Mar del Plata: capital de las fiestas clandestinas

Mar del Plata: capital de las fiestas clandestinas

Juan Carlos es remisero. Toma aire detrás de su barbijo, respira hondo y se sincera: “Esto es una joda. Nadie controla nada. Yo tengo el turno desde las 2 de la tarde, pero a las 10 de la noche corto porque llevar pibes a las fiestas clandestinas no me cierra y prefiero irme a mi casa. Las primeras semanas lo hice, el de trabajar el turno entero y fue un descontrol. Los tenes que ir a buscar y siempre pasa lo mismo: están todos dados vuelta, borrachos, me vomitan el auto. Me pudrí y doije basta: a las 10 corto.”

 

Ante la confesión, se le expresa la preocupación pensando en los clásicos descontroles de los fines de semana. “¿Fines de semana?. Noooo. Acá tenés fiestas casi todos los días. Todos saben quienes las organizan. Les hacen un acta y a los pocos días, otra vez están a full. Pocas veces vi controles o presencia del municipio o policía. Es raro que pasando tan seguido y en los mismo lugares no haga nada.”

Tras el testimonio que asombra por la cantidad y los días de las reuniones que están restringidas llegan los números: controles efectuados desactivaron 16 reuniones clandestinas. ¿Y a las que no se pudieron llegar?. Somos la ciudad en donde aún con buen tiempo llueven los encuentros clandestinos. ¿Controles? Algunos.

Durante la noche del viernes, la jornada del sábado y la madrugada del domingo, el Municipio continuó con los controles diurnos y nocturnos en numerosos puntos de la ciudad, a los efectos de verificar las normativas sanitarias vigentes.

En ese sentido, el Cuerpo de Patrulla Municipal de Seguridad informó que este fin de semana (en conjunto con la Policía de la Provincia) se desarticularon 16 fiestas clandestinas en distintos lugares de nuestra ciudad. La jornada de mayor actividad fue el viernes, donde se intervino en 13 domicilios.

En otros…las festicholas siguieron a pleno. En días sabremos cantidad de contagios y rango etario de los mismos. Allí, hay un frente muy grande para trabajar, además de controles de aforos, transporte público y reuniones sociales de gran cantidad de personas. De no hacerlo, el personal de salud y los establecimientos se saturarán aún más.

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