Carlos Ponce: "Ni bien crezca el país, San Luis va a ser el primero en despegar"

Carlos Ponce:

El vicegobernador recordó cuando lo llamaron para ser el segundo de Alberto Rodríguez Saá y cómo divide su vida entre el trabajo y la familia.

Con una agenda más que cargada, su secretario privado ajustó un poco los horarios para poder concretar la entrevista con El Diario de la República. Así , directo de Villa Mercedes, pasadas las 10, Carlos Ybrhain Ponce llegó a las oficinas de Lafinur 924, pidió un vaso de agua y contó parte de su historia, analizó la situación de los gremios y describió su rol como vicegobernador. Además, explicó por qué en las negociaciones lo importante es que ganen las dos partes.

 

—¿Cómo ve la situación económica y gremial del país?

 

—El contexto nacional es realmente preocupante, porque vemos que la actividad de la industria, principalmente, ha bajado mucho. Vemos empresarios intranquilos, muchos de ellos tuvieron que recurrir a las suspensiones para, aunque sea, poder mantener las fuentes de trabajo; y otros directamente tuvieron que despedir gente.

 

—¿Hay algún contraste a nivel provincial?

 

—Si bien hay una sintonía lógica con lo que pasa en el país, acá no es tan grave. Hemos tenido varias charlas con distintos sectores empresariales para pedirles evaluar bien cada decisión antes de tomarla y aguantar la situación, evitando siempre los despidos. Sabemos igual que ante la falta de renovación del decreto 699, que extendía los beneficios de la promoción industrial y la apertura de otros productos, generó inconvenientes en las empresas y llevó a que muchas no invirtieran. Pero apuntamos a que tengan la responsabilidad social de siempre, de aguantar todo lo que se pueda.

 

—En aquellas reuniones ¿cuál es la mayor preocupación que les manifiestan?

 

—La disminución en las ventas de un sector industrial que tiene que traer la materia prima desde el puerto u otros lugares lejanos. Entonces, cuando hablamos de distancia, donde primero hacen los ajustes es en el interior, en este caso, San Luis. Por eso hablamos mucho con ellos para poner en claro los puntos positivos que ofrece la provincia, como la tecnología, tan elogiada en Argentina, o la paz social en general. Todo esto concluye en una interpretación social y empresarial, donde los trabajadores también tienen que cumplir con las industrias para elaborar el mejor producto, competitivo y de gran valor. Así se defiende, mantiene y multiplica la fuente de trabajo.

 

—En este contexto de tecnologías y comunicaciones es clave la Zona de Actividades Logísticas

 

—Sí. El tema es que, como en otros sectores del Estado provincial, tuvimos que trabajar muchísimo para reactivarla porque se había dejado un poco de lado. Ahora estamos coordinando con el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción un plan estratégico que apunta a fortalecer el transporte, la energía y los servicios.

 

—¿Y cómo viene la relación con el gobierno nacional?

 

—Inicialmente fue buena. Creo que el hecho de haberse acercado e incluso participar de la entrega de viviendas en La Punta nos da una pauta de que vamos a recibir los fondos correspondientes para casas sociales, por ejemplo. Necesitábamos que San Luis deje de ser discriminado, y estos pasajes de diálogo son alentadores. Pero tenemos que seguir atentos, como lo hace nuestro gobernador, Alberto Rodríguez Saá, quien siempre busca que la Nación cumpla con los recursos que le corresponden a San Luis. Así tendremos más obras distribuidas por toda la provincia.

 

—¿Cree que la inflación y el déficit fiscal en el país responde a una “herencia o hipoteca kirchnerista” o Macri tiene lo suyo?

 

—Creo que es un problema que se venía dando en las gestiones anteriores, sí. Sin embargo veo que no se acertó demasiado con las medidas actuales, por lo menos con las formas en que se las llevó adelante. Porque vemos que hay una fuerte paralización de la industria, además de los despidos, lo que genera temor en toda la ciudadanía. A la par, crecen los reclamos obreros frente a una inflación que es lo que más amenaza los bolsillos de los trabajadores. Si esto sigue así, vamos a tener más desocupación y la clase media y media baja va a quedar estancada, porque no va a tener circulante para gastar, siendo ellos los que realmente mueven la economía de cualquier ciudad o país con su ascendente movilidad social.

