Por: Teresa Giménez.

La atención sobre el cuidado del medioambiente a menudo se fija en consensos internacionales o en compromisos globales. Sin embargo, la realidad nos demuestra que la puesta en marcha de soluciones de impacto empieza desde mucho más abajo. El Foro de Municipalismo recientemente celebrado en València ha confirmado que empresas como Urbaser no pueden perder el foco local de su actividad. 

Las empresas mejor adaptadas al contexto actual son las que desarrollan un enfoque glocal, en el que los desafíos globales se resuelven con soluciones locales. Por eso, la compañía implementa una estrategia de negocio que tiene como fin último hacer de la circularidad una realidad. Este objetivo se trabaja poniendo a todas las líneas de negocio en la misma dirección. 

Una de ellas es la de Servicios Urbanos, el área de actividad más local de la compañía. Con soluciones de máxima calidad, equipos tecnológicos y una flota cada vez más ecológica, miles de sus trabajadores se encargan de la limpieza de ciudades, playas y parques para hacer de las ciudades entornos más habitables y menos contaminantes. En España, además, gestiona el mantenimiento de las áreas verdes de 75 ciudades con 350.000 árboles en total. El correcto cuidado de algo tan local como un árbol acaba neutralizando, en el conjunto de esos entornos urbanos, cerca de 7 millones de kilogramos de CO² al año.

 

Flota de Urbaser en Madrid. / URBASER

Igual de determinante es para el cuidado del medioambiente su segunda línea de negocio, la de Tratamiento de Residuos Urbanos. Después de una correcta recogida de residuos es imprescindible, para reducir su impacto, saber clasificarlos, separarlos y convertir en recurso lo que se pueda reutilizar. Desde estas plantas y centros de tratamiento miran a los objetivos de la Unión Europea. Por ejemplo, que menos del 40 % de los residuos municipales acaben en vertederos. 

Abrazar un enfoque glocal no está al alcance de cualquier empresa, pero Urbaser tiene la oportunidad y el compromiso de ser agentes de cambio. Su tercera línea de negocio también está enfocada hacia el desarrollo de soluciones industriales sostenibles como el tratamiento de aceites usados para obtener bases lubricantes regeneradas o la extracción de combustible a partir de los residuos de origen MARPOL que recoge en más de 32 puertos estatales en España y Tánger.

Innovación

Para una empresa como Urbaser, que desde su presencia en cientos de municipios españoles prioriza la economía circular, la innovación es un aliado indispensable. Tanto es así que el Ministerio de Ciencia e Innovación lo reconoció concediéndole en 2023 el Premio Nacional de Innovación en la categoría de Gran Empresa Innovadora. Más de 10 millones de euros al año destina Urbaser a I+D+i, invirtiendo un gran porcentaje de esta cifra a proyectos y soluciones de economía circular. 

Fruto de esta apuesta por la innovación, recientemente la compañía ha anunciado, de la mano de Recycleye, la primera inversión en clasificación de residuos por IA en España, un proyecto pionero que se instalará en la planta de Algímia durante los primeros seis meses de este año. Consiste en la incorporación de un robot que, a través de la inteligemcia artificial, recoge materiales valorizables al final del proceso de clasificación para evitar que acaben en el vertedero. 

 Este proyecto permitirá detectar y clasificar objetos en una fase a la que antes no llegaban. Por ejemplo, identifica los plásticos negros y diferencia entre productos fabricados con el mismo material. Además, reconoce el PET y botellas de plástico con líquidos residuales. Este sistema recaba toda la información y proporciona un análisis casi en tiempo real.

El sector tiene por delante una década que va a revolucionar la forma de hacer las cosas y durante la cual a empresas como Urbaser les tocará reforzar su presencia local para cumplir con los compromisos globales. En el caso de esta compañía, ha arrancado el 2024 demostrando estar preparada para seguir siendo líder en el diseño e implementación de soluciones medioambientales de vanguardia, adaptadas a los retos medioambientales del presente y del futuro.