Medio ambiente, bolsas y reciclaje: prohibir, ¿funciona?

Medio ambiente, bolsas y reciclaje: prohibir, ¿funciona?

La humanidad ha consumido hasta el 1 de agosto de 2018 el presupuesto de los recursos renovables de la tierra y es la fecha más temprana desde que el planeta entró en el sobreconsumo en la década del 70, según informan las Naciones Unidas. Esto indica claramente que estamos en una situación crítica a nivel mundial que exige cambios en las políticas de cuidado del medioambiente.

 

 

 

Para entender la fotografía del planeta como un sistema en convivencia entre el medio ambiente (fauna y flora) y la raza humana dominante, debemos primero cambiar los sesgos culturales sobre posturas conocidas como “ambientalistas”. Todos compartimos un objetivo: vivir en un planeta sano para obtener bienestar.

 

 

Con el rápido crecimiento de la población en el mundo y la acelerada incorporación de población con acceso a los bienes de consumo masivo inevitablemente trae como consecuencia un aumento en los residuos que generamos, seguido por la necesidad de tener sistemas eficientes de Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos.

 

 

En esta instancia es donde observamos la imperiosa necesidad de incrementar la eficiencia como sociedad para responsabilizarnos de lo que producimos, consumimos y descartamos.

 

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Prácticas prohibitivas

Como sociedad, tendemos a reaccionar sistemáticamente de manera errónea: buscamos remediar el supuesto “daño” que hacemos retrocediendo en el tiempo cambiando políticas sin dar mensajes con continuidad a los ciudadanos.

 

 

Llegamos a prohibir lo que estaba permitido, suponiendo que –si lo dejamos de hacer- desaparecen los problemas sin pensar en las consecuencias de las sustituciones y reemplazos que agravan la situación.

 

 

Se debe hacer uso de modernas herramientas comparativas del impacto ambiental de los productos, como el Análisis del Ciclo de Vida (ACV), para la redacción de leyes en todos los niveles institucionales, nacional, provincial y municipal.

 

 

La deficiencia en las prácticas prohibitivas es comprobable. Desde que se prohibieron las bolsas plásticas en CABA en 2017, la CEAMSE recibió un 0,6% más de residuos luego de 6 años de reducciones continuas.

 

 

La industria recicladora está trabajando al 50% de su capacidad ociosa debido al poco material reciclado que reciben en sus plantas perdiendo oportunidades de generación de empleo y ahorro de recursos.

 

 

Reemplazos

Cuando algo se prohíbe, solemos reemplazar un producto o una práctica por algo con prestación supuestamente similar que no nos obligue a modificar nuestros hábitos. Un ejemplo claro es el de las bolsas plásticas en CABA y su reemplazo por bolsas reutilizables sin haber hecho un estudio de impacto ambiental con bases técnicas y científicas.

 

 

Se les quitó la posibilidad a los ciudadanos de separar los residuos en su casa con las bolsas negras y verdes. Anteriormente en las primeras se separaban los residuos orgánicos y en las segundas, los reciclables.

 

 

En la situación de los sorbetes y vasos plásticos, el municipio de Pinamar legisló su prohibición y podrían ser reemplazados por otros con similares prestaciones que tendrán mayor impacto ambiental. Cuando reemplazamos un producto por otro, supuestamente menos dañino, no significa que producimos menos toneladas de residuos y en algunos casos aumenta.

 

 

El camino correcto es hacer un estudio integral de impacto ambiental basado en el ACV con fundamentos técnicos y científicos. Tampoco cambia el comportamiento del ciudadano ya que lo va a descartar de la misma manera que el anterior.

 

 

Tras estos resultados deficientes, volvemos a la raíz del problema: hay que educar, capacitar, enseñar con el ejemplo en un uso racional y responsable de los recursos que consumimos mediante una correcta disposición final con disciplina, reglas claras y constancia en el tiempo dado que los cambios de hábitos llevan más de una generación en adquirirlos.

 

 

Educar en hábitos

Como industria instalada y creciente hace varias décadas en todo el planeta, tenemos que educar sobre ciertos hábitos que pueden lograr una mejora en el impacto ambiental que seguimos haciéndole al planeta

 

 

- Fomentar una economía circular: el mundo está enfrentando el desafío global de realizar una transición hacia una economía circular con mayor eficiencia en el uso de los recursos. Debemos reciclar los residuos que generamos, los plásticos usados no son un residuo, son un recurso para la industria recicladora plástica que genera una segunda vida para los plásticos generando nuevos productos que vuelven a entrar en el circuito de consumo con unahorro sustancial de energía, emisión de gases con efecto invernadero y ahorro de recursos.

 

 

- Educarnos en el uso responsable sobre lo que consumimos y dónde lo desechamos: la etimología de educare proviene del latín y significa “avanzar”. Si avanzamos como civilización hacia una convivencia en armonía con el planeta que nos alimenta y nos da vivienda, entenderemos que la solución no yace sobre el olvidarnos de lo que consumimos y derivar el problema al planeta. Es más fácil prohibir que educar con las consecuencias mencionadas

 

 

Gestión integral

Esta solución parece tan simple, pero puede sonar, al mismo tiempo, muy idealista a partir del deficiente sistema Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) que proveen los gobiernos provinciales y municipales.

 

 

Son pocos los gobiernos provinciales que ofrecen logística diferenciada de recolección para que cada persona separe los residuos reciclables en bolsas normalizadas y diferenciadas que son suministradas por los supermercados como bolsas de acarreo.

 

 

Asimismo, son pocos los que agregan tachos de residuos para reciclables en la calle o acciones para educar cómo y qué reciclar con consignas claras y precisas al ciudadano. Ecoplas ha realizado una importante contribución creando una Certificación Ambiental, la denominada marca Manito, que identifica y comunica claramente qué envases y productos son reciclables contribuyendo así a la economía circular. Los productos que tienen dicha marca están reconocidos por la Oficina Nacional de Contrataciones como prioridad de compra por su carácter sustentable.

 

Ecoplas, es una entidad técnico profesional especializada en educar y capacitar sobre el uso racional y responsable del plástico, separación de los residuos y su reciclado. De esta manera, concientizan que mientras se siga prohibiendo no se avanzará de ninguna forma en pos del beneficio del planeta. Con este propósito, ya han capacitado a más de 2000 alumnos, 150 docentes y 500 recicladores urbanos.

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