El sinceramiento fiscal que debutó en el segundo semestre del año pasado también parece haber repercutido en el negocio de las bóvedas, sobre todo en el cementerio de la Recoleta. Es que, según los especialistas, 2016 terminó con un boom de consultas por este tipo de inmuebles, que esperan se traduzcan en transacciones durante este año. En Recoleta se consiguen a partir de u$s15.000 hasta los u$s250.000, dependiendo de su ubicación, su estado de conservación y por supuesto su capacidad. 

Quizás para muchos resulta una verdadera locura pagar una bóveda el mismo valor por el que se puede conseguir un departamento 3 ambientes en el barrio porteño de Palermo. Lo cierto es que para los especialistas se trata de un verdadero negocio. Si bien el precio promedio de una bóveda ronda entre los u$s40.000 y u$s60.000 quien consiga en el mercado una que llegue a los u$s250.000 deberá tener en cuenta que se trata de un patrimonio cultural inigualable. 

Quienes inviertan en el cementerio de la Recoleta no están sólo comprando metros cuadrados, sino parte de nuestra historia. Se trata de la primera necrópolis pública de la Ciudad de Buenos Aires, inaugurada en 1822. Allí descansan los restos de figuras de la historia de la Argentina como Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Hipólito Yrigoyen, Juan Manuel de Rosas, Eva Perón y Raúl Alfonsín, entre aquellos más destacados. 

"Es un mercado muy particular, no se pueden comprar con urgencia porque a la hora de vender una bóveda es necesario realizar muchos trámites que demoran en promedio tres meses", explicó María Reynal, dueña de la inmobiliaria que lleva su nombre y que hoy tiene en su cartera al menos 25 bóvedas en oferta, todas en el cementerio de Recoleta. Un dato a tener en cuenta es que los precios se mantienen estables en comparación al año pasado. Además son bienes con derechos a perpetuidad y con gastos mensuales casi inexistentes. "Se paga una tasa anual municipal que en promedio representan $700 anuales y una cuota mensual al cuidador que dependerá de cada cementerio", agregó Reynal.

DEMANDA

En pleno sinceramiento, durante el segundo semestre de 2016 hubo un boom de consultas por las bóvedas, según los especialistas. "La mayoría me convocaban para tasarlas y así poder blanquear este bien, que históricamente sus dueños tuvieron en negro", explicó Reynal que anticipó que este año se verá una importante demanda. Lo cierto es que esperan que el mayor dinamismo se vea en Recoleta ya que "se concentran las ofertas más costosas seguidas por la zona norte, el sur y el oeste del Gran Buenos". 

Este tipo de propiedades hace ya algunos años se comercializan a través de las principales plataformas de búsqueda de internet. "Según podemos observar el 90% son ofrecidas por vendedores particulares y el restante por inmobiliarias", explicó Martín Rubino, gerente senior de marketing de Mercado Libre Clasificados, en donde se ofrecen más de 300 bóvedas, nichos y parcelas. En cuanto a la demanda, Rubino indicó que "en promedio tenemos más de 1.600 usuarios por mes con picos de búsquedas en la primera parte del año". 

El papa

Reynal se maneja como pocos en el cementerio de la Recoleta, conoce cada una de las bóvedas, sus historias y sus dueños. Sus clientes en general son multifamiliares, es decir, primos que heredaron la bóveda familiar y quieren desprenderse de ella. La mayoría son adultos y muy religiosos. Es por eso que no sorprende que los consejos de Francisco también hayan repercutido en el mercado. "El año pasado el Papa aconsejó a los católicos que no trasladen los restos de sus familiares a lugares no habilitados, es decir que no los tiren al mar o en predios abiertos. Eso generó casi de forma inmediata que se retiraran bóvedas de la venta", explicó Reynal. Es que muchas de las familias que heredan estos metros cuadrados en el prestigioso cementerio de Recoleta buscan vaciarlas para pronto comercializarlas y sacar provecho del inmueble. "Sacar los restos y trasladarlos a otros sitios tienen un precio promedio de $6.000, un valor muy bajo al lado del valor que se puede adquirir a la hora de venderlo", concluyó María Reynal.