Luego de que ayer por la noche se desarrollaran la tradicional marcha por las calles de Luján y la posterior vigilia en el teatro El Galpón, esta mañana, en la Plaza de los Derechos Humanos, las Madres de Plaza de Mayo realizaron el acto central por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Ante un marco amplio en el que se contaban representantes de organismos vinculados a la defensa de los derechos humanos, militantes de diversas agrupaciones y concejales de distintas fuerzas políticas, la cita comenzó con la entonación del himno patrio y la lectura de los nombres de los 24 detenidos desaparecidos de nuestro distrito.

A continuación se dio lectura a un documento "de unidad" a través del cual se fijó posición sobre los hechos, motivaciones y circunstancias que rodearon al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, denunciando la participación de los sectores económicos concentrados y la complicidad de medios de comunicación. "Por eso caracterizamos el golpe como cívico militar", señalaron. El comunicado fue suscrito por la Agrupación Néstor Kirchner, el Partido Justicialista, Nuevo Encuentro, Frente Popular Darío Santillán y Marea Popular. También se citaron adhesiones de las agrupaciones Compromiso Peronista, Arturo Jauretche y Corriente Peronista Descamisados.

Luego fue el turno de la madre de Plaza de Mayo, Rosa Palazzo, quien recordó a sus tres compañeras de lucha que cayeron víctimas del terrorismo de Estado y compartió un texto del abogado y constitucionalista Eduardo Barcesat. "Estamos acá y ojalá sigamos estando. Recordemos siempre a los desaparecidos. Ellos pagaron una culpa que no tuvieron", señaló Palazzo. "Veo que ahora los recuerdan con mucho respeto, cosa que nos costó mucho conseguir porque nos decían las locas de la Plaza. Locas por nuestros hijos, locas por una injusticia", completó, en tanto pidió a los jóvenes que "se preparen para actuar en política" y les aconsejó "mantenerse lejos de la violencia". "Podemos discutir y hablar. Nunca hubo violencia en las Madres", subrayó.

Por último, ya con el micrófono abierto a la concurrencia, Isidoro González y Víctor Correa, ambos detenidos en los años previos al golpe, ofrecieron su testimonio. González leyó un escrito de su autoría como un ejercicio de "traer a la memoria y aprender sobre este suceso tan complejo, tan enmarañado, tan horrible, al que hemos dominado, pero que todavía persiste en ciertos personajes sueltos que pueden hacer muchos mal". Correa, por su parte, denunció la "lentitud sospechosa de los juicios a los represores" y deseó que la militancia siga siendo "un canto a la vida".