Cada mañana la mayoría de las personas, que hay en nuestra ciudad, lo primero que hacen antes de prepararse para ir al trabajo o realizar alguna tarea, es mirar el cielo para descifrar como va a estar el tiempo. Sin duda que un buen día de playa es lo buscado. En otros eso, también, influye en su trabajo diario como, por ejemplo, los vendedores ambulantes de la playa dado que un día lindo o agradable, acrecienta las posibilidades de venta.
En la actualidad más de 60 personas caminan, cuando el tiempo lo permite, las playas de Necochea ofreciendo las distintas mercaderías que los concurrentes a la playa eligen.
Entre los diferentes artículos se encuentran bebidas, licuados, panchos, choclos, churros, ensaladas de frutas, ropa de distintas clase o bijouterie, entre otros.
Esta venta está permitida en las arenas de nuestra ciudad desde la Escollera sur hasta el muelle de los pescadores. Habitualmente el horario, en el cual comienzan con esta práctica es a las 11 y, siempre y cuando la temperatura lo permita, la jornada se puede extender hasta las 20.30.
Relación
Una de las mayores satisfacciones de quienes desempeñan estas tareas es la relación con la gente a la que definen como cordial, es más aseguran que "muchos los están esperando”.
También contaron que hay diferentes horarios para vender cada producto mientras los panchos y choclos puede tener mayor salida durante el medio día. El churro es más pedido después de las 16 mientras que las bebidas y los helados son los más buscados luego de las 14.
A última hora las salchichas con pan vuelven a ocupar un lugar de privilegio en las solicitudes de la gente.
Con experiencia
Mario Pessi, conocido vendedor de la nuestra ciudad, que desde hace tres años también se desempeña en la playa contó que "actualmente estoy comercializando ensaladas de frutas, aunque a veces cuando se agotan o falta algún vendedor también he vendido agua caliente, gaseosas”.
Sobre quienes son los que más compran aseguró que "los niños son los que más te buscan y piden ensaladas, helados, panchos. Es sabido que cuando hay nenes, éstos piden”. Además indicó que "la gente es bastante respetuosa aunque siempre hay algún descolgado”.
Sobre como se desarrolla la venta contó que "caminamos y hablamos mucho, a veces es bravo. Yo empiezo a las 12 y si está lindo lo hago hasta las 19 o 20”. Además manifestó que después del almuerzo es el horario pico, porque cuando hay días de mucho calor la gente quiere algo fresco”.
Los vendedores tiene un importante apoyo desde el deposito ( se encuentra en 2 y 91) donde no sólo recargan mercadería sino que además puedan refrescarse y descansar un momento. Ahí trabaja Agustina Paredes, quien a pesar que fue durante once años vendedora ahora esta despachando la mercadería. Sobre este cambio explicó que "a mí me gustaba más estar en al arena porque me gusta vender. Además la relación con los clientes era muy buena, me conocían y me esperaban para comprarme”.///
De acá y de afuera
Secretos
Javier Cuba, quien desde hace trece años repite todos los veranos esta labor comentó uno de los mayores secretos para la venta: "Me gusta vender y nosotros lo hacemos con el grito así logramos la atención de la gente, por eso es muy bueno”
Todas las edades
Cuba ha vendido uvas y gaseosas y desde hace nueve años ofrece churros, según él "más allá de la edad todos compran, la diferencia es que las personas grandes te pueden pedir media docena mientras que una familia por ahí te compra dos docenas”.
También señaló que "en un día bueno podemos llegar a vender entre 60 y 70 docenas mientras que uno feo llegamos a las 30 o 40. Hasta ahora se recauda bien, alcanza para vivir”.Por último contó que "en el canasto alcanzo a llevar 30 docenas”.
De Laferrere
Rubén Rimoli, es oriundo de Laferrere en el partido de La Matanza, en el Gran Buenos Aires desde hace cinco temporadas todos los veranos viaja hasta Necochea para "hacerse la temporada” vendiendo en la arena. "A mi me conviene venir a trabajar acá, además en verano no se puede estar en Laferrere, porque hace mucho calor” comentó.
Luego señaló que "ahora estoy vendiendo panchos, que son pedidos por todos aunque los chicos son los que más piden”.
Sobre la cantidad de días que se queda haciendo esta actividad contó: "vengo alrededor de 45 días y la verdad que acá la paso bien. Este año llegue el 1º de enero y siempre me quedo hasta el 15 de febrero porque para esa época somos muchos para vender y queda poca gente”.
Lindo trabajo
Lo más destacable del trabajo para él es que "se lo hace bien sin apuro, sin competencias, nos respetamos todos. Si yo estoy vendiendo acá, el otro vendedor pasa y lo hace más adelante. Es lindo laburo”.
Horas
Rimoli también explicó que "en un día con buen tiempo -o sea largo para ellos- caminamos mucho, terminamos alrededor de las 8.30”.
Poco a la mañana
También indicó que "a la mañana no hay venta de panchos, después de las 11 comienzan los pedidos de la gente pero las salchichas se empiezan a vender después de las 12.///
Confianza y seguridad
Jorge Felix, quien se desempeña en la empresa que tiene la concesión de la venta ambulante contó que "nuestra ciudad tiene una diferencia con el resto de la Costa Atlántica, dado que acá sólo hay una venta ambulante cuando en otras localidades hay tres o cuatro. Lo que pasa acá le da más seguridad y confianza al cliente”.
Sobre el sector que ocupan en la playa, que se encuentra en la bajada de avenida 2 y calle 91 señaló que "además de estar nuestro deposito, ahora construimos un parador, hay baños públicos de material y, una bajada publica de madera de 2.50 metros de ancho por 150 metros de largo”.
También explicó distintos aspectos de la gente cuando concurre a la playa al asegurar que "los días muy calurosos se consumen más jugos ensaladas de frutas, gaseosas, mientras que los fríos piden panchos, churros y agua caliente”. Luego agregó que "en los balnearios céntricos es donde más se vende”.
Por último, manifestó que en "enero no fue bueno para la venta ambulante, hubo en la gente un poder adquisitivo inferior en un 30% con respecto al año pasado”.///
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