En su último paso por Córdoba, Bergoglio también llegó en colectivo

En su último paso por Córdoba, Bergoglio también llegó en colectivo
En septiembre de 2012 participó de un encuentro religioso en San Antonio de Arredondo. Desde Buenos Aires consultó qué línea tomar y rechazó ser llevado por el vocero de Ñáñez.

La última vez que el cardenal Jorge Bergoglio –hoy papa Francisco– estuvo en Córdoba, muy pocos se enteraron. Fue hace seis meses, cuando vino a esta provincia para participar del 38º Encuentro Nacional de Santuarios, que se realizó en la Residencia Franciscana ubicada en San Antonio de Arredondo, a escasos kilómetros de 
Villa Carlos Paz.

Allí, apenas un centenar de personas –entre religiosos y laicos– compartió con él tres jornadas completas, que incluyeron, además de misas y exposiciones, desayunos, almuerzos y hasta la rueda de mate.

Bergoglio participó de esa reunión en su calidad de Delegado Episcopal para la Pastoral de los Santuarios, una de las comisiones de la Conferencia Episcopal Argentina. Y lo hizo, según confirmaron fuentes de la Residencia Franciscana, sin ningún tipo de privilegio en el alojamiento ni en la comida, “como si fuera uno más”.

Pero esa visita, que de alguna manera confirma el bajo perfil con el que siempre se movió el último cardenal primado de la Argentina, dejó también un par de anécdotas que lo pintan como es.

Una de ellas tiene que ver con el medio de transporte que eligió, no ya para trasladarse desde su departamento a la Catedral porteña, en Plaza de Mayo, sino desde Buenos Aires a la localidad de San Antonio de Arredondo.

Gustavo Loza, el vocero del arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, dijo que a mediados de septiembre del año pasado, recibió un llamado telefónico del secretario de prensa de Bergoglio, Federico Wals. Éste le preguntó qué línea de colectivo debía tomar el cardenal porteño para trasladarse desde la Terminal de Ómnibus de Córdoba hasta San Antonio de Arredondo o hasta Villa Carlos Paz. Loza inmediatamente se ofreció para llevar en su auto al Primado de la Iglesia argentina, pero el colaborador de quien ahora preside la Iglesia Católica Universal le respondió: “No, gracias. El cardenal no quiere molestar a nadie”.

“Yo insistí en llevarlo en mi auto –relató ayer el vocero de Ñáñez–, pero no hubo caso. El hombre se vino en colectivo”.

Lo mismo había hecho en 2010, con un viaje un poco más largo, para participar del Encuentro Nacional de Sacerdotes que se llevó a cabo en Villa Cura Brochero.

La única vez que se lo vio muy apurado, según relató un miembro de la Curia local, fue cuando vino a Córdoba para despedir los restos del cardenal Raúl Francisco Primatesta.

“En aquella oportunidad –recordó la fuente consultada–, apenas terminó la misa en la Catedral, pidió salir a la calle por la puerta de la sacristía, que da al Pasaje Santa Catalina, porque tenía que volver con urgencia a Buenos Aires, tanta urgencia que había venido en avión”. En esa oportunidad también le ofrecieron llevarlo en auto hasta el Aeropuerto, pero no quiso. Y tomó un taxi en calle 27 de Abril.

“Uno más”. Durante el Encuentro Nacional de Santuarios, del que participó Bergoglio en septiembre pasado, la humildad del ahora pontífice sorprendió a varias personas.

El portal de Internet Carlospazvivo! difundió ayer fotos y testimonios de laicos que compartieron las jornadas del 26, 27 y 28 de septiembre con Bergoglio.

Mónica, una joven correntina que participó de ese encuentro, mostró en su cuenta de Facebook las fotografías que consiguió entonces del ahora papa Francisco, mientras celebraba misa o disertaba en la casa de retiros de San Antonio de Arredondo.

Emocionada, la joven correntina declaró a ese portal web que “el Santo Padre –en realidad todavía no lo era– compartió todos los momentos con quienes participamos de ese encuentro; estuvo desde el primer día, desde que llegamos a la residencia, él nos recibió y también nosotros lo recibimos”.

Mónica dijo que Bergoglio brindó “una charla sobre el tema del encuentro, la piedad popular como espacio de encuentro con Jesucristo, y también celebró una misa”.

Aseguró que se mostró siempre como “una persona muy amable, cercana a la gente”, y dio por cierta “la humildad de la que hablan”. “Es muy sonriente”, señaló.

Mónica sostuvo que a Bergoglio se lo veía por los pasillos de la residencia franciscana en todo momento. “Compartía los desayunos, los almuerzos, los momentos de reflexión. Era uno más con todos los que estábamos allí”.

Al testimonio de la joven correntina se sumó ayer, también por la red social Facebook, el de José Ponce, empleado de la casa de ejercicios espirituales donde estuvo Bergoglio en su último paso por Córdoba. “Sí, es así –escribió Ponce para suscribir a la descripción de Bergoglio que hizo la joven correntina–, es muy buena persona”.

Testimonio

Bautismo. Hace tres meses, el entonces cardenal Jorge Bergoglio bautizó a una persona mayor, perteneciente a una familia judeo-católica, para que pudiera ser padrino de una beba. “Jamás olvide sus raíces judías”, le dijo entonces al padrino que fue bautizado junto con su ahijada por el propio cardenal, según publicó ayer La Nación.

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