El 6 a 1 a Paraguay no sólo generó preocupación hacia afuera (los medios chilenos reflejaron el poderío argentino) sino que potenció la buena onda hacia adentro. Si bien el clima ya era positivo a lo largo de la Copa, ganar de esa manera provocó que el plantel argentino aumentara la autoestima. Por eso, en el entrenamiento light que ordenó el Tata Martino este miércoles por la mañana en Concepción, abundaron las bromas, el buen humor y, sobre todo, las risas. Y la risa, dicen, es salud...

Luego de la práctica, la delegación viajó rumbo a Santiago, donde ya se alojó a la espera de la finalísima del próximo sábado en el Estadio Nacional ante el equipo local. El choque que varios se imaginaban a medida que avanzaba la Copa y que atrapará la atención no sólo de argentinos y chilenos sino de casi todo el mundo.

Los jugadores aprovecharon la llegada a la capital chilena y las horas de ocio para tomar mates, jugar a las cartas, a la Play o charlar con amigos y allegados que se acercaron al hotel donde se concentra el equipo. La felicidad se nota, por ejemplo, en los gestos de Nicolás Otamendi y el Pocho Lavezzi, quienes posaron y subieron la imagen a Twitter. O Marcos Rojo tomando mates con Mariano Andújar, que volvió a juntarse con el plantel tras haber sido desafectado por la operación que debió someterse en su muñeca.

Este jueves el plantel volverá a entrenarse y allí, Martino comenzará a observar la evolución de Ezequiel Garay. El defensor se perdió la semifinal ante Paraguay por un cuadro de gastroenterocolitis. No fue a la cancha a ver el partido y este miércoles tampoco participó del entrenamiento matutino. Esa será, de no surgir imprevistos, la única duda que tendrá Martino para el duelo decisivo ante los de Sampaoli. Si no llegara a encontrarse en su plenitud físicamente, seguramente volverá a ser reemplazado por Martín Demichelis.