Una avalancha de datos del INDEC confirmó el derrumbe de la economía

El organismo oficial publicó 14 indicadores en un solo día, en un intento por disimular los resultados negativos: caídas en la industria, el PBI, el consumo, la inversión y el empleo.

En diciembre de 2006, el entonces secretario de Comercio Guillermo Moreno concretó la intervención política del INDEC. A partir de ese momento, comenzó un período que se caracterizó por la manipulación de las estadísticas oficiales. Ahora, cuando se cumplen 8 años de aquel momento, el organismo celebró la fecha con otra medida de corte sospechoso: la publicación, en un solo día, de más de una docena de informes que tenían que haber sido divulgados a lo largo de diciembre.

Esta decisión alentó las sospechas de una manipulación del calendario de difusión. Sobre todo porque la mayoría de los indicadores reflejan -a pesar de los deseos de las autoridades del INDEC- un deterioro evidente de la situación económica a lo largo del año que termina. Así, la profusión de datos buscaría diluir su impacto negativo mediante el ardid de concentrar su publicación entre las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.

Tal como se advierte en la información que se publica en las páginas 4 y 5 de esta edición, 2014 terminará como el peor año en materia económica desde la crisis de 2009. En aquella ocasión, hubo un contexto internacional adverso que arrastró a la Argentina junto con otros países. En este caso, el peso principal del fracaso de la gestión económica hay que buscarlo en razones de índole local.

Así, por ejemplo, el INDEC reveló ayer que la producción industrial cayó 1,2% en noviembre contra el mismo mes del año pasado y así sumó 16 meses consecutivos en baja. Por otro lado, el informe sobre la evolución del PBI registró una caída de 0,8% en el tercer trimestre contra el mismo período de 2013.

La inversión cayó 4,7% en el trimestre y el consumo privado bajó 1,4%. En cambio el consumo del sector público subió 1%.

Las ventas en los shopping centers cayeron 13,2% en noviembre contra el mes anterior.Los informes oficiales también confirmaron que hubo un empeoramiento en la distribución del ingreso, dado que la mitad de la población con ingresos vive con menos de $ 5.000 mensuales, en tanto que la mitad de los hogares (4 personas) vive con menos de $ 9.000. En ambos casos, estas cifras están lejos de los valores de una canasta básica medida según los precios relevados por las consultoras privadas y las direcciones de estadística de las provincias.

Otra consecuencia de la caída de la actividad económica que surge de uno de los informes que publicó ayer el INDEC tiene que ver con la destrucción de puestos de trabajo: entre el tercer trimestre de este año y el mismo lapso del año pasado desaparecieron 395.000 empleos. Esta cifra no se reflejó plenamente en el índice de desocupación porque mucha gente dejó de buscar trabajo por el “efecto desaliento” y pasó a figurar como “inactivo”.

El panorama no pinta mucho mejor para 2015, ya que la mayoría de los empresarios (93,3%) declaró que no tiene previsto tomar nuevos empleados. Lo dijo en la encuesta cualitativa que el INDEC también difundió ayer. El 5,6% de los consultados declaró que estudia despidos y sólo 1,1% anticipó que prevé un incremento de su plantel.

Otro elemento que completa el complicado panorama económico del 2014 tiene que ver con el fuerte aumento de la deuda pública. A pesar de que el Gobierno insiste en decir que hay “desendeudamiento”, lo cierto es que los compromisos del Estado argentino siguieron creciendo a ritmo sostenido. Esto se debe básicamente al fuerte déficit que enfrentan las cuentas públicas, donde el gasto supera largamente los ingresos. El rojo se cubre con mayor deuda. Esto quedó reflejado ayer en el informe que publicó el INDEC sobre las Estimaciones Trimestrales del Balance de Pagos al tercer trimestre de 2014.

De todos modos, pese a la gravedad del panorama que pintan, las cifras del INDEC son menos dramáticas de lo que registran las mediciones privadas. Por caso, las caídas de la industria, el PBI, el endeudamiento, el desempleo, entre otros indicadores, aparecen subestimados en las mediciones oficiales. Se repite el esquema que comenzó con la inflación y originó todas las distorsiones que luego se trasladaron al resto de las estadísticas oficiales.

Comentá la nota