Pasajeros, de la expectativa a la desconfianza por el cambio

Pasajeros, de la expectativa a la desconfianza por el cambio
Las opiniones están muy divididas. Pero hay una coincidencia: que sirva para mejorar.

Ojalá. Si hay algo en lo que coinciden los usuarios del ferrocarril Sarmiento es en el ojalá. Ayer a la tarde, en el andén de las plataformas 4 y 5 de Once, tanto los que creen que la estatización va a traer buenos resultados como los que desconfían de que se produzca algún cambio volvían al mismo punto: que sirva para mejorar.

Agustín y Walter viven en Merlo y viajan a la Ciudad algunos días a la semana para trabajar. “Hay mucha política en el medio y parte de los dos últimos accidentes tuvo que ver con los motorman. Pero veo que las cosas están cambiando. No se puede arreglar en un año lo que no se hizo en 30. El tema es que está viajando mucha gente, incluso si lo soterraran va a seguir así”, dice Agustín.

Unos metros más adelante Miguel espera para volver a Moreno. “Hace rato que opino que el servicio del Sarmiento es de regular para abajo, por todos los inconvenientes que sufrimos los usuarios desde el primer accidente. Privatizado o del Estado, espero que sirva para mejorar. Nadie quiere morir por morir”, responde.

Roxana espera el tren a Merlo en la plataforma 5. “¿No estaba estatizado ya? ¿Cuántas veces lo anunciaron? Y sigue Cirigliano con los arreglos y todo eso. No me convence”, señala. Fernando Puchetta, de Merlo, dice que se empiezan a notar cambios y que la estatización traerá mejoras. “Esperanza es lo único que queda”, se resigna.

En uno de los bancos libres, María Vázquez acomoda su cartera y larga una carcajada ante la consulta. “Si hasta ahora andaban mal, ¿te imaginás cuando los maneje el Estado?”, pregunta. Viaja todos los días desde Morón al hospital en el que trabaja. “Espero de tres a cuatro trenes para poder subir. El viaje que antes hacía en hora y media me está llevando dos y media”.

María vive en General Rodríguez y trabaja en un hotel de Congreso. “No lo uso todos los días porque me quedo a dormir acá. Ojalá cambie. No creo, pero... Tienen que poner más trenes”, dice antes de subir al tren que está por salir de la plataforma 4. A Hernán, de Castelar, le alcanza con un gesto. “Vengo todos los días al Centro, esto es una carnicería”, resume.

Beatriz espera en otro banco del andén. “Vivo en Merlo y trabajo en Palermo. Me enfermo con solo pensar en el viaje. A mis hijos les digo: ‘Me voy en tren, no sé si vuelvo’. Si el cambio sirve para mejorar la situación de ahora sería buenísimo. ¿Si creo que eso puede pasar? Más o menos”, se sincera.

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