No tenía plata para comprar materiales para su empresa, aceptó el descarte de otros y revolucionó su industria

No tenía plata para comprar materiales para su empresa, aceptó el descarte de otros y revolucionó su industria

Hoy, Norberto Levy maneja una marca que tiene más de 60 productos, como juegos para chicos, bancos, papeleros, en distintas provincias del país.

 

Por Axa Pacheco

Norberto Levy es uno de los prioneros del reciclaje en el país. En 1996, en Paraná, Entre Ríos creó la primera fábrica juegos y bancos para plazas con plástico reciclado en el país. Lo hizo como una oportunidad para reinventarse, también se convirtió en un beneficio para la sociedad y hoy se extiende en más de 150 municipios del país: la nombró Quanta.

Levy tiene 72 años, estudió Arquitectura en Rosario y sus primeros años de carrera los dedicó a la transformación de plástico para las industrias automotriz y de electrodomésticos, hasta que reencauzó su negocio en la fabricación de juegos de plaza, bancos y papeleros con plástico reciclado. Esta decisión la atribuye a su vivencia durante la época de la última dictadura: “Tengo hermanos generacionales desaparecidos o viviendo como hippies. Mi hippismo lo canalicé a través del tema ambiental”, aseguró en diálogo con TN y remarcó: “Después, me enamoré de esto”.

Cuando encontró esta “veta en el mercado”, no había otra empresa similar en el país, pero Levy decidió apostar por el proyecto en Paraná, su ciudad natal, y en una época de inestabilidad económica que le impedía conseguir materia prima. “Cuando todo flaqueaba y quebraban empresas, empecé a pensar en qué nicho podía ubicarme”, señaló.

“Estoy en una ciudad donde no hay industria plástica. ¿Cómo aprendí? Me fui a la librería, compré todos los libros que había, los estudié, me hice una carrera de ‘plastiquero’”, recordó.

Luego de nutrirse de todas las ideas posibles, el próximo paso fue conseguir el material. Se conectó con “10 o 12 municipalidades” que tenían residuos sin usar y ofrecieron regalárselos. Y así nació su empresa.

Quanta tiene más de 60 productos. (Foto: quanta.com.ar)Por: Jagay Levy

Los primeros modelos fueron un banco y un papelero, pero Levy los canjeaba por material para su compañía, hasta que se dedicó de lleno a la fabricación de mobiliario para plazas. “Es el crecimiento de la sociedad, la vinculación”, lo que le permitió seguir mejorando sus productos. “El vínculo con la gente es lo que más ayuda”, destacó. Luego, el ingreso de dos de sus tres hijos a la compañía terminó de fortalecerla.

La suma de muchas energías

El origen y la misión de la empresa es la cooperación de los trabajadores y la comunidad. De ahí deriva la elección del nombre: “La empresa se llama Quanta a partir de la energía cuántica. Es la energía más chiquitita, pero tiene un poder enorme. La suma de muchas energías chicas es lo que nosotros nos planteamos que es lo importante para poder llegar”.

Lo que más destaca Levy es el efecto de su empresa en la sociedad, el propósito es “transformar conciencias a través de la transformación de plástico reciclado que la comunidad junta” y que se convierte en mobiliario: “Entregamos productos para formar voluntades. El primer paso lo tiene que dar el ciudadano para hacer el proceso económicamente viable y sin recargar los presupuestos”. Parte de esta filosofía, sobre todo “el respeto por el trabajo ajeno”, fue inspirada en lo aprendido por Levy durante los años que vivió en un kibutz (desde 1974 hasta 1977).

Así, Quanta no solo tiene alianzas con municipalidades y empresas de renombre, sino que promueve el reciclaje en las escuelas con campañas de recolección. Más que cuidar el ambiente, Levy considera que hay que cuidar el “ambiente humano y las buenas relaciones de los vecinos”, ese es el porqué de estas actividades.

La empresa tiene convenios con municipalidades y escuelas. (Foto: Instagram @quanta.reciclaje)

También ofrece visitas guiadas en su fábrica a personas que contribuyen a moldear la sociedad, desde maestros hasta intendentes. “Visitan la empresa y los concientizamos en la forma de trabajar, a no ver el residuo como un negocio, sino como una consecuencia de un accionar social que después se tiene que traducir en una vuelta para ser sustentable”.

La forma de devolverle el trabajo a la comunidad es hacer mobiliario duradero: “Tengo productos que fabricamos en el 96 y siguen estando en pie”, resaltó. En lo referente a calidad, Quanta tiene los certificados Huella de Carbono, Empresa B y consiguió este año la certificación INTI-Ecoplas, lo que garantiza su compromiso con el ambiente a través del uso del plástico reciclado.

Así se procesa el plástico en Quanta. (Video/foto: Instagram @quanta.reciclaje)

Por otro lado, Quanta contribuye a la sociedad con la fundación “Quanta El bien hacer” desde hace más de una década. “El bien hacer es respetar las normas. Trabajamos dentro de la formalidad”, explicó Levy. La organización tiene programas de integración social, entre otros, más convenios con colegios y municipalidades.

Quanta en el futuro

En la actualidad, el mobiliario de Quanta se puede encontrar en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Salta, San Juan, Santa Cruz, incluso, en las Cataratas del Iguazú, en Misiones. También han logrado exportar.

Según adelantó Levy, su equipo está estudiando un nuevo proceso, cómo trabajar con resinas para utilizar los plásticos que no tienen ningún uso y fabricar productos.

Ahora que decidió que está cerca su retiro, Levy está seguro de que sus hijos y sus empleados continuarán lo que él empezó. “Desde el primer día fui curioso y escuché a todo el mundo. Lo que voy a dejar, lo que les dejo a todos mis empleados y a mi familia es que sean curiosos y que no se cierren. Que siga existiendo algo como Quanta, que esté permanentemente en la innovación, siempre respetando el ambiente” y, sobre todo, que coopere con otras empresas, a pesar de la competencia: “Este país es hermoso y es tan grande que hay lugar para todos y yo creo que lo que nos está faltando es juntarnos”, destacó.

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