Ya hay 12.700 mutaciones de Covid: cómo será el futuro "a corto plazo" del virus

Ya hay 12.700 mutaciones de Covid: cómo será el futuro

Aunque no hay muchas certezas, los investigadores sostienen que el avance del virus seguirá siendo como hasta ahora.

Los virus no controlan sus mutaciones, pero el proceso evolutivo siempre da como resultado una mejor adaptación al medio, en este caso, a los seres humanos. Conocer sus mutaciones resulta interesante para realizar una vigilancia genómica de la pandemia, pero también para saber el impacto que pueda tener la evolución del virus sobre ella.

Desde que el SARS-CoV-2 realizó el salto a nuestra especie ha acumulado más de 12.700 mutaciones. La mayoría no tienen consecuencias biológicas, pero otras han dado lugar a nuevas variantes. Algunas de ellas se denominan variante de interés (VOI) o de preocupación (VOC).

Al inicio de la pandemia, cuando todavía no se tenía un control sobre la transmisión comunitaria del virus, hubo un periodo de rápida diversificación genética del virus coincidente con su transmisión en cada región geográfica. A partir de marzo de 2020, con la llegada de los confinamientos en casi todo el mundo, ocurrió una extinción masiva y una homogeneización de mutaciones.

Sin embargo, tras la relajación de las restricciones en el mundo, se produjo una nueva diversificación, esta vez de forma más progresiva. Esta fase de la evolución del coronavirus tuvo un importante componente geográfico, donde la aparición de mutaciones y variantes se agruparon por regiones geográficas.

Hasta la fecha han aparecido más de 100 mutaciones que dan lugar a cambios en la secuencia de aminoácidos de las proteínas del virus. Algo a tener en cuenta es que algunas de estas mutaciones han surgido recurrentementeen diferentes variantes o linajes a lo largo de todo el planeta de una manera completamente independiente.

Hay tres posiciones en el genoma que han sufrido mutaciones claves en la evolución de la pandemia hasta la fecha. La primera es la mutación D614G en la proteína de la espícula. Las otras dos son la R203K y la G204R, que han ocurrido en la proteína de la nucleocápside del virus.

La mutación D614G apareció hacia febrero de 2020 y se ha detectado en la variante alfa, contribuyendo a su expansión a otras zonas geográficas, principalmente europeas en su inicio. Pero también surgió en prácticamente todas las variantes de interés como la beta y la delta.

En el año y medio que ha pasado de pandemia, el SARS-CoV-2 está adaptándose a los humanos, así como a diferentes especies animales, siempre con el fin de sobrevivir. De hecho, las principales mutaciones están favoreciendo la transmisibilidad, sobre todo en su rapidez, y en menor medida están favoreciendo la resistencia a la inmunidad.

La transmisibilidad del virus es alta en comparación con otros virus respiratorios, lo que juega a favor de su supervivencia, al igual que su ventana de contagio relativamente amplia en algunos infectados asintomáticos o presintomáticos. Aunque la mortalidad es relativamente baja en el conjunto global de la población, como ya hemos visto, el virus es capaz de saturar el sistema sanitario y tener una alta letalidad en grupos de edades avanzadas.

Las tasas de letalidad globales del virus no son determinantes en la supervivencia del SARS-CoV-2, ya que las principales tasas de ataque ocurren en estadios menos graves de la enfermedad. Esta circunstancia hace que la evolución del coronavirus no esté determinada por lo que ocurre tras el proceso de infección, en el curso de la enfermedad y la subsiguiente convalecencia en el hospedador.

Por tanto, es poco probable que ocurran mutaciones en el virus que supongan un cambio drástico en su letalidad (mayor o menor). Según los expertos que hablarocn la BBC, será cuestión de azar que algunas mutaciones acaben siendo más o menos letales.

Lo que sí es esperable es que surjan nuevas mutaciones que aumenten la capacidad de transmisión del virus. También son posibles las mutaciones que supongan una menor eficacia de las vacunas. Su éxito dependerá de lo rápido que se consiga inmunizar a un elevado porcentaje de la población mundial.

Aunque es pronto para tener alguna certeza, no se puede descartar que haya que variar la composición de las vacunas en un futuro para incluir variantes nuevas que puedan inducir una respuesta inmune más eficaz.

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