Recuperaron el verdadero celular de Leda y detienen a tres personas

Recuperaron el verdadero celular de Leda y detienen a tres personas
Se trata de un hombre que había declarado como testigo, su concubina y otra familiar. Están acusados de encubrimiento agravado y falso testimonio. La Justicia logró dar con el teléfono de la docente asesinada y la causa podría encaminarse a sus tramos finales.
Sorpresivamente, ayer el juez Ramón Gómez detuvo a una pareja acusada de haber mentido a la Justicia sobre el destino dado al celular de la docente Leda Fabiana Raimundi.

Los operativos fueron desplegados por expertos, quienes “aprehendieron a Marcelo Cortez y a su pareja Zulma Anahí Enriquez”, confirmó anoche a EL LIBERAL la fiscal Norma Morán.

La aprehensión del dúo sobrevino por la tarde, al cierre de una jornada agotadora para la Justicia, señalaron voceros judiciales.

La historia se precipitó el 15 de junio, horas después del asesinato de la docente, cuando la policía detuvo a cinco personas, entre ellas Gabriel Brandán.

Al declarar, éste habría manifestado que tras matar a la mujer de 43 años, “la mae Lucrecia me pagó con un celular que era de la chica”.

Proveyó el nombre de Marcelo Cortez, un supuesto técnico de televisores que residiría a pocos metros de la casa de Brandán, sobre calle San Martín.

Allanamientos

En minutos, la Justicia puso en marcha su andamiaje y arribó a la casa de Cortez, quien entregó a los investigadores un celular que dijo: “Es el que me dio Brandán, en parte de pago por una deuda que tenía conmigo”.

Tanto en sede policial, como judicial, el técnico habría afirmado a los investigadores que el entregado era propiedad de la mujer, según confirmación de Brandán.

Transcurrió el proceso y semanas después habría declarado el ex esposo de la víctima, Fabián Moreno, quien al mostrársele el aparato incautado, aclaró: “No es el celular de Leda”.

Ello generó especial interés en el magistrado y la fiscal Morán, quienes facultaron a expertos de Inteligencia Criminal a desmenuzar el dilema; también acudieron a las empresas de telefonía celular ubicadas en Córdoba.

Meses después, las mismas habrían informado que el celular era propiedad de un hombre que reside en calle Pedro León Gallo al 4000, tío de la esposa de Cortez, Zulma Anahí Enríquez.

Con la premura del suceso, en la víspera el juez tomó declaración testimonial al hombre, deseoso de conocer el derrotero de lo que ayer se estableció era su celular.

Efectivamente, el testigo habría reconocido como suyo el celular, confirmando también que le eran propias las llamadas, sms y fotografías, extraídas del aparato.

Cuando los funcionarios preguntaron cómo se había desprendido del mismo, el testigo habría respondido que tiempo atrás supo entregarle a Enríquez, ya que ella tenía un amigo que podría repararlo.

Progreso

Despejada la encrucijada, a media mañana el magistrado ordenó la inmediata detención de Cortez y Enríquez, también de un tercer familiar, medidas que se dieron cumplimiento por la tarde desde los domicilios respectivos.

De las tres personas, una recuperó la libertad a los pocos minutos, ya que habría establecido que carecía de responsabilidad alguna en semejante alud de afirmaciones, negativas y supuestas mentiras, confió un investigador.

Lejos de persistir en su tesitura, al ser arrestado Cortez habría señalado a los policías que la verdadera receptora del celular de Leda habría sido una mujer de apellido González, vecina.

Esta vez, la comisión policial asumió que se aproximaba al destino real del aparato de la víctima, quien fue asesinada y abandonada en un camino que une Beltrán y Villa Robles, entre la noche del 14 y madrugada del 15 de junio.

Rápidos, los policías irrumpieron luego en la casa de González y ésta reconoció que meses atrás su vecina Enríquez le habría vendido un celular con tapita.

Extraoficialmente, se sabe que los investigadores ya tendrían la certeza de haber dado finalmente con el celular de la mujer, hallazgo que surgió pocos días antes de cumplirse tres meses de su triste fin.

Con la contundencia emergente, Cortez y Enríquez fueron trasladados a La Banda y alojados en la Comisaría del Menor y la Mujer; y en la Unidad Regional Nº 2.

A los dos se les atribuirían los delitos “encubrimiento agravado” y “falso testimonio en concurso real”, confirmó la titular del ministerio público.

Pericias

Para los instructores, el descubrimiento del celular de Leda simplificará el rumbo de la investigación. Desde anoche, Inteligencia Criminal trabaja en su contenido.

Es prioritario determinar las llamadas entrantes y salientes; obviamente los sms que la víctima habría enviado y recibido en los últimos días y desde ya, el 14 de junio.

Su ex novio, Mario Rojas, habría declarado que ella lo llamó por teléfono el 14 a la tarde y que juntos anduvieron por el centro; y que terminaron juntos en la zona del Golf Club, de acuerdo al expediente judicial.

Por el contrario, la familia de la maestra declaró que jamás ésta se habría acercado a Rojas porque le temía, ya que en enero pasado él mismo le habría enviado a sujetos a robarle en la casa.

No conforme, también le habría sugerido “arreglar” el problema, ya que de lo contrario las consecuencias recaerían en su hijo de 10 años, siempre según se destaca en el expediente que ya suma su sexto cuerpo, algo así como 1.200 fojas.

Por aquello de que los celulares atesoran muchos aspectos de la vida de las personas, el magistrado intuye que el de Leda no será la excepción.

En él depositaría Gómez las respuestas de los momentos decisivos de la maestra, quien desapareció de su hogar cerca de las 17 al trasladarse a un médico.

Gómez también pedirá a las empresas de telefonía celular que hagan idéntico trabajo que el desplegado con los aparatos pertenecientes al resto de detenidos: Rojas, Guillermo “El Turco” Pereyra, Lucrecia Ledesma y su hijo, Luis Esteban Ledesma.

Todos permanecen alojados en las cárceles de la capital y en los días venideros serían sometidos a careos esclarecedores, adelantó ayer un abogado.

Los trámites serán solicitados próximamente, casi en forma simultánea a un escrito en que el querellante Juan José Saín requeriría una nueva autopsia.

Contra la posición de varios abogados, Saín sostiene que es imperiosa una nueva autopsia, a fin de que los forenses determinen si los cortes advertidos en el cuerpo de la víctima “fueron provocados por animales, o bien manos humanas”.

El interrogante causa mucha preocupación al letrado, quien interpreta que el crimen se consumó en una casa de Robles y que Leda habría sido mutilada.

La hipótesis del letrado sugiere quizá un segundo viaje de los supuestos homicidas. Esta vez, el propósito habría sido desfigurar el cuerpo.

Reconocido por algunos detenidos como probable, en el supuesto segundo viaje a Robles, la docente habría sido despojada del brazo durante una práctica que algunas partes vinculan a rituales umbandas.

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