Mientras en Argentina Alberto Fernández se imponía en las elecciones presidenciales a Mauricio Macri, en Bolivia comenzaba una crisis institucional que terminaría con Evo Morales refugiado en México y luego en la Argentina, y con Jeanine Áñez como presidenta interina del país vecino.

Una investigación por fraude y luego la pandemia del nuevo coronavirus impidieron la normalidad política en suelo boliviano, lo que podría comenzar en solo tres meses. Este martes, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia fijó el 6 de septiembre como fecha para las elecciones presidenciales.

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Si bien en un principio estaba estipulado que los comicios generales se celebraran el 2 de agosto, tras convocar a los candidatos, se resolvió posponerlas.

En una conferencia de prensa, el presidente del TSE, Salvador Romero, dijo que la fecha fue fijada "tras un acuerdo razonable y satisfactorio" con los partidos políticos, entre ellos el Movimiento al Socialismo (MAS) del expresidente Evo Morales. En cambio, no participó del consenso la alianza de centroderecha que lidera la presidenta interina Jeanine Áñez.

Ese acuerdo se gestó durante el fin de semana, cuando el presidente del TSE se comunicó con los jefes de los partidos políticos para ver si estaban dispuestos a posponer la fecha. Y logró que una mayoría accediera. De hecho, Evo Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS), se manifestó entonces a favor en su cuenta de Twitter.

Por su parte, a través de un comunicado, Áñez prometió que su partido acatará "democráticamente" lo que decida el TSE, marcando la salud como prioridad y abogando por "el debido cuidado para evitar contagios en las campañas electorales y en el día de la elección".

La resolución informada este martes en La Paz, que "prevé la realización de la elección general hasta el domingo 6 de septiembre de 2020", será plasmada en un proyecto de ley que será remitido en las próximas horas a la Asamblea Legislativa Plurinacional -dominada por el MAS- para su aprobación.

Romero dijo que el Tribunal trabajará ahora en la aprobación de protocolos de seguridad para garantizar los comicios sin poner en riesgo la salud de los votantes en medio de una pandemia que afecta al mundo y que en Bolivia ya tiene más de 10 mil casos.