Los envases llenos se llevan en autos, motos, carros y hasta en carretillas, en largas distancias. Su valor es de 16 pesos, pero si se recurre a un envío a domicilio, el costo se dispara a 40 pesos.
Hay ordenanzas y leyes que establecen cómo se debe transportar una garrafa, que nada tienen que ver con un motociclista en pleno equilibrio.
Los vehículos tienen que estar habilitados con una serie de requisitos, de hecho deben contar con un cartel que dice “peligro - explosivo”, tienen que tener además una bandolera roja visible, matafuegos y con una carga que no supere los 400 kilogramos.
También, el vehículo debe contar ciertas condiciones que no permitan que se inicie ningún tipo de fuego. Cada cilindro o garrafa tiene que trasladarse de manera vertical, pero es común que aquellos que tienen auto las carguen acostada en el baúl.
Entre otras condiciones, el conductor habilitado no puede fumar mientras maneja y son todas medidas para el resguardo de quien transporta gas envasado. Ninguna se cumple cuando cualquier persona va, la compra en una distribuidora y se la lleva a su casa.
En Paraná se ve a diario, conductores de motos y hasta de bicicletas que llevan garrafas apretadas entre las piernas y el vehículo. “Lo que se haga del portón para afuera ya no es nuestro problema”, dijo la recepcionista de una importante distribuidora de la ciudad.
Francisco, el responsable de otra empresa similar, pidió reservar su identidad y dijo a UNO: “Hasta desde el sentido común no está bien. Cuando nosotros transportamos en los camiones, necesitamos una habilitación especial como para cualquier carga peligrosa. Además, el conductor tiene que tener un carné para ese fin. Pero cuando viene alguien hasta el portón a comprarnos llegan a veces en cualquier medio de transporte, hasta en carretilla”.
Las primeras horas de la mañana, el mediodía, sobre el final de la siesta y a última hora antes del cierre de las distribuidoras, son los momentos en que más personas llegan para lograr adquirir una garrafa de 10 kilogramos a 16 pesos y ahorrarse los 24 de diferencia. Eso es así porque coincide con el uso de la cocina y es cuando se advierte que se necesita hacer la reposición. De los consultados hay quienes hablan de falta de controles, pero todos parecen acordar que la situación siga de la misma manera: a las distribuidoras les conviene seguir vendiendo y al los clientes ahorrarse la diferencia.
Los vendedores en los barrios persisten por sus clientes fijos
La diferencia entre los precios del gas envasado es considerable. Son 24 pesos lo que se ahorra una persona que compra una garrafa de 10 kilogramos directamente en una distribuidora; aunque también, algunas las llegan a cobrar 20 pesos en lugar de 16, por más que estén subsidiadas.
En cada barrio, sobre todo en aquellos que no cuentan con gas natural, aún persisten los vendedores gracias a sus clientes fijos, pero el rubro tiene dificultades. Ellos también tienen que pagar 16 pesos para comprar cada garrafa que luego distribuyen en las viviendas que lo solicitan. Pero sus precios varían: si alguien llega hasta sus comercios, la misma de 10 kilogramos, en lugar de 40 pesos, cuesta 32.
José tiene su negocio familiar y dijo a UNO: “No podemos competir con las empresas. Tenemos costos de traslado por el combustible más la ganancia, se generan otros gastos. La gente busca precios, el que tiene movilidad va y se lo lleva directamente desde la distribuidora”. La diferencia en los costos para el consumidor hace que la mayoría las busque directamente en las condiciones ya descriptas.
Hoy hay una escasez de garrafas de 15 kilogramos y se advierte desde 2013. Los envases se vencen y no se vuelven a reponer; pasa en todo el país. De todos modos aún quedan algunas y tienen un precio de 48 pesos si la llevan hasta el hogar y de 25 pesos directamente en la distribuidora, casi la mitad.
Con el tubo de 45 kilogramos es diferente porque es otro tipo de gas; de más calidad y además no está subsidiado. El precio hoy en Paraná es de 400 pesos. Este es otro aspecto que hace a que se prefiera ir a buscar una garrafa de 10 a la distribuidora por cualquier medio -aunque sea en carretilla-, porque con el mismo costo de un tubo, se pueden adquirir 25 garrafas de 10 kilogramos y esto hace a un total de 250 kilogramos.
Las cifras
*150% Es lo que se paga de más si en lugar de comprar una garrafa de 10 kilos en una distribuidora se hace a través de un vendedor de barrio.
*400 Es lo que sale un tubo de 45 kilogramos en Paraná, también se lo puede conseguir a 350 pesos.
*25 Es la cantidad de garrafas de 10 kilogramos que se pueden comprar en una distribuidora por el mismo precio que un tubo de 45.
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