En la orfandad política y la interna del Gobierno, los intendentes hacen su juego

En la orfandad política y la interna del Gobierno, los intendentes hacen su juego

Una recorrida por el territorio salteño puede provocar admiración y desconcierto, con la misma intensidad con la que un visitante llega por primera vez y conoce los paisajes de la amplia geografía provincial.

Para los más acostumbrados a estos escenarios, lo admirable y desconcertante al mismo tiempo, viene con las realidades que se viven en un extremo y otro de la provincia, donde cada pueblo o ciudad tiene a la crisis económica como elemento común, pero con estrategias diversas para intentar superarla o al menos afrontarla y no morir en el intento. Todo depende de la "cintura política" de cada intendente.

Es allí cuando la observación de esas realidades deja interesantes conclusiones sobre el abordaje de los problemas en los municipios, en un escenario totalmente distinto al que se vivía hace pocos meses. El cambio fue abrupto; no hay plata y la ausencia del esquema asistencialista del Estado dejó a los jefes comunales liberados a su capacidad e ingenio para llevar adelante la administración de la comuna.

Es así que mientras el intendente de Tartagal, Sergio Leavy, incursiona por municipios vecinos -por ahora con un plan para combatir el dengue en todo el norte salteño- su par de El Galpón, Federico Sacca continúa rearmando el pueblo luego del terremoto de octubre. Asumió en diciembre en reemplazo de Héctor Romero y sus propuestas de campaña chocaron de frente con lo impredecible de la naturaleza. Al margen de ello resulta increíble que ese lugar del departamento Metán no mantenga un tratamiento preferencial sobre impuestos y aportes con respecto a la catástrofe del año pasado.

En el medio, los municipios viven sus propias realidades tan duras como la certeza de que el famoso Plan Belgrano no aportará soluciones inmediatas para la reactivación del empleo. Los 1500 millones de dólares anunciados por el presidente Macri serán para obras que deben atravesar todo un proceso de licitaciones bajo la coordinación del gobierno nacional y ya no hay tiempo.

"El problema es que se están acabando las changas...cuando la gente empiece a ver que no tiene de donde sacar plata, la situación se va a poner más difícil", aseguró un intendente, mientras firmaba algunas órdenes de pago por servicios.

Sin avance de obras y con los ingresos acotados solamente a cumplir con los sueldos, los municipios respiran una tensa calma y tienen la mirada puesta en cada manifestación popular. No quieren decirlo frontalmente pero hay temor por desbordes, sobre todo en el norte de la provincia. "Estamos muy al límite" confesó otro jefe comunal que desvió por instantes la queja hacia el Ejecutivo nacional y puso el acento en lo que ocurre filas adentro del gobierno de Urtubey.

"Antes había más acuerdo. Vos llevabas un reclamo al Grand Bourg y alguna ayuda conseguías, pero ahora un ministro te da una respuesta y otro lo desautoriza. La interna está a la orden del día y eso es otro tema que nos quema. No tenemos nada que ver pero también sufrimos las consecuencias " expresó.

El intendente no quiso profundizar en el tema y tal vez se arrepintió de haberlo llevado a la mesa de café, pero terminó por confirmar lo que se rumorea sobre el déficit en la provincia en términos de decisiones políticas: las prolongadas ausencias del gobernador Urtubey provocan permanentes choques entre el ministerio de Gobierno y la jefatura de Gabinete. Juan Pablo Rodríguez y Carlos Parodi ya no muestran la misma concordancia a la hora de tomar determinaciones para afrontar los problemas.

Un ejemplo de ello es lo que ocurrió en Orán. La falta de reflejos de Lara Gros y la demora en una respuesta "de arriba", le dejaron el camino abierto al "Oso" Leavy para florearse con un operativo antidengue que le dejó un alto rédito político, más allá de los límites de Tartagal. "Para colmo lo hizo sin un mango... consiguió ayuda del Ejército, la Gendarmería, empresas privadas y voluntarios y se fue a descacharrar a Orán. Nada del otro mundo, pero la tarea tuvo un alto impacto entre la gente y no vino de la comuna local, ni del gobierno de la Provincia, sino de un intendente vecino".

Esos son algunos de los contrastes en el mapa de las intendencias salteñas, donde la crisis económica y orfandad política los deja liberados a su propio instinto.

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