De Vélez a San Lorenzo, un discurso diferente con el título como meta

De Vélez a San Lorenzo, un discurso diferente con el título como meta
Los actores principales anticipan un desenlace por la gloria
Adiós hipocresía. Bienvenida la sinceridad, el compromiso, la valentía. Sin arrogancia, con respeto. Con el convencimiento de que a la gloria hay que mimarla, hay que protegerla, hay que atraparla. Seducirla con palabras, primero. Arrebatarla en la cancha, cuando sea el momento. San Lorenzo y Vélez son dos de los candidatos al título del torneo Inicial, en una apasionada y sorprendente definición, luego de un errático, irregular certamen. Según resultados propios y ajenos, cualquiera de los dos buenos equipos puede consagrarse el domingo en Liniers. Y los actores principales no esconden las manos en los bolsillos: se golpean el pecho.

Hay risas en el Bajo Flores. Alegría en Ituzaingó. También, confianza en Rosario y hasta esperanza en la Fortaleza, aunque Lanús, hoy, ahora mismo, tiene la cabeza en un jugoso asunto internacional. Hay esperanza lanzada al viento. Como en el caso de Pocho Insúa, el analítico volante de Vélez, postergado en una parte sustancial del torneo y vuelto al ruedo con el pulso influyente de Ricardo Gareca. "¿Qué tiene de malo decir que vamos a ser campeones? Nosotros jugamos muy bien, al igual que San Lorenzo, será un partidazo. A veces hay que darle un mensaje a la gente y yo tengo la autoridad para hacerlo, siempre con respeto", resultó su sustancial sentencia.

Hace tiempo que Insúa juega más con la cabeza que con los pies. Y lejos del césped, actúa en consecuencia. "Si ellos salen campeones los vamos a felicitar, no hay problema", aclaró. Y definió cómo vive el plantel esta instancia. "El día de mañana no te olvidas más de haber jugado un partido así. Nos encuentra a los dos peleando por el título, todos estamos muy contentos", expresó. Se nota en la imagen a un lado de las palabras: Vélez lo disfruta, relajado.

Y en San Lorenzo se disfruta también. Sin presiones: al menos, así vive los días previos. Mauro Cetto fue la voz oficial del plantel. "No tenemos otra cosa en la cabeza que encontrarnos festejando el domingo al final del partido", sugiere. Así lo palpitan todos. San Lorenzo tiene una opción más: según lo que se viva en Rosario, hasta con un empate puede lanzarse a la gloria. El zaguero reemplazará a Pablo Alvarado, el capitán suspendido en el choque decisivo. Provoca otro interesante análisis: "Estamos tranquilos, tuvimos una semana más y nos vino bien el parate para descomprimir un poco. No me parece que un partido se tenga que vivir 15 días antes. La presión se siente, es normal. Si no sentimos esa presión en estos momentos no nos correría sangre por las venas", ataca con realismo.

Los protagonistas, además, ensayan cautela por la vorágine de efervescencia que envuelve a ciertos sectores peligrosos de los tablones. Se muestran entusiasmados, seducen a la gloria y le bajan el tono al alto voltaje de las tribunas. Ricardo Gareca transita una renovada luna de miel: poco tiene por perder. Y Juan Antonio Pizzi, algo más presionado, se muestra entre risas, siempre al ataque, en las descontracturadas prácticas en la ciudad deportiva. Así debe ser.

Insiste Julio Buffarini, el volante devenido en defensor del Ciclón, por el mismo sendero: "Tenemos jugadores y personalidad para ir a jugarle a Vélez de igual a igual. Tratamos de disfrutar en todo momento el entrenamiento, para calmar la ansiedad". Y Liniers exhibe dosis de felicidad. Se trata, además, de caminar los días previos a la definición con alegría. Sin locura.

"Vélez está frente a una situación que no puede desaprovechar. La localía y el hecho de tener experiencia en este tipo de partidos suma", cuenta Cubero. "Fuimos los últimos invitados a la fiesta, estamos dentro del lío y dependemos de nosotros. Cuando Vélez llega a esta instancia, de esta manera, termina siendo un equipo peligroso", confía Sebastián Domínguez.

Faltan unas cuantas horas para que el balón vuelva a rodar. Ni en el Ciclón ni en el Fortín piensan en postergar para el miércoles 18, en River o Boca, el ansiado festejo. Ese día, en uno de esos dos escenarios, se jugará un eventual desempate. Se resolverá hoy; también si se jugará con hinchas de los dos finalistas..

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