Proyecto Agua Segura, una empresa social que trabaja en la crisis del agua

Proyecto Agua Segura, una empresa social que trabaja en la crisis del agua

En nuestro país el 16% de la población carece de acceso a agua segura. Gracias a un médico preocupado por las poblaciones de bajos recursos, más de 600 familias y 200 escuelas rurales cuentan con un filtro especial para tratar el agua. En la patagonia hay en Río Negro, Neuquen y Chubut.

Para hacer frente a la problemática sanitaria del agua que afecta a diversas poblaciones del país, una organización fundada por un médico y conformada por voluntarios decidió impulsar el uso de un sencillo método de filtrado. Se trata de Proyecto Agua Segura, una entidad joven, solidaria y emprendedora.

RSALUD se contactó con su creador, Nicolás Wertheimer, quién relató su motivación para constituir dicha empresa social y cómo, a través de su iniciativa, se ocupó de la mejo­ra de las condiciones del acceso al agua en diversas regiones de Argentina.

Nicolás se recibió de médico a los 24 años y comenzó a tra­bajar en el Hospital Municipal Prof. Dr. Bernardo A. Houssay de Vicente López. Su deseo era cooperar con la sociedad desde la medicina atendiendo a niños y a adultos. Allí notó que los más chicos llegaban al hospital con dolores estomacales, bajo peso, e incluso desnutridos. En la mayoría de los casos se en­frentaba a parasitosis y diarreas contraídas por el agua sin tra­tamiento y falta de hábitos de higiene saludables. Lamenta­blemente, muchos de ellos lle­gaban a consecuencias fatales.

El trabajo le resultaba ago­tador, guardias sin dormir y pacientes que se acumulaban. Pero sabía que gran parte de los casos se podían prevenir. En este sentido, comenzó a re­correr el mundo buscando una manera de ejercer la medicina y se instaló en Estocolmo (Sue­cia) y en Philadelphia (Estados Unidos).

A través de numerosas inves­tigaciones comprendió que des­de hace tiempo existe en todo el mundo la llamada “crisis de agua”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año 1500 millones de per­sonas se ven afectadas por en­fermedades transmitidas por el agua, y un niño muere cada 90 segundos por esta misma razón. En Argentina cerca del 16% de la población carece de acceso a agua segura: es decir que más de 6 mil millones de personas beben agua directamente de pozos, ríos o arroyos que no cuentan con ningún tipo de tratamiento.

Al respecto, Nicolás se inte­resó por encontrar una solu­ción y, a través de una imagen en Internet, conoció un llama­tivo método: en la foto apare­cían chicos en un lugar de Áfri­ca, que bebían agua turbia de un río con un dispositivo simi­lar a una pajilla. En base a esta averiguación, descubrió que se trataba de un filtro microbioló­gico que permitía que el agua de cualquier fuente se vuelva apta para el consumo. De he­cho, ese filtro estaba nombra­do por la OMS como la más alta tecnología en salud para el tratamiento de agua en comu­nidades vulnerables. Gracias a ese hallazgo, Nicolás fundó Proyecto Agua Segura.

Para ayudar a las millones de personas que necesitaban agua segura se unió al actor Julián Weich, con amplia experiencia en organizaciones sociales y embajador de UNICEF.

RSALUD: – ¿En qué con­siste la metodología LifeS­traw® para filtrar el agua?

Nicolás Wertheimer: – Los filtros LifeStraw® cuentan con la mejor tecnología del mundo para el tratamiento del agua. La OMS los definió excediendo el criterio de “Alta Protección” en trata­miento del agua. Permiten que agua contaminada y/o extrema­damente sucia pueda ser recupe­rada y saludable para su consumo. No requieren de energía eléctrica y solo utilizan la fuerza de la gra­vedad. Eliminan el 99.999% de bacterias, virus y parásitos, y fil­tra 12 litros de agua por hora. El funcionamiento de los filtros es muy simple, se vierte el agua su­cia a través de una malla de 20 nanómetros, lo que permite que todos los microorganismos que­den retenidos. Estos productos están orientados a poblaciones en desventaja y situaciones de emergencia sanitaria. Su eficacia fue probada a nivel mundial y se utilizó en países como Kenya e India, beneficiando a millones de personas. Hoy llegó por primera vez a la Argentina de la mano de Proyecto Agua Segura.

RS: – ¿En qué zonas de Argentina se desempeñan?

NW: – Actualmente Proyecto Agua Segura trabaja en 16 pro­vincias argentinas: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, En­tre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Fe, Santia­go del Estero y Tucumán.

RS: – Acorde al trabajo que llevaron adelante, ¿qué regio­nes del país consideran que requieren más atención?

