Esta propiedad que lo albergó durante varias temporadas estivales junto a su familia se convirtió en un hostel denominado "Fuser", apodo que se conoció al revolucionario en el ambiente del rugby.
En la actualidad presenta la misma fachada, aunque sufrió algunas reformas internas para adaptarla a un hostel y albergar turistas desde hace un par de meses.
Los nuevos propietarios, más allá de la actividad comercial, decidieron continuar apostando y relacionando el lugar con la historia del "Che", este personaje altamente reconocido por sus ideales y lucha de justicia social en Latinoamérica.
Fue así que el alojamiento lleva el nombre "Fuser", abreviatura de "Furibundo Serna", apodo con el que se conocía a Guevara en el ambiente del rugby. Quienes allí se hospedan son bienvenidos con un sencillo relato sobre la relación de la casa y el revolucionario.
El 4 de enero de 1952, Ernesto Guevara de la Serna, por ese entonces con 23 años, estudiante de medicina y de un gran espíritu aventurero, incentivado por el cordobés Alberto Granado (30), dejó su confortable ámbito familiar en Buenos Aires y ambos se subieron a una motocicleta Norton 500, "La Poderosa", la cual debieron dejar en el medio del camino y proseguir la travesía de diversa manera, sin dinero en los bolsillos.
Tras pasar por Mar del Plata, los aventureros llegaron a Miramar, donde se encontraba María del Carmen Ferreira, "Chichina", con quien compartía un romance y pasaba el verano a orillas del mar.
En esa primera etapa de un viaje que abarcó 12.000 kilómetros hasta su final en Venezuela, estuvo "Come Back" ("Regresaré"), un perro que Guevara quería regalarle a su novia.
La despedida no fue fugaz ni mucho menos ya que duró 8 días de los 2 programados, donde más allá del tema sentimental -según cuenta la historia-, al joven lo cautivó la gente y belleza marítima de esta localidad.
De acuerdo a relatos de la época, Miramar fue parte de un viaje que a Guevara le abrió la mente y comenzó a reflexionar seriamente con sus principios revolucionarios por la igualdad social.
En el libro de memorias, "Con el Che por Sudamérica", redactado por el propio Alberto Granado, la noche del 11 de enero, Guevara estuvo en la playa y caracterizó esa escena como un espectáculo inolvidable.
También aprovecharon los días para reunirse con un grupo de veraneantes y disfrutar del mar, pero uno de los momentos más recordados fue cuando se suscitó una discusión sobre temas políticos y sociales. "Se trató la socialización de la medicina llevada a cabo esos días por el gobierno laborista en Inglaterra. Ernesto tomó la palabra y durante una hora defendió calurosamente la socialización, abolición de la medicina como comercio y la desigualdad en la distribución de médicos entre ciudad y campo. También el abandono científico en que se dejaba a quienes desempeñaban tareas en la zona rural", relató su compañero de travesía.
Sin duda, Ernesto Guevara comenzaba a mostrar vestigios del futuro "Che", con argumentos sólidos para defender sus principios y creencias, esos mismos que lo llevarían a convertirse en un verdadero revolucionario.
Ese paso por Miramar fue principalmente tomado como un "paréntesis amoroso", aunque el ámbito familiar de María del Carmen, especialmente su madre, estaba en total desacuerdo con la relación que terminó de romperse tras una carta enviada por la propia joven desde Miramar, la cual fue recibida por Guevara en Bariloche, cuando se aprestaba a seguir su camino hacia Chile.
A pesar de esto, ocho meses después volvió a Buenos Aires y le ofreció matrimonio, pero obtuvo un rechazo contundente.
El extenso viaje también fue reflejado en cine a través del filme "Diarios de Motocicleta" (2004), donde el mexicano Gael García Bernal tomó el protagonismo de este histórico y polémico personaje, mientras que Rodrigo De la Serna, fue quien interpretó a su compañero.
Por último, entre una de las frases más profundas en su publicación bibliográfica, Granado destaca una postura que aún perdura con el paso del tiempo. "Yo siempre lo digo, a Ernesto hay que odiarlo o admirarlo, pero es imposible ignorarlo", y vaya si es cierto
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