Monseñor Colombo llamó a afrontar el desafío de evangelizar en estos nuevos tiempos. Pidió encontrar al Jesús vivo.
Ayer se realizó la tradicional procesión y el Encuentro entre las Sagradas Imágenes de San Francisco Solano y el Niño Alcalde que evoca el levantamiento diaguita que sucedió el jueves santo de 1593. Allí apareció la figura de un misionero español, quien frenó el derramamiento de sangre con la música de su violín. Así es como desde ese entonces hasta ahora se celebra ese Tinkunaco, el choque entre dos culturas totalmente diferentes y la figura de un misionero, quien con su música impidió la violencia y puso Justicia ante el reclamo justo de los pueblos originarios de estas tierras.
La Santa Eucaristía celebrada en las Padercitas fue concelebrada y presidida por el obispo de La Rioja, Marcelo Daniel Colombo, quien en su mensaje llamó a ser “apóstoles sensibles de nuestros tiempos”. Pidió evangelizar en los nuevos desafíos y especialmente reconocer al “Cristo vivo”. Cabe recordar que el 2014 es el año de la catequesis diocesana y precisamente, el pronunciamiento de Monseñor Colombo tiene que ver con las prédicas del papa Francisco, quien indicó que hay que salir a evangelizar en estos nuevos tiempos.
“Queremos como San Francisco Solano, en este año catequístico diocesano, asumir los desafíos de la nueva evangelización. Los gestos portentosos ha que vivirlos asumiendo que la fe está para ser compartida y multiplicándose en obras de caridad. No de lástima sino en obras movidas de amor”, pronunció Colombo, quien en un corto mensaje, fue preciso a la hora de vertir los conceptos para la vida católica de la feligresía.
“Hay que afrontar los desafíos de la nueva evangelización. La muchedumbre de jóvenes que pueblan las esquinas, los barrios y nuestros pueblos del Interior. Los barrios que se multiplican y que piden a gritos no solamente por una nueva capilla sino también un lugar para celebrar su fe. Y por último, los desafíos que nos vienen de la vida social y política, una institucionalidad en que queremos profundizar su vocación de servicio al bien común”, señaló.
“Todos estos gritos de nuestro oír riojanos nos piden ser como San Francisco Solano, apóstoles sensibles de nuestros tiempos, le pedimos a María, Madre del anuncio puro que haga que nos ayude a perseverar en nuestra vocación de servicio y así podamos llegar a nuestros hermanos al encuentro con Cristo”, remarcó.
En su homilía, Colombo – quien vivió por primera vez este Encuentro – dijo que se vivía “con alegría el hecho de acompañar las Sagradas Imágenes en este encuentro”.
“Nos hace pensar en la alegría de Dios en el cielo por nuestra capacidad de ser hermanos en Cristo. En un día como hoy experimentamos el gusto espiritual de ser pueblo de Dios. Nuestro Tinkunaco expresar nuestra vocación de la vida fraterna, que se conquista en el día a día, buscando según la voluntad de Dios para toda la comunidad. Las tradiciones de nuestra fe no son algo inmóviles, carente de sentido. Vemos cómo nos estimulan para actualizar en la palabra de Dios nuestra respuesta a ese proyecto de amor”, pronunció.
Luego realizó un resumen de lo que fueron las lecturas de la misa, donde en una de ellas, Pablo lamenta que su pueblo no advierta el paso del Mesías por su historia. “Afectado por la dificultad de reconocer de las tradiciones israelitas al mismo Salvador, Pablo que no deja de sentirse parte de ese pueblo, los invita a descubrir en Jesús al Salvador”, apuntó.
“Nos podría pasar a nosotros si nuestras tradiciones no nos acercaran al Cristo vivo, no nos hiciera solidarios, más cercanos al dolor de los hermanos. Podríamos correr el riesgo de celebrar a Cristo, a un desconocido, por no haberlo visto que viene a nuestro encuentro”, explicó.
En ese contexto es que pronunció el desafío de evangelizar en estos nuevos tiempos, la manera en que la iglesia tradicional es asociada con una barca y ante los hechos contemporáneos, salir a “pesar, a afrontar y descubrir” los nuevos desafíos.
El encuentro
La procesión, que salió alrededor de las 7.30 desde el Convento de San Francisco se encontró con el Niño Jesús Alcalde alrededor de las 11.15. Allí se realizaron las tres genuflexiones. En la primera de ellas se reconoce al Niño Jesús Alcalde como el conquistador de la vida, el que dio vida para salvar a sus hijos. Esa vida que es educación, que es pan, trabajo, relación filial con sus hijos.
En la segunda genuflexión se reconoce al Niño Alcalde como el luchador por la paz y la justicia, desterrando del corazón del hombre al egoísmo, la avaricia y el atropello. Y en el último paso se reconoce al Niño Alcalde como el gestor de la fraternidad.
Inclusive, como este encuentro evoca un hecho de violencia, con un final fraterno y de paz, también en las oraciones que se pidieron en la misa, se reflexionó y se pidió por la paz en Medio Oriente y en todo el Mundo. Las ofrendas estuvieron a cargo de las catequistas de distintas comunidades, quienes acercaron los dones de pan y vino y el firme compromiso de dejar las huellas de la fe en sus alumnos. Desde Defensa Civil afirmaron a NUEVA RIOJA que en la procesión y posterior misa hubo alrededor de más de mil personas. Esta cifra se fue cambiando a medida que pasaban las horas, teniendo en cuenta que muchos riojanos fueron a tomar gracia de las Santas Imágenes luego del mediodía.
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