¿Para cuándo otro blanqueo?

¿Para cuándo otro blanqueo?

La pregunta se vuelve cada vez más recurrente. El último blanqueo, del año 2016, que fue todo un récord mundial al sincerarse más de u$s 116 mil millones, quedó muy lejos. Y tan solo pasaron 2 años y medio desde la “fecha de preexistencia” (fecha en que se podía blanquear: el 22 de julio del 2016).

 

Ocurre que Argentina lidera todos los rankings de evasión fiscal. Por ejemplo, el último informe de las Naciones Unidas (“ONU-Wider”), nos ubica en el puesto número siete del mundo. Las razones son muchas, pero, la principal está en el gran peso de los impuestos en Argentina: somos el segundo país con mayor presión tributaria, según el informe “Paying Taxes” del Banco Mundial.

El “premio por evadir” es muy importante para las empresas. Más aún, en años de alta recesión económica, en donde el empresario pone la lupa en lo que gasta (incluyendo, desde luego, los impuestos, que representan un porcentaje muy alto en su estructura de costos).

Sin dudas, también importa la percepción (o la confianza) del empresario. Y, debemos decir, muchos se deben sentir “traicionados” luego de que les volvieran a subir los impuestos (cuando les prometieron que se los iban a bajar), les impusieran bonos al personal por decreto, no les permitan ajustar por inflación, etc.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estima que la evasión fiscal equivale a un 7% del PBI. Para entender lo trascendente de este número pensemos que, el 18 de diciembre de 2018, cuando se conoció que el PBI había caído un 3,5%, fue noticia en todos los medios del país. Y la evasión fiscal duplica este número. Veamos, entonces, lo importante que es.

En 2016, la Argentina dejó de recaudar u$s 21.406 millones por maniobras de evasión impositiva, según el informe de “Tax Justice Network”. Si tomamos en cuenta el acuerdo firmado con el FMI (de u$s 57 mil millones), podemos entender la magnitud del problema al que nos enfrentamos.

Es decir, solamente en un año, el Estado dejó de recaudar el 63% del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional a causa de la evasión fiscal que existe. Desde luego que el Gobierno no es ajeno a estas cuestiones y estos indicadores. Nadie lo es.

Por esta razón, la AFIP se concentra en sistematizar los procesos, digitalizar y bancarizar la economía, obligar al uso del POS (tarjetas), ha creado el Sistema CEF (Capacidad Económica y Financiera), etc. Sin embargo, en tiempos de crisis, la necesidad (y la creatividad) supera cualquier control.

Nuevamente, vuelve a la sensación de que se aproxima (o más bien, que se necesita) un nuevo blanqueo o una nueva moratoria. El deseo, después de este nuevo blanqueo, es que finalmente los impuestos bajen, como es tendencia a nivel mundial. Que baje el “premio por evadir” y no seamos más “blanqueo-dependientes”.

La evasión no es solo un problema local. Últimamente se conocieron procesos y sentencias en contra de las figuras públicas más importantes del mundo, como Messi, Cristiano Ronaldo, Shakira, etc. También a nivel empresario. Yahoo, Apple, Google, Amazon, etc. enfrentan procesos fiscales en diversos países, a causa de maniobras de erosión tributaria internacional.

Tal como afirma la CEPAL, la evasión no solo se limita al ámbito interno. Por el contrario, a mayor inserción de un país en la economía mundial, mayor el posible deterioro de la base tributaria, porque se involucran volúmenes cada vez más importantes de fondos.

Justamente, para combatir la evasión, los países “desarrollados” están en un proceso de bajar los impuestos, a diferencia de lo que, lamentablemente, hemos hecho en los últimos meses.

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