El hecho fue expuesto en la Comisaría 11ª. Fue levantada en Solís y Santa Fe.
Parecía que iba a ser una noche más en la “zona roja” de avenida Solís, donde se dividen los barrios América del Sur y Juramento. “Mara”, de 35 años, es una de las tantas travestis que ofrecen pasar una noche de placer por dinero a cuanto hombre circula por ese sector sur de la ciudad Capital. Las pocas ropas y los cuerpos trabajados de las travestis llamaron la atención de un automovilista, pero se dirigió en especial hacia una de ellas. Hace tiempo que conoce a “Mara” y, cada vez que se queda a descansar en Santiago, contrata sus servicios sexuales. Se trata de un tucumano con el que la travesti había entablado una relación cercana, tras varias charlas antes y después del acto sexual, a tal punto que la travesti sabe el nombre y la actividad laboral dentro del comercio que realiza su cliente, entre otros detalles personales. El hombre, quien se dirigía desde Buenos Aires hacia Tucumán y había decidido pasar la noche en un hotel de una de las peatonales céntricas, detuvo la marcha del rodado en Solís casi Santa Fe y por enésima vez contrató los servicios de la curvilínea travesti. Tras pactar el precio y las condiciones, ambos se trasladaron hasta una zona oscura y montuosa del oeste capitalino, más allá de la avenida de Circunvalación. Un lugar ideal para intimar sin ningún problema por la falta de viviendas. El servicio, tras el pago de la tarifa convenida, se concretó sin inconvenientes, contó “Mara” ante la Policía. Lo que vino casi inmediatamente después fue “inexplicable y dramático”. Antes de que comenzaran a acomodarse la ropa, el tucumano le dijo: “Ahora me toca a mi”. La travesti no entendía primero lo que le decía, hasta que le manifestó quería que se invirtieran los roles y que el travesti se transformara en una persona activa y lo accediera sexualmente. “Mara” se negó terminantemente. El cliente hizo caso omiso a la negativa de la travesti y comenzó a manosearlo en sus partes íntimas para lograr el objetivo por la fuerza. Pero no hubo caso, la travesti se resistió, hubo un forcejeo y casi terminan a las trompadas. Finalmente, afirmó “Mara” que el comerciante de la ciudad de San Miguel de Tucumán se calmó y la dejó en su parada nocturna. Pero la situación no terminó allí. La travesti, visiblemente conmocionada, le contó lo sucedido a sus colegas y amigas, quienes la acompañaron hasta la sede de la Comisaría 11ª, donde expuso lo sucedido ante la policía. Denunció que fue abusada sexualmente por el tucumano, de quien brindó sus datos personales.
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