Crecen los contagiados en los barrios populares y en los geriátricos. El gobierno de la Ciudad espera que esta primera semana de regreso de comercios y actividades aumente aún más la cifra. ¿Puede haber marcha atrás?
El aumento de casos positivos de coronavirus en la Ciudad de Buenos Aires mantiene en alerta a los funcionarios porteños. Aunque esperaban las cifras desalentadoras que se conocieron a lo largo de la semana, especialmente las que refieren a contagios en barrios populares, ya no descartan tener que dar marcha atrás con la flexibilización de la cuarentena que comenzó a implementarse esta semana.
El día clave será el próximo martes, cuando Horacio Rodríguez Larreta reúna al comité con el que define cada paso a seguir en el marco de la pandemia. Allí tienen una silla asegurada el ministro de Salud porteño Fernán Quirós, su par de Desarrollo Económico José Luis Giusti y los funcionarios que acompañan a cada uno. Se encontrarán para evaluar la situación hasta el momento y definir si dan marcha atrás con algunos permisos. La fecha no es aleatoria: les da el tiempo para analizar cómo se desenvolvió la curva de contagios la primera semana de reapertura y elaborar una nueva estrategia en caso de tener que reponer el aislamiento duro antes del 24 de mayo, cuando vence la actual prórroga.
Hoy en la Ciudad se resignan ante el hecho de que la curva de contagios continuará en aumento. La última cifra arroja 3087 infectados y 132 fallecidos. Se contentan con, al menos, comprender por qué sucede. Por un lado, el despliegue junto a Nación del operativo DetectAR en los barrios vulnerables para la búsqueda activa de casos sospechosos. Se acude a los contactos estrechos de los vecinos infectados para realizarles los tests y se consulta manzana por manzana si alguien presenta síntomas. Hoy se registró una cifra récord de nuevos casos en villas porteñas, 132, con lo que ya suman 891. La proyección semanal indica que hacia el fin de semana se alcanzarían los 1000. En tanto, solo en esos asentamientos perdieron la vida 9 personas. Operativos similares y un protocolo especial se aplica en los geriátricos.
Por otra parte, descuentan que permitir la reapertura de algunos comercios y la modalidad take away para bares y restaurantes vuelca más trabajadores y clientes a las calles y al transporte público. Más gente, más probabilidades de que el virus continúe su avance.
“Horacio (Rodríguez Larreta) y Fernán (Quirós) son defensores de la cuarentena y especialmente del aislamiento de los grupos de riesgo”, explicaron fuentes porteñas a El Cronista. En la Ciudad de Buenos Aires residen 650.000 adultos mayores; 4500 de estos están en los barrios vulnerables.
El jefe de Gobierno tendrá en cuenta una sola variable la próxima semana cuando defina si le pone punto final a la primavera de la cuarentena: la curva de contagios. “Si esto crece mucho se va a tomar la decisión de volver atrás”, ya advierten desde la Ciudad. ¿Cuánto es mucho? “Tiene que haber una curva de contagios más ascendente de la que hay hoy”, explican.
En las oficinas de jefatura de Gobierno en Parque Patricios saben que hay un sector de la población que no tomará bien un eventual regreso a de las restricciones más duras. Los mayores de 65 años creen que se verá muy afectada su vida cotidiana. Ya demostraron que pueden voltear las decisiones de Rodríguez Larreta cuando debió eliminar la obligatoriedad de que den aviso por teléfono cada vez que quieran salir de sus casas.
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