RP.- Ante lo que sucedió en Costa Salguero, ¿usted hace hincapié en la prevención?

Sí, claramente lo que yo sostengo es que son muertes evitables de las decenas que pasan todos los meses en este tipo de fiestas. Esto tiene que ver con la ausencia del estado en no investigar y desbaratar todas estas cocinas de drogas sintéticas que hay en la Argentina, fundamentalmente las organizaciones de estas fiestas electrónicas.

Si nosotros no aprendemos de las experiencias en el mundo, de Gran Bretaña donde por ejemplo están prohibidas desde el año ’94, de Alemania desde el 2010, de los países del mundo en donde están limitadas con un gran trabajo de inteligencia previo cada vez que se autoriza alguna, nos van a seguir pasando estas cosas. Los chicos de clase media alta se nos van a morir en la rave, los de clase baja se nos van a morir por el paco tirados en los barrios.

RP.- Es extraño al parecer porque se habían hecho otras fiestas de estas características y no había habido muertes.

Hubo muchos más muertos, lo que pasa es que hubo complicidad de la policía y la justicia y los damnificados terminaron muriendo en las guardias por otras razones pero fueron todas producto de las fiestas electrónicas, se cobran vidas todos los meses. Se puede ver lo que paso acá en La Plata en Capital, pasa en todos lados.

El diez por ciento de lo que contiene una pastilla de esas, es droga ilícita en el deporte. O sea que la toma un deportista de alto rendimiento, va a rendir un poco más, imagínese si diez veces más de lo que toma ese deportista es consumido por alguien sin ningún entrenamiento para matarse bailando  cuatro o cinco horas en una fiesta y no es una pastilla, son más de una.

RP.- En Capital Federal ya se está hablando de cierta analogía con Cromañón porque se señala el tema de los controles, la falta de agua, la ausencia del estado, los funcionarios ¿se puede comparar?

No tenga ninguna duda que es el mismo concepto, lo único que acá no hubo fuego porque es sabido que quienes consumen ese tipo de drogas necesitan consumir mucha agua. Las botellas de agua se empezaron a venderse a 70 pesos y terminaron vendiéndose a 100. Los baños no tenían agua. Si hubiese habido fuego ni siquiera tenían para mojar un pulóver, una remera para taparse la boca y no respirar el humo. Esto es exactamente lo mismo que pasó en Cromañon con el agravante que se tiene conciencia de lo que pasó en aquel momento.

RP.- ¿Está al tanto de los dichos de la senadora Mónica Macha, sobre la vinculación del secretario de Cultura provincial con uno de los organizadores de la fiesta?

No la verdad desconozco. De lo que tendría que tendría que dar cuenta Macha es de los 12 años que su partido estuvo al frente en el poder ejecutivo y del último candidato a gobernador que tuvieron, responsable del ingreso de la efedrina a la Argentina. Hubiese pedido explicaciones a él en ese momento.

La efedrina que entró a la Argentina no era para hacer un pasamano, vender y contrabandearla a México. Esa efedrina está acá en la Argentina y es la que produce millones de pastillas todos los días.

RP.- ¿Hay mucho para legislar en el tema de nocturnidad y reglamentación de este tipo de fiestas en la provincia senador?

Por supuesto, en lo que tiene que ver con nocturnidad hoy tenemos leyes que son incumplibles, multas que para lo único que sirven es para coimear a los bolicheros, absolutamente ningún control donde van nuestros hijos a bailar y menos aún a los peligros que los sometemos en tránsito desde que van y cuando vuelven.

Pero fundamentalmente lo que tiene que haber acá y es un común denominador en todos los países del mundo donde hubo políticas acertadas es decisión política de cambiar las cosas. Mientras no la haya y los mismos jueces federales de los últimos 12 años miren para otro lado, no esperemos que lo vayan a resolver ahora.