 

—Y San Luis, ¿en qué medida está blindada a estos problemas?

 

—El hecho de haber puesto en marcha el Parque La Pedrera genera un movimiento económico fuerte. A esto se le suman el resto de las obras para los municipios, lo que no sólo resuelve el problema de infraestructura sino que también impulsa la mano de obra local y levanta el mercado interno. Pero esto no es nuevo. Este método ha sido muy tradicional. Es decir, la escuela de administración ha vuelto a dar sus frutos. Y esto tiene que ver con estar detrás de un líder. Recordemos que a Alberto siempre le ha tocado gestionar y maniobrar en los peores momentos de la Argentina: en el 2002, 2003, Argentina superaba el 25 por ciento de desocupación. Y ahora asumió con una provincia con desprolijidades por todos lados y una Nación en caída. Por eso siempre apelamos a su gran gestión y a su excelente visión.

 

—¿Cómo ve la provincia? Se lo pregunto desde la mirada de vicegobernador

 

—Como gremialista viajé mucho por el país, y ahora como funcionario he recorrido todo el interior provincial y he notado algo muy importante. Ya desde la ruta uno ve el orden que hay en todo San Luis: asfalto en condiciones, márgenes y banquinas limpias, postes de luz pintados, etcétera. Ésta es la imagen que damos al país y al mundo. Y hacia adentro uno observa políticas recientes, como el pase a planta de muchos trabajadores del Plan de Inclusión Social, lo que genera una gran expectativa para el resto de los empleados que quieren un trabajo mejor. Lamentablemente no nos acompaña el contexto nacional, porque de lo contrario ya muchos privados habrían tomado más personas. Lo positivo es que ni bien crezca el país, San Luis va a ser el primero en despegar, por su posicionamiento actual y su propia infraestructura y conducción política.

 

—Pero por las dudas, como una forma de combatir la crisis, crearon en Villa Mercedes un mercado común de trabajadores...

 

—Claro. Porque cuando hablamos de inflación, siempre se considera que hay formadores de precios que se abusan, y sectores humildes que más sufren esas consecuencias. Entonces se nos ocurrió trabajar con una metodología donde disminuyan los costos de los productos que hacen a la canasta familiar. Así surgieron ideas desde distintos gremios y con la CGT terminamos de redondear el proyecto. El proyecto consiste en armar un mercado obrero, donde los artículos van directo de los mayoristas al mostrador, lo que significa abaratar sus costos entre un 30 y un 40 por ciento. Pero además tiene previsto poner en marcha a los pequeños productores, con la producción de hortalizas y verduras. Por ejemplo, pensemos que casi toda la lechuga que entra a San Luis viene desde Mendoza. Como consecuencia, no sólo vendés más barato sino que también necesitás más recursos humanos.

 

—¿Este mercado es sólo para Villa Mercedes?

 

—Por ahora funciona en Mercedes, pero también hay gremios de otras ciudades, como Tilisarao, que vienen, compran para sus afiliados y reparten allá. Pero estos son los primeros pasos. Cuando quede instalado como corresponde, habrá una apertura mucho mayor, con la idea que alcance varios pueblos y ciudades. Es más, ya me llamaron políticos reconocidos de Buenos Aires preguntando cómo se había armado, porque consideran que hay que extenderlo a todo el país.

 

—¿Por qué el papel del obrero y la industria es clave para el desarrollo de una comuna?

 

—Sabemos todo lo que ha costado industrializar la provincia, como un punto clave en nuestra historia. Entonces, no sólo debemos generar las condiciones para que vengan más fábricas sino también charlar con sectores de otras provincias para desarrollar una economía regional, lo que no significa tener a chicos al lado de la ruta vendiendo frutas. No, hay que pensar en empresas con posibilidades reales de crecimiento, con fuentes de trabajo capacitadas y de calidad. Y para eso es clave la creación de las universidades como así también la ampliación de los recursos y servicios. Estamos en una provincia que pasó de tener habitantes que se iban de acá en busca de trabajo a otro lado, a ser un atractivo a nivel nacional. Es decir, San Luis hace tiempo que se proyecta como un modelo a imitar por todo el país.

 

—¿Se imaginaba tener un rol de mayor actividad pública, considerando que el vicegobernador, por lo general, no tiene mucha exposición?

