Ni el recuerdo del 11 de Septiembre consiguió acallar la campaña

Miles de personas se congregaron en la Zona Cero de Nueva York para recordar a las casi 3000 víctimas; Clinton y Trump participaron sin hacer declaraciones; las divisiones salieron a la luz

 

- Al menos por un día, la campaña presidencial debía enmudecer. Como en cada 11 de septiembre, los norteamericanos intentaron dejar de lado sus divisiones para recordar a las víctimas del peor atentado terrorista de la historia en el bajo Manhattan, epicentro del ataque. Pero los dos candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump, coincidieron en esa ceremonia y el clima electoral contagió la jornada.

Un cerco de vallas y policías rodeó la Zona Cero, donde hace 15 años las Torres Gemelas fueron reducidas a escombros.

Ahora, el One World Trade Center domina la silueta de Manhattan, pegado a las dos fuentes construidas sobre las huellas que dejaron los rascielos, y el Óculo diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava se ha convertido en una de las atracciones más jóvenes más de la ciudad.

Ayer, miles de personas se congregaron para recordar a las casi 3000 víctimas de los atentados. Entre ellas estaban Clinton y a Trump, quienes, por historia y protocolo, estuvieron rodeados por algunos de sus principales aliados. Ninguno hizo declaraciones.

La primera persona a la que saludó Trump fue a Rudoph Giuliani, alcalde de Nueva York cuando ocurrieron los atentados, y uno de sus más acérrimos defensores. El republicano también cruzó un par de palabras con el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, que estuvo cerca de ser su compañero de fórmula.

A Trump se lo vio sonriente también en un cruce con Michael Bloomberg, tres veces alcalde de la ciudad, pese al contundente respaldo que le dio a Hillary Clinton.

Bloomberg denostó al magnate inmobiliario en la convención demócrata, en un discurso en el que respaldó formalmente a Hillary Clinton.

La demócrata estuvo flanqueada por el alcalde Nueva York, Bill de Blasio, ícono del progresismo norteamericano; el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y el senador de Nueva York, Chuck Schumer.

Clinton dejó abruptamente la ceremonia alrededor de una hora y media después del tradicional minuto de silencio de las 8.46, la hora a la cual el primer avión impactó en la torre norte, debido a un "golpe de calor", indicó Nick Merrill, uno de sus voceros. Clinton trastabilló al subirse a su camioneta, algo que encendió una luz de alarma sobre su salud. Horas después sus médicos admitieron que se le diagnosticó una neumonía.

Para muchos, la presencia de los candidatos presidenciales no alteró un día dedicado alrecuerdo y a la reflexión. Para otros, fue un recordatorio de las divisiones que ha encendido la campaña presidencial, caracterizada por una retórica ácida.

Amber Salcedo, hija de dominicanos de 20 años, fue una de las personas que participaron de la tradicional lectura de los nombres de las víctimas de los atentados. Tenía cinco años el día que su padre perdió la vida. Para ella, la presencia de los candidatos fue secundaria

"Fue un honor grande, es la primera vez que leo su nombre", dijo a LA NACION al retirarse de la ceremonia.

A unas cuadras, en una esquina, Gary Jone sostenía una bandera de Estados Unidos y mostraba un cartel con la leyenda: "Soy norteamericano, no una canasta de deplorables", una protesta a una frase que utilizó Clinton para referirse a la "mitad" de los seguidores de Trump. Clinton se disculpó, pero esa frase ya es un nuevo dolor de cabeza para su campaña.

"No tiene derecho a llamarme deplorable. Somos votantes y tenemos derechos", se despachó Jone.

Mari Kenney, 63, una votante demócrata, neoyorquina, a favor de Clinton, y Celia Tackaberry, 52, votante indepediente e indecisa, son dos amigas que fueron a rendir homenaje a las víctimas y dejaron a la vista sus diferencias políticas. "Hillary no me inspira y no confío en ella. Quiero esperar hasta los debates para decidirme", dijo Tackaberry. "Estoy espantada con la candidatura de Trump", retrucó Kenney.

Rich Eaton, 60 años, viajó desde Connecticut. "Por una simple razón: no olvidamos", dijo. Cuando LA NACION le preguntó por la presencia de los candidatos, expresó un sentimiento compartido por una gran parte del país: "Son los dos peores candidatos que jamás hemos tenido".

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