El acuerdo, que se venía trabajando desde hace tiempo, tiene que ver con las necesidades de la coyuntura. Quiroga necesita garantizar el triunfo de sí y de los demás, para mantener el principal distrito provincial fuera del alcance del MPN. Rioseco comparte ese rumbo, que lo pone en una situación extraña en el Frente para la Victoria, del que es candidato para las generales del 25 de octubre. Y Mansilla debe sostener su espacio, petardeado por la interna gremial de ATE, para sellar definitivamente su propio destino como político, ya sin obligaciones hacia sus antiguos socios sindicales.

Quiroga, quien se mostrará además con el resto de asociados, es decir, el PRO y la conflictuada UCR, además de NCN, produce de esta manera otra novedad en su largo derrotero político. Su impronta ejecutiva es capaz de unir aguas y aceites. Sentados a la misma mesa de la promesa del festín ciudadano capitalino, estarán los liberales de Macri con los populistas K no peronistas. A quién pregunte cómo es esto posible, se le deberá responder, con el debido sarcasmo clintoniano, “es la política, estúpido”.

La presentación del frente amplio capitalino, que parece reflotar otras épocas de acuerdos multipartidarios, con amplitudes ideológicas allanadas por la necesidad electoral, se hace a pocas horas de la conferencia de prensa con acto posterior que es convocada por el MPN en el Ruca Che. Cada jugada en la campaña política capitalina está pensada hasta  el borde de la exasperación ajedrecística