Sin acuerdo a 24 horas del límite para el default de EE.UU.

Sin acuerdo a 24 horas del límite para el default de EE.UU.
Las negociaciones entre el gobierno y la oposición republicana están estancadas. Críticas de las calificadoras de riesgo crediticio.
“Esto es muy, muy serio”, exclamó el senador republicano por Arizona y ex candidato a presidente, John McCain.

“Los republicanos tienen que entender que han perdido la batalla; que tal como lo predije hace semanas no podrían ganar porque estaban demandando algo que no era posible.” McCain se refería así a la manera en que la oposición condicionó la reapertura del gobierno y el aumento del techo de la deuda a la revocación del Obamacare, el sistema de seguridad social impulsado por el presidente Barack Obama.

Las palabras de McCain, sin embargo, no son compartidas por sus colegas en el Partido Republicano. Pese al peligro de que EE.UU. caiga en default si no hay acuerdo mañana jueves, seguían ayer con todas sus exigencias.

Anoche, los líderes republicanos de la Cámara de Diputados se disponían a presentar un nuevo proyecto de ley. Pero a último momento lo cancelaron porque no contaban con los suficientes votos de su propia gente para que sea aprobado. La falta de acuerdo en el seno del partido republicano, en donde una fracción ultraconservadora ligada al Tea Party no quiere ninguna concesión, ha colocado al país al borde del default por primera vez en su historia.

Frente a semejante peligro, la agencia calificadora de riesgo crediticio Fitch anunció ayer que había colocado a EE.UU. en observación con una “perspectiva negativa”. “Aunque Fitch sigue creyendo que el límite del techo de la deuda se incrementará pronto”, la creación de esta crisis como un arma negociadora y la reducción de la flexibilidad financiera “podrían aumentar el riesgo de una suspensión de pagos”, dijo la agencia.

Según, Fitch las prolongadas negociaciones para aumentar el techo de la deuda “ reducen la confianza en el papel del dólar estadounidense como principal divisa mundial de reserva” ya que “arrojan dudas sobre la fe y el crédito de EE.UU.” “Esta ‘fe’ es una razón clave por la que la calificación ‘AAA’ de EE.UU. pueda tolerar un nivel sustancialmente mayor de deuda pública” que otros países con la máxima calificación, agregó.

De hecho, de acuerdo a un estudio realizado por Macroeconomic Adviser dado a conocer ayer, la lucha entre republicanos y demócratas por el presupuesto en los últimos tres años ya le ha costado al país 2.000.000 de puestos de trabajo y ha reducido el crecimiento del Producto Bruto Interno en un 1% desde 2010.

El FMI alertó que, si Estados Unidos no eleva el techo de la deuda y cae en default, la crisis que tendrá lugar sería igual o peor a la de 2008, cuando la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers se expandió por todo el planeta y puso de rodillas al sistema financiero. A eso se agrega el impacto que tendrá a nivel internacional. Todo el mundo padecerá las consecuencias, pero el que más expuesto está ahora es China. Beijing es el acreedor número uno de Washington. Tiene en su poder el 8% de los bonos del Tesoro.

En una columna publicada en el Financial Times, David Li explica que EE.UU. puede seguir emitiendo deuda siempre y cuando el ritmo de la emisión sea menor al del crecimiento económico, menos la tasa real de interés. De esa manera puede endeudarse, sin nunca realmente pagar su deuda.

Un default técnico de algunos de los bonos del Tesoro sería el principio del fin de este magnífico juego al que el Gobierno federal ha estado jugando, dice David Li. Lo que no se entiende, sin embargo, es por qué el gobierno no ha comenzado a diversificar su portafolio, como lo ha hecho Japón. Más allá de las duras declaraciones chinas sobre que hay “desamericanizar” el mundo, en la práctica no han hecho nada para lograrlo.

De acuerdo con Li, la única explicación es que Beijing quiere guardar los bonos para que Washington no critique la manipulación de la moneda y los subsidios a las empresas públicas. A eso habría que sumarle la manera en que está mintiendo sobre sus estadísticas, al mejor “estilo Argentina”.

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