Racing, el dueño de Avellaneda

Racing, el dueño de Avellaneda

La "academia" fue muy superior a Independiente, le ganó 2 a 0 y le hizo precio, en el partido que puso fin a los partidos de verano en Mar del Plata. Milito y Bou, los autores de los goles.

Si Racing hubiera querido y acelerado en el complemento, quizás estábamos hablando de otra paliza histórica como la de Boca a River el sábado. Sin embargo, la “academia” le tuvo piedad a su clásico rival, se encargó más de cuidar la pelota y mostrar el buen trato de sus hombres de mitad de cancha en adelante que ir contra el arco de Diego Rodríguez, y por eso derrotó sólo por 2 a 0 a Independiente y se llevó la Copa “Ciudad de Avellaneda”, en el encuentro que cerró el Torneo de Verano 2015. Con la misma fórmula que lo llevó al título, con Diego Milito y Gustavo Bou indetenibles y haciéndose presentes en la red. 

El partido comenzó más peleado que jugado, con mucha intensidad de los dos lados, sin lastimarse con la pelota, pero jugando al filo de la falta. Pablo Lunati trataba de llevarlo a su estilo, sin tarjetas, pero con el riesgo de que se le vaya de las manos. Por características de sus jugadores, era más claro Racing, que tenía buen pie en la bandas, contrarrestando contra una defensa “roja” que no daba seguridad en la marca y regalaba el balón en cada salida. Igual, las jugadas de peligro no abundaron y recién a los 11’ llegó la primera aproximación con una buena maniobra de Acuña por izquierda, que le ganó a Breitenbruch y remató cruzado, bajo, desviado. 

Las fallas de la defensa del equipo de Almirón quedaron más expuestas que nunca a los 16’, cuando en una segunda jugada a la salida de un córner, Acuña metió el centro al segundo palo para la entrada en soledad de Diego Milito, que la paró y cuando tenía todo para definir, de cara al arco, quiso asistir a Bou y se la terminó regalando a Rodríguez, en una acción que fue clarísima y la desperdició el capitán “académico”.  

Independiente era un equipo que dejaba muchas dudas cuando defendía, pero que mostraba buenas intenciones cuando la pelota pasaba por los pies de Mancuello y Pisano. Y justamente ellos dos tuvieron la chance de abrir el marcador de manera consecutiva, primero el capitán con un tiro libre que despejó bien Saja sobre su izquierda, y luego el chiquitito tras un pelotazo de Papa, con un zurdazo que se perdió sobre el caño derecho. 

El encuentro era entretenido, emotivo, pero no del todo bien jugado. A Independiente le costaba muchísimo llevarle la pelota a los jugadores desequilibrantes, mientras que Racing era más incisivo por la jerarquía de sus hombres. Y empezó a merecer el primero la “academia”. Entre los 30’ y los 33’, tuvo tres chances claras de gol: primero Videla metió un centro que Gastón Díaz cabeceó apenas arriba; enseguida, Figal tocó mal atrás para Rodríguez, Milito llegó antes pero muy cerca del achique del arquero, la punteó, pero no tenía ángulo y la pelota cruzó paralela al arco, permitiendo el cierre de Cuesta; en la última, el centro de Acuña desde la izquierda le quedó a Díaz que le pegó como venía y se fue cerca del palo izquierdo.

 El tramo final de la etapa también favoreció al equipo de Diego Cocca, que sabía que si presionaba la podía recuperar en terreno rival. Y así lo hizo a los 37’, cuando Díaz apretó a Cuesta, se la robó y se la tiró a Bou que buscó el pase en cortada para Milito que perdió con la salida de Rodríguez. Racing era más y tuvo su premio a los 39’. El córner desde la derecha, bajo, al primer palo, encontró una soberbia acción individual de Bou que desairó a su marcador con un sombrero y tocó bajo al medio, para que Diego Milito sólo tuviera que empujarla sobre la línea y darle la merecida ventaja. 

El gol no hizo reaccionar a Independiente que estaba desconocido, sin ideas, jugando lejísimo de Saja. El campeón se floreaba, levantaba a su gente y casi estira la ventaja en la última con un tiro libre de Gastón Díaz que Rodríguez contuvo en dos tiempos. Así se fueron al descanso, con Racing haciendo valer su superioridad y ganando con justicia. 

Dio la sensación que el “rojo”  iba a salir a imponer condiciones en el complemento, peleando cada pelota bien arriba como si fuera la última. Pero la diferencia entre los delanteros de uno (Racing) y los defensores del otro (Independiente) era demasiado grande y a los 4’ nomás, la “academia” hizo explotar a la mitad sur del José María Minella. Gustavo Bou se llevó a la rastra a Cuesta, no fue egoísta y tocó al medio para Milito, que giró en una baldosa y sacó el remate que alcanzó a sacar Rodríguez, con tanta mala suerte que el rebote le quedó al exRiver y OIimpo que no le tuvo piedad y selló el 2 a 0

Al igual que en la primera mitad, las esperanzas del equipo de Almirón estaban depositadas en alguna pelota parada de Mancuello. Por esa vía tuvo el descuento, el “11” buscó el palo de Saja que se había movido hacia el medio y ya no podía volver, pero ni esa le salió al “rojo”, porque la pelota se perdió besando el caño izquierdo. 

Independiente metió cambios ofensivos para ir por el descuento, pero dejaba espacios para la contra de Racing que estaba expectante para una salida rápida. Más allá de tener mayor posesión, los de Almirón no lograban entrar con peligro al área de Saja y cuando lo hicieron, tardaron mucho y permitieron el cruce salvador de Grimi. Si no fuera por el “estilo” de Lunati, el “rojo” se hubiera quedado con algún hombre menos, porque la impotencia los llevó a algunas infracciones que bordeaban la expulsión.  

El partido estaba terminado desde muy temprano. Porque la falta de profundidad de Independiente no daba ningún atisbo de una posible hazaña y la tranquilidad de Racing no lo llevaba a acelerar. Hasta que Bou volvió a aparecer en acción, tiró un caño, metió un par de lujos, levantó a su gente y enardeció a los rivales. Y casi marca el tercero de volea, pero le erró por centímetros al arco de Rodríguez.  

Los 10’ finales fueron a pedir de Racing, con la gente de pie en las plateas aplaudiendo a su equipo, que siguió peleando la pelota para recuperarla y después la cuidó, la manejó y buscó el momento para ir por el tercero, sin suerte. Mancuello, el único que mereció algo más en el “rojo”, volvió a sacarle pintura al palo izquierdo, con un buen remate de derecha desde afuera. El del “honor” no llegó tampoco con Riaño, que metió una buena mediavuelta, que se perdió cerca. 

Hubo fiesta albiceleste en el Minella. Diego Cocca y sus muchachos se sacaron la espina del clásico perdido en el campeonato que terminó ganando, lo hicieron con autoridad y se convirtieron en los dueños de Avellaneda en el verano.

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