Si tuviera que elegir un lugar para el Gobierno de la Provincia, sería Tandil”

Si tuviera que elegir un lugar para el Gobierno de la Provincia, sería Tandil”

El presidente de la Cámara de Diputados promete que nuestra ciudad será el modelo que tomará en caso de llegar a la Gobernación, objetivo que, asegura, no lo desvela: “Si es de dios que sea, va a ser”

-De un tiempo a esta parte podría decirse que los astros se alinearon a su favor. Aunque tratándose de usted habría que decir “los ángeles” por su profundo catolicismo…

-Ja, ja, sólo soy un optimista compulsivo, a quien el peronismo colocó en lugares que jamás imaginé.

-Dicen que quien quiere ‘colocarlo’ como gobernador es el Santo Padre, ¿qué sabe de eso?

-Sólo sé de alguien de quien tengo un apoyo determinante.

-¿De quién?

-De mi mamá. Y de mi hija, mi nieta y hasta de mi mujer, que me levanta la autoestima. Lo demás no sé, trato de ser muy cuidadoso con el Santo Padre, él es pastor de la humanidad, no se lo puede involucrar en un proceso interno.

-En Tandil, en cambio, algunos no dudan en asegurar que es el predilecto del padre Troncoso. Mire que si el padre Raúl se pronunciara públicamente ganaría en la ciudad.

-¡Vamos ahí! (risas). Yo siento una gran admiración por sacerdotes como Raúl Troncoso, que se la juegan y dan testimonio de cómo vivir el Evangelio, comprometidos con su pueblo.

-Es evidente que no va a decir ni una palabra del apoyo ‘celestial’.

-Es que yo creo en la señal de los tiempos, me dejo llevar por ella. Dios habla, da señales. Y no piense que esto es un diálogo religioso ni estoy loco, no; yo creo en esa señal, que coincide con un papa argentino y una Presidenta que puso en valor el rescate del concepto de patria.

-¿Y  un Julián Domínguez gobernador?

-Pienso que si uno como instrumento sabe interpretar los tiempos y tiene la humildad de entender que es parte de una generación, las posibilidades son muchas. La clave está  en saber liderar una etapa de crecimiento. Tandil puede ser esa muestra de la provincia que soñamos.

-Desde la oposición, varios hablan de una provincia devastada, ¿no tiene miedo a la herencia?

-Esa es la diferencia que tenemos los peronistas con la oposición: para nosotros la historia de la política es sin beneficio de inventario. Ellos viven quejándose  de la herencia y cuando tienen que hacerse cargo se van antes de tiempo. Nosotros aceptamos la realidad, nos zambullimos en los problemas para resolverlos. Buenos Aires está más desendeudada, tiene más parques industriales -pasó de 40 a 100-, transfirió más recursos a los municipios. Nos falta infraestructura vial, pero vamos a generar el financiamiento para hacerla.

-Le anticipo que en el caso de Tandil esa problemática es más complicada que en ningún otro lado.

-Se da en toda la provincia. Pero están las condiciones para generar recursos y el endeudamiento necesario  para avanzar. Necesitamos 3.000 millones de dólares y Buenos Aires tiene resto para hacerlo. Son más de 5.000 kilómetros de ruta que hay que reparar en los próximos cuatro años. Aparte: si no tenemos confianza, ¿qué vamos a hacer los bonaerenses?

-Animarse y pelear por mayor coparticipación.

-¿Y seguir esperando? La coparticipación necesita de un acuerdo de las 24 provincias; ir por esa vía es ir a un cementerio de decepciones: nunca van a dar el acuerdo para que recupere coparticipación, hay que conseguir mejor negociación con la Nación, mejor financiamiento y una revisión de la estructura tributaria de la provincia, pero no por caminos que no conducen a nada.

-¿Quién va a ser el precandidato a vice que lo acompañe?

-O la vice… La semana que viene se va a saber.

-¿Será mujer entonces?

-Puede ser, puede ser. Cincuenta y cincuenta.

-Sabiendo que venía a verlo un ‘gaucho’ me dijo: “Está bien: borrar todo lo que hizo el kirchnerismo sería un error.  Pero mantener todo igual, ¿no es un error también?, dígaselo a Domínguez”. Creo que no está mal el razonamiento, ¿no? Y recuerde que entre la gente de campo usted dejó una buena imagen.