 

—En realidad, si no me decían mis compañeros, no me daba cuenta, no tomaba noción de mostrar un perfil de mayor actividad, más significativo. En cuanto a la gestión, ni bien asumí, comenzamos a trabajar arduamente, por lo que no tuve mucho tiempo de reflexionar respecto al cargo. Vinieron las sesiones e inmediatamente tuvimos la asamblea y demás actos. Entonces, empecé de golpe, pero con el entusiasmo de aprender día a día. Por ejemplo, cada ley que se trata, más allá que depende de los senadores, me gusta conocerla. Por eso participo de las comisiones, leo y consulto. Incluso estamos trabajando muy bien con los ministros, que vienen y explican en qué consiste y cuál es la importancia de un determinado proyecto. Es decir, casi todos los días tenemos actividades en la Legislatura.

 

—¿Cómo viene el arreglo del edificio de la Legislatura?

 

—Estaba prácticamente abandonado. Ahora lo reactivamos, pero va lento, porque tenemos que hacerlo por contratación directa ya que nadie quiere agarrar esos trabajos debido a la complejidad que presentan. Igual, tenemos previsto terminar todo este año.

 

—¿Cómo organiza su agenda diaria para dividirla entre su rol de vicegobernador, secretario de la CGT, padre y esposo?

 

—Es complejo, porque por un lado tengo la actividad de gobierno, donde todos piden la participación del Estado en algún acto o evento. Y sabemos que Alberto tiene muchas responsabilidades y tareas, entonces yo voy en su nombre. Lógicamente, quisiera poder estar en todos, pero no llegamos con los tiempos. De todas maneras, buscamos la forma de ir compensándolo. Por otro lado, por mi experiencia gremial, tengo una ‘gimnasia’ de recorrer y viajar seguido, y estar muchos días fuera de mi casa.

 

—¿Cómo se comunica con el Gobernador?

 

—Él me llama o yo hablo cuando es un tema puntual y urgente. El resto lo vamos tocando con los distintos ministros o el secretario general, Alberto Rodríguez Saá, quien principalmente me marca la agenda.

 

—¿Recuerda el momento que le avisaron que iba a ser el compañero de fórmula de Alberto?

 

—Sí. Mi paso por el Gobierno comenzó cuando estuve en Relaciones Laborales durante más de un año. Previo a eso sólo había aportado pero desde los sindicatos, cuando defendíamos la promoción industrial y otras situaciones laborales. Me acuerdo que hace unos tres años tuve una reunión con Adolfo Rodríguez Saá y desde ese momento quedó una buena relación. Hasta que en las elecciones pasadas trabajé para su campaña nacional y me pusieron como coordinador del armado de las listas en la provincia. A mediados de junio, cuando se estaban oficializando los nombres que iban a ir en las listas, vino Alberto, se sentó y me dijo que iba a ser su vice.

 

—¿Cuál fue su primera reacción?

 

—Lo tomé con alegría y emoción, pero principalmente con mucha responsabilidad y seriedad. Porque pasé a formar parte de un proyecto muy importante y exitoso.

 

—¿Cree que la convocatoria tiene que ver con su historia en los gremios?

 

—Me parece que tiene que ver más con mi vocación de servicio, de interpretar las necesidades de la gente y luchar en busca de soluciones. Y un líder es el que está al frente del grupo, defendiendo el bien común, como puede ser un convenio colectivo, las leyes laborales, etcétera.

 

—Pero su perfil es más tranquilo al que estamos acostumbrados a ver en otros sindicalistas, tanto en televisión como en las propias marchas...

 

—En realidad soy bastante pasivo, porque siempre priorizo el diálogo, si bien las medidas de fuerza generan resultados. Pero vengo de una escuela donde me enseñaron que defender el trabajo no es ir a patear puertas, sino a tocarlas para después charlar. Es pensar, planificar y conseguir propuestas que resuelvan los conflictos. Todo esto siempre es más efectivo que ir a un paro, porque cuando vamos a un paro es porque fracasamos en la comunicación, es porque no se supieron interpretar los objetivos, los pedidos. Recordemos que una negociación no significa ganar en todo momento, sino que las dos partes puedan salir beneficiadas. Es decir, hay que pensar y ayudar al otro, para que las dos partes convivan de la mejor manera, porque muchas veces de los conflictos fuertes quedan cicatrices que terminan en revanchas.

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