En los últimos 14 años se fugaron del país más de USD 130.000 millones

En los últimos 14 años se fugaron del país más de USD 130.000 millones

El Indec estimó que los activos externos de los argentinos ascendieron a marzo último a USD 239.656 millones. Representan una vez y media el total de la deuda externa que ascendió a USD 163.236 M

La fuga de capitales ha sido alimentada por las crisis recurrentes y las incapacidades de los diferentes gobiernos de diseñar políticas que combatieran la economía informal que asciende a un 40% del PBI, de ahí que prácticamente se duplica cada diez años.

Por eso no se detuvo en los primeros tres meses de 2016, con USD 3.200 millones en el total y en más de USD 4.100 millones si se excluye al sector financiero, pese al cambio de humor que generó un nuevo Gobierno que inició su gestión liberando varias de las ataduras que había anudado la administración anterior, como el cepo cambiario, las retenciones a las exportaciones, la reducción de la presión tributaria sobre los asalariados y pymes, disminuyó fuertemente los subsidios a las empresas proveedoras de servicios públicos, y honró la deuda con los holdouts que exigió un fallo judicial después de haber pasado por todas las instancias. Así surgió del informe ampliado de la Balanza de Pagos que difundió el Indec.

Antes de la crisis del Tequila que tuvo lugar en 1995, cuando entró en severa crisis la economía mexicana, los activos externos de los argentinos se habían estimado en USD 64.420 millones, inferior en unos USD 23.000 millones al monto total de la deuda externa.

Desde 2005 los capitales fuera del circuito productivo superan al endeudamiento del país

Esa brecha negativa se intensificó hasta la crisis de 2001, porque el desequilibrio de las finanzas públicas se financiaba en gran parte con la toma de endeudamiento externo, al punto que en seis años se había incrementado en USD 65.000 millones, pero al mismo tiempo ese cuadro de inestabilidad mantuvo activas las fuentes de escape de capitales del sistema institucionalizado, porque anticipaba confiscaciones, como repetidamente ocurrió en la Argentina, aunque a un ritmo menor: USD 32.500 millones.

 Las crisis recurrentes de la Argentina incentivaron la cultura a la fuga de capitales de las garras del fisco

Licuación parcial de la deuda pública

Pero a partir de allí se transitó un camino de cierre de la brecha negativa entre activos externos y deuda con el resto del mundo, hasta pasar a un saldo singularmente positivo de más de 50%, al punto que ahora con los capitales acumulados fuera del circuito bancario se podría cancelar toda la deuda externa y quedarse con un excedente de más de U$S76.420 millones, más del 15% del PBI de la Argentina.

Una de las razones de semejante brecha fue que tras la crisis de 2001, que provocó el default, una mega devaluación y la pesificación asimétrica entre activos y pasivos, se pasó a una quita de deuda con acreedores que posibilitó una baja nominal del endeudamiento externo en más de USD 60.000 millones, mientras que ese estado de caos hizo que se sostuviera y hasta se acrecentara la fuga de capitales.

 Cepos y exceso de regulaciones con creciente aumento de impuestos potenciaron la salida de capitales

Otra de las causas de esa sangría de recursos, fue el incentivo a evadir las garras del fisco que provocó una política que entre 2007 y 2015 se concentró más en promover el consumo que la inversión y las exportaciones.

Así se llegó a una relación actual de activos externos sobre deuda externa de 147%. Bajó 10 puntos porcentuales respecto del pico de 156% que había tocado a fines de 2014, y se prevé que volverá a bajar en otros 14 puntos porcentuales en este trimestre que finaliza, cuando se agregue a las cuentas internacionales el aumento de la deuda pública en más de USD 20.000 millones para cancelar los bonos que estaban en poder de los holdouts, asistir a las debilitadas finanzas de varias provincias y fortalecer la posición de reservas del Banco Central.

Exteriorización patrimonial

Ahora el Gobierno de Cambiemos espera que parte de esos recursos fuera de la Argentina, y fuera del sistema financiero pero guardados dentro de la frontera, se exterioricen con la propuesta de amnistía fiscal que comenzó a debatir el Congreso, con el objetivo de anticiparse al convenio de la mayoría de los países de comenzar a compartir información tributaria de los no residentes.

Pero también la respuesta a esa iniciativa puede constituir una señal para la inversión extranjera directa, porque si los residentes no manifiestan una mejora de la confianza en su país, menos lo harán quienes no habitan, excepto que se les ofrezcan altas tasas de rentabilidad en corto plazo.

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