-Y usted vaya y pregunte a ese ‘gaucho’, como dice, qué nos pasaba hace 12 años, cuando estaban quebrados y los bancos eran dueños de más del 60 % de los campos del interior. Este es un país que cambió absolutamente y ellos saben más que nadie que el peronismo le ha permitido ganar plata y cuidar sus negocios.

-Si es así, ¿por qué llevan tantos años furiosos con este Gobierno?

-Siga la evolución de la década: una cosa es que estén furiosos, discutan y otra cómo eligen a la hora de cuidar sus intereses. ¡Cuando tienen que elegir terminan eligiendo gobiernos peronistas! Pueden estar enojados pero no se puede negar que se ha recuperado el valor de la tierra, se duplicó la producción y se crearon estrategias de generación de valor agregado y de búsquedas de nuevos mercados.

-¿Realmente cree que va a ganar? Porque si bien ya no tiene un tandilense como adversario ahora hay un quilmeño en la vereda de enfrente. Y usted ya sabe, los tandilenses somos más buenos…

-(Risas) Yo estoy seguro de mi fe y creo en el destino. Soy el hijo de una portera, soy el que a los ocho años vendía helado, el que lavó copas y levantó palos de bowling allá en Chacabuco y si no creyera en el futuro, si no creyera en Dios, no estaría acá.

-¿Se siente un poco más cerca de la Gobernación, sí o no?

-Si es de Dios que sea, va a ser, pero es algo que no me pertenece. Voy a poner todo de mí y ojalá pueda volver a Tandil como gobernador, porque si me dicen un lugar para vivir, yo lo elegiría. Y si tuviera que elegir un lugar como sede del gobierno, también elegiría a Tandil.

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La ‘ciudad soñada’ de un chacabuquense que llegó lejos

Nacido hace 51 años, Julián Andrés Domínguez es un abogado peronista que compite con Aníbal Fernández no sólo por la candidatura a mandatario bonaerense desde el Frente para La Victoria sino por quien recorrió más y mejores cargos, ya que fue diputado nacional, ministro del Interior, intendente de su ciudad, Chacabuco; ministro de Obras Públicas de la Provincia, jefe de Gabinete de la Nación, ministro de Defensa  y también de Agricultura.

Desde 2013 preside la cámara Baja y allí en su despacho, recibió a El Eco y fue él quien abrió el diálogo trayendo a la memoria que en su condición de ministro de Agricultura de la Nación tuvo la posibilidad de trabajar “y mucho” -acotó- para conseguir la Denominación de Origen del salamín tandilero.

“Lo hicimos con los Cagnoli  y fue una experiencia muy linda no sólo para mí como funcionario sino para el país, porque fue la primera identidad que reconoce el origen del sistema de producción”.

Desde entonces, su vínculo con Tandil no paró de crecer (tiene familiares políticos en la ciudad) y su participación en cada procesión en la Semana Santa es infalible.

“Trato de ir todos los años, ahora, lo que viví en la última Semana Santa no lo viví en ninguna otra ciudad, no solamente en la peregrinación como expresión de la fe sino también en el encuentro a la noche, en esa feria, donde había más de 15.000 personas”.

-¿Por ese lado viene su predilección por Tandil?

-Sí, porque creo que tiene que ver la identidad cristiana, con el sentimiento del pueblo argentino. Los valores cristianos en la provincia de Buenos Aires están presentes, los valores marianos, como identidad, como expresión de la religiosidad popular y Tandil es la demostración más fuerte de esa identidad. Incluso mi acercamiento al peronismo se dio por ese lado, sin darme cuenta en la escuela secundaria, durante la dictadura, a través del padre Zaccardi.

-¿Qué pasó?

-Como sucede con el padre Troncoso en Tandil, él nos formó en el espíritu del pueblo de Israel liberado del imperio egipcio, que marchó hacia los 10 mandamientos. Nosotros también somos un pueblo que marcha por su liberación, eso es algo que está en el corazón del pueblo cristiano, los valores de la doctrina social de la Iglesia, la opción preferencial por los más pobres, todo eso conforman los valores que hacen a la identidad del ser argentino, que muchas veces se taparon, pero hoy es un momento de resurgimiento de la conciencia histórica. Por eso admiro tanto a Raúl, por el compromiso con su pueblo. Y le digo más: en nuestro pueblo hay un sacramento que es más sagrado: es el de la fe que nuestro pueblo tiene en Dios o en lo que lo trasciende. Eso crea permanentemente un deseo de superación de la provincia de Buenos Aires, particularmente a quienes somos del interior. Por eso quiero ir siempre a Tandil.

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