El Presupuesto “dormirá” hasta que pasen las elecciones

El Presupuesto “dormirá” hasta que pasen las elecciones

Los senadores del PJ derivaron a una comisión, donde son mayoría, el proyecto aprobado por la oposición en Diputados.

Finalmente el oficialismo consiguió lo que quería: dormir el Presupuesto 2015, hundirlo en los laberintos legislativos hasta que pasen los temporales y, de paso, las elecciones.

En medio de la discusión por el incremento salarial de funcionarios y legisladores, el bloque del Frente para la Victoria forzó el paso de la iniciativa por la comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales (LAC), una instancia en la que el FpV puede hundir en el olvido el proyecto aprobado en Diputados por la oposición encabezada por la UCR.

De esta manera la pauta de gastos de la administración pública dormirá hasta que el oficialismo estime conveniente desempolvarla.

La técnica legislativa indica que los proyectos tienen un recorrido que hacer antes de llegar al recinto para la sanción de cada Cámara. Ese camino incluye el paso por distintas comisiones que emiten dictámenes y hacen correcciones al texto que será tratado finalmente.

Senadores y diputados se inscriben en esas comisiones, que suelen funcionar con 10 u 11 miembros. En cada una de ellas se funciona por vía del voto de los miembros, por lo que hay dictámenes a los que se llama despacho que salen de mayoría de los votos o por unanimidad.

En el caso del proyecto de Presupuesto, siempre ha pasado única y exclusivamente por la comisión de Hacienda y Presupuesto y en esa instancia la oposición (UCR y Pro) juntaba los votos suficientes para firmar un despacho en mayoría. Ese despacho hubiera llegado obligatoriamente al recinto en la segunda sesión subsiguiente a la firma.

Ése era el escenario que enfrentaba el oficialismo. El proyecto de Presupuesto 2015 no era el que el Poder Ejecutivo había remitido a la Legislatura. Como prescribe la Constitución mendocina, la pauta de gastos de la administración pública siempre debe entrar por Diputados, y en esa cámara el radicalismo contaba con mayoría para introducir modificaciones y, de hecho, las introdujo.

Fueron varias: la gran mayoría podrían ser aceptadas por el oficialismo, pero hay una enmienda que el FpV nunca podría admitir: en el artículo 1 del proyecto se incluye una partida de 40 millones de pesos para cubrir las campañas electorales de los partidos.

El oficialismo hizo todo lo posible para evitar poner plata en las campañas. Hasta modificó la ley 8.619 (que instituye el financiamiento de las campañas) a través del decreto 2075/14 del gobernador Francisco Pérez y todo para evitar que la publicidad de los candidatos tuviera algún grado de equidad. Es que el peronismo consigue aportes privados; el radicalismo algunos y el resto de las fuerzas no.

Ese artículo 1 del proyecto de Presupuesto no puede ser transformado en ley. Ésa era la misión del bloque del oficialismo en el Senado. Había que aguantar al menos hasta que la partida de 40 millones de pesos para pagar las campañas careciera de sentido y utilidad; es decir hasta después de las elecciones generales.

Había una alternativa. En el recinto el FpV tiene mayoría ajustada, pero propia, por lo que el oficialismo y sus aliados podían votar en contra de ese texto indeseable y mandarlo al archivo. De esa manera el Presupuesto podría volver a tratarse en mayo, cuando arranque el nuevo período de sesiones ordinarias.

El camino de la modificación de ese artículo no era viable, porque al regresar a Diputados, el radicalismo podía insistir en su sanción por simple mayoría. La Constitución indica que los proyectos con media sanción pueden ser modificados por la otra Cámara, pero luego da un derecho a la Cámara que inicia el expediente, llamada cámara de origen: o acepta las modificaciones o las rechaza por simple mayoría.

Entonces la Carta Magna mendocinoa prescribe que la cámara revisora, para poder insistir con sus modificaciones tiene que juntar dos tercios de los votos, cosa que en este caso el peronismo no podrá juntar jamás.

Pero el oficialismo "inventó" otra opción. Ni el rechazo, ni la modificación sino hacerlo pasar por otra comisión más amigable. La opción fue LAC: de 10 miembros, cinco son del FpV (Carina Segovia, Fernando Simón, Gustavo Arenas, Ana Sevilla y Claudia Torres), cuatro radicales (Juan Carlos Jaliff, Daniel Ortiz, Guillermo Simón y Milagros Suárez) y uno del Pro (Gustavo Cairo). Una eventual votación dividida daría empate, pero la presidenta Segovia desempata para el lado del peronismo.

Con esa prerrogativa, nunca saldría un despacho favorable de LAC y de esa forma el proyecto de presupuesto podría no llegar nunca al recinto. Al menos hasta que ya sea tarde para financiar las campañas electorales, o sea después del 21 de junio, cuando se elegirá gobernador.

El salariazo no corre riesgos

El sainete desatado por el incremento salarial de funcionarios y legisladores sigue vivo. Ayer los diputados del Frente de Izquierda presentaron un proyecto para anular el aumento de los diputados e intentaron hacerlo aprobar sobre tablas. Pero el intento quedó en la nada, porque el resto de los bloques mandaron la iniciativa de Héctor Fresina y Martín Dalmau a comisiones.

Otra vez la técnica legislativa funciona como un filtro para impedir ciertos debates. La realidad es que todos los bloques podrían haber rechazado el proyecto y mandarlo a archivo sin más dilaciones, pero la política también juega con el olvido y los debates son la herramienta de la memoria.

Fresina y Dalmau intentaron el tratamiento sobre tablas, una estrategia para apurar la llegada de un expediente al recinto.

Para acceder al tratamiento sobre tablas, hace falta que sea avalado por los dos tercios de los legisladores presentes y el proyecto de Fresina y Dalmau no reunía esos avales. Entonces fue mandado a comisiones, en silencio.

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