Miguel Russo representa uno de los principales focos de atracción en el clásico que se viene. Por antecedentes, personalidad y por el aura mágica que lo rodea en cada paso por Central, el técnico parece absorber con su manual de astucia todo el peso de responsabilidades que envuelve este choque de alta tensión. Más allá de este escenario, el conductor canalla no se siente apremiado por la situación que debe atravesar, ni por el rol que le toca cumplir. “Yo lo tomo con mucha naturalidad. Disfruto mucho de estos partidos, cada vez más. Porque en la vida hay cosas que se viven y después no se repiten”, comentó el entrenador en un extenso mano a mano con Ovación.

   Russo busca transmitir serenidad en cada gesto. Aunque su postura no luce impostada. Nace de la seguridad de su discurso y de la confianza que desprenden las postales de su pasado. Sabe que como DT auriazul nunca perdió con Newell’s y ese plus potencia su posición y su influencia. “No me siento un imán de presiones y responsabilidades. Soy entrenador y un receptor de todo. De lo bueno y de lo malo. Así es esta profesión y así es este juego”, enfatizó.

   —¿Sentís que los hinchas descansan mucho en tu figura?

   —No sé si es así. Y si lo es tampoco me doy cuenta por mi naturaleza. Por tener la relación que tengo con este club, que a medida que pasa el tiempo se afianza más. Yo vine con Central en otra categoría, en el momento que tenía que venir. Con mucho esfuerzo logramos el ascenso y ahora hay que consolidar todo. Esto nos va a llevar tres torneos como mínimo y en ese camino vamos a pelear cada partido.

   —¿Estás en un momento de disfrute y reconocimiento?

   —Yo no busco reconocimiento, simplemente hago lo que me gusta, donde me gusta. Ese es el motivo hoy de mi vida. Si no estoy cómodo, y si no hago lo que quiero, me voy. Hoy lo que busco es el progreso de este club y el crecimiento de este grupo. Que los jugadores crezcan, se desarrollen y se consoliden. El tiempo nos va dará los frutos.

   —¿Tenés cábalas antes de los clásicos?

   —No, hago mi vida normal. No me ato a eso porque si no parece que me supera la situación del partido. Escucho a la gente en la calle y disfruto el día a día de todo esto.

   —¿Cómo influyen estos tres años sin clásico en el plantel?

   —Se nota en la ansiedad. Pero los pibes de inferiores saben cómo es. Y los más grandes, como Caranta, Luna y Abreu, tienen otros clásicos encima. Entre todos nos vamos apuntalando para jugar partidos de esta índole.

   —¿Cómo trabajaste el grupo en la semana?

   —La idea fue hacer una semana totalmente normal. Hablamos mucho de los detalles, de las declaraciones, siempre con mucho respeto porque vivimos un momento muy especial. Nosotros debemos ser cautos y dejar el folclore para la gente.