La violencia camuflada en el "folclore"

La violencia camuflada en el

Mucha pasión dejó la Fecha de los Clásicos en Argentina, pero también muchas actitudes reprochables. Aquí, los gestos que no ayudan de la última jornada. 

Las polémicas arrancaron en Independiente-Racing, el Clásico de Avellaneda. Ricardo Noir tuvo un más que reprochable gesto al salir sustituido en el segundo tiempo, con el partido 1-0 a favor del Rojo: el delantero se tomó los brazos, como si tuviese frío.

 

 

Casi dos horas después, en Parque de los Patricios, la discusión pasó porque Cristian Espinoza, de Huracán, pateó el banderín de San Lorenzo, instantes después de haberse planteado -simbólicamente- el olivo de la paz. A partir del mal gesto, sin justificación alguna, Sebastián Blanco increpó al joven rival.

 

 

 

En la jornada del domingo, en un clásico rosarino que excede la jerarquía de los jugadores por la emoción de su gente, tuvo una inoportuna acción de Lucas Bernardi, entrenador de Newell's, que ante su banco de suplentes cargó a los canallas al dar a entender que ellos no iban a ser campeones.

Además, en Rosario, el Kily González, representante de Rosario Central, lo invitó a pelear al técnico adversario como un aficionado más. Un conjunto de acciones que no ayudan para el fútbol nacional.

 

 

 

Hasta en el Superclásico entre River-Boca, uno de los partidos más vistos de Latinoamérica, no estuvo ajeno a la polémica: Daniel Díaz, al salir triunfante del campo de juego hacia los vestuarios, le hizo un gesto a todo la hinchada millonaria.

Comentá la nota