó, mi dedo aguantó, el clavo no entró. ¿Usted qué martillo me vendió?"

–"¡Roccatagliatta, agarrame la batata!"

–"Si Cristo murió en la cruz con tres clavos solamente, ¿cómo no muere tu hermana qué la clava tanta gente?"

–"No, hijo de mil putas no soy. ¡De una puta sola!"

–"No, yo no soy un pedazo de pelotudo, ¡soy un pelotudo entero!"

–"Ojo por ojo, muela por culo."

–"Usted tiene un ligero acento, o más que acento tiene punto suspensivo."

–"¿Usted es chino o correntino?"

–"Yo no gasto teléfono porque cuando llamo a un pelotudo no pago."

–"Ayer pasé por tu casa, pensando que me querías, me cagué en la puerta, ahora que no me querés, dame la mierda que es mía."

–"Te veo tan amargada, siempre mostrando tu histeria, es por eso que tenés todo el orto a la miseria."

–"¿Vos sos Carlos, el de los calzoncillos cortos y los huevos largos?"

–"¡Yo llevé para arreglar un caballete, pero ahora te lo podés meter en el orto, o en el ojete!"

–"¡Vos tenés un instituto, y vos sos puto!"

–"Yo soy Quintana, el que vive en la vuelta manzana."

–"Yo soy Portela, el que se tragó la vela."

–"Yo soy Quintana, el que se encamó con tu hermana."

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