La imagen impresionaba: unas 10 personas metidas de cabeza en un pequeño espacio que quedó entre el acoplado y la tierra. Atrás suyo había más gente, expectante, esperando para ver si podían obtener aunque sea una pequeña parte. Nada importaba. Ni siquiera consideraron las advertencias de las autoridades sobre el peligro de la maniobra, porque sobre sus cuerpos pendía el pesado acoplado, el cual estaba apenas apoyado al camión. Atrás de esas personas que despostaban a destajo las piezas, comenzaron a llegar más vecinos y en el ambiente de a poco se multiplicaron los sonidos de enormes cuchillos afilándose contra alguna chaira o una piedra. Otros lugareños llegaron ya preparados con sierras y ganchos. Algunos perros también querían tomar su parte, pero por el gentío ni siquiera lograron acercarse. A un costado de la ruta, varios autos quedaron estacionados. Algunos tenían sus baúles repletos de reses, otros en el piso del habitáculo. Con decir que el dueño de un viejo Peugeot 504 cargó sobre el capot media res. Todo valía para llevarse algo: motos, bicicletas y hasta una mula, que usaron para tirar con una soga parte de la carga atrapada bajo el camión.

Ése era el abrumante escenario ayer en la mañana en la Ruta 141, en el paraje de la Difunta Correa, en Vallecito, Caucete. Es que justo en la entrada del control fitosanitario, el chofer de un camión con acoplado cargado con 40.000 kg de carne pasó de largo, volcó en un desagüe y alcanzó a chocar contra una garita. El camión quedó destruido y la mitad de la carga quedó desparramada. En minutos, unos 50 lugareños llegaron y recién a las horas se alzaron con esa carne.

Todo ocurrió a las 4.30. Según la Policía, Víctor Hugo Seculín (45) conducía un camión Scania con acoplado de ‘Transportes Bustos y Beltrán‘ cargado con 40 toneladas de carne. El cargamento provenía de Córdoba a San Juan. Los pesquisas creen que Seculín se durmió al ingreso del control y por eso volcó. En cambio, Víctor Abregú, representante de la firma transportista, comentó: ‘No creo que se haya dormido, si durmió una hora y media en Bermejo‘. Lo concreto es que el pesado vehículo quedó destruido y 20.000 kg de carne terminaron por el piso. En tanto, el chofer apenas sufrió cortes y golpes leves, agregó Abregú.

Daniel Domínguez, un lugareño, dijo: ‘Estoy desde las 5 esperando. Para mí está hermosa; la hervimos bien y la ’frizamos’ para después‘. Por su parte, Manuel Riveros, inspector del Servicio Veterinario de la Dirección de Desarrollo Pecuario de la provincia comentó que ‘la carne que se está llevando la gente no se puede consumir. Está contaminada y se los hemos advertido, pero no nos han hecho caso‘.