NW: – Además de las comuni­dades consumiendo agua turbia, vemos distintos tipos de pro­blemáticas. Esta cuestión se da en comunidades alejadas de las ciudades, en las provincias del Noroeste y Noreste argentino. También cerca de la capital, por ejemplo, en las islas de Buenos Aires y sus alrededores, e incluso en la provincia. Otro de los casos ocurrió en San Juan, con el pue­blo indígena Los Huarpes, ya que el agua de lluvia se acumulaba en tachos y se tornaba verde por el sol y las malas condiciones de al­macenamiento. Todas las provin­cias argentinas se enfrentan a al­tos porcentajes de la población sin agua segura, por lo cual, todas re­quieren de atención y soluciones.

RS: – ¿Qué enfermedades son las transmitidas por el agua y quiénes resultan los principales afectados?

NW: – El agua sin tratamiento contiene microorganismos que pueden ocasionar parasitosis y diarrea, lo que genera deshidra­tación y desnutrición. Los niños son los más vulnerables: la diarrea es la segunda causa de muerte en menores de 5 años. El agua sin tratamiento es un factor clave en esos casos. Lo mismo sucede con la desnutrición, ya que la prime­ra indicación para prevenirla es el consumo de agua segura. Por lo tanto, es sumamente importante que los niños cuenten con agua potable y aprendan hábitos de hi­giene saludables.

RS: – Además de la tec­nología, ¿qué otros métodos utilizan para afrontar la pro­blemática del agua en zonas vulnerables?

 

NW: – Modificar los hábitos de consumo relacionadas con el agua es un proceso que implica educación. Por eso enseñamos que el agua segura es un dere­cho humano y que los hábitos de higiene son fundamentales para mantenerse saludables. Lo hace­mos a través de distintos talleres. Por ejemplo, el taller de ciencia, en donde se miran los microor­ganismos del agua sucia con un microscopio; el taller de lavado de manos y el taller del ciclo del agua, en los cuales se compren­de la importancia del recurso del agua, entre otros. De dichas ac­tividades participan tanto niños como adultos, porque creemos que lo aprendido debe mantener­se en el tiempo para que las mis­mas comunidades lo repliquen.

Muchas comunidades no po­seen acceso a una fuente cerca­na de agua. En consecuencia, tanto los niños como los adultos caminan horas hasta llegar a un pozo, río o vertiente. Ante esta problemática, creamos una es­tructura que permite recolectar agua de lluvia y así tener fuentes de agua cerca de los hogares y abastecimiento suficiente durante todo el año.

RS: – Hasta el momento, ¿cuáles fueron los resultados de esta iniciativa?

NW: – Proyecto Agua Segura ya llevó agua segura y educación a más de 600 familias y 200 escue­las rurales de Argentina. Este año, gracias a alianzas generadas con Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), el área de responsa­bilidad social de grandes empre­sas y otros agentes de cambio, lle­garemos a otras 300 escuelas más.

RS: – ¿Cuál es la finan­ciación de Proyecto Agua Segura?

NW: – Se financia gracias a la inversión que hacen los orga­nismos sociales y privados en la problemática del agua. Aportaron ONGs, áreas de responsabilidad social empresarial de empresas grandes y particulares. Incluso el apoyo de pequeñas y medianas empresas nos permite llevar a cabo nuestro trabajo. Junto a esos aliados definimos los programas que se realizarán y su funciona­miento. En varias oportunidades, además de contribuir con fondos, los empleados de las empresas acuden a las escuelas ayudándo­nos a implementar los programas. Luego de que el programa fue efectuado, seguimos en contacto con la empresa para que conozca el impacto en las comunidades.

RS: – ¿Reciben colabora­ción de otras organizaciones sociales?

NW: – Un pilar de Proyecto Agua Segura es el trabajo cola­borativo, por eso trabajamos con los tres sectores: el público, el pri­vado y la sociedad civil. Muchas organizaciones de la sociedad civil han colaborado con nuestra entidad, tales como la Asociación de Padrinos de Escuelas Rurales (APAER), Ruta 40, Misiones Ru­rales, Red de Comunidades Rura­les, Voy Con Vos, entre otras. Más de 80 organizaciones son las que nos permiten conocer dónde es­tán ubicadas las escuelas rurales, de este modo acudimos a ellas y presentamos nuestro proyecto.

RS: – ¿Piensan expandir­se a otros países?

NW: – Estamos decididos a seguir trabajando hasta que to­das las comunidades de Argen­tina cuenten con agua segura. Comenzamos a trabajar en el país y estamos muy contentos por la velocidad de crecimien­to del proyecto. Por tal motivo, tenemos en mente nuevos hori­zontes en los países limítrofes, que con pasos firmes llegare­mos a concretar.

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