El partido bisagra que los Pumas tienen que ganar sí o sí

El partido bisagra que los Pumas tienen que ganar sí o sí

 Si bien perdió anteayer frente a Escocia, el impacto de Japón sobre Sudáfrica sigue sobrevolando el mundo del rugby, reunido ahora aquí en Inglaterra. El entrenador de los nipones, Eddie Jones, es un adelantado que siempre está investigando con qué mejorar el juego.

En esa búsqueda, Jones viajó en diciembre del año pasado a Munich para entrevistarse con Pep Guardiola. Japón venía de perder con Georgia y el australiano quedó preocupado porque sus jugadores no encontraron nunca el modo de quebrar la defensa de los europeos. ¿Qué buscó Jones en el catalán? Lo que busca cualquier entrenador en los deportes de conjunto: encontrar los espacios. Y entendió que los equipos de Guardiola eran expertos en eso al mover la pelota de un lado al otro hasta dar el último pase al gol. Con sistema y sin desesperación.

Ocupar todo el ancho de la cancha, sorprender, ser rápidos en la liberación de la pelota en las situaciones de break-down y en los rucks meter un acelerador inmediatamente después de ellos, es la receta que ha venido elaborando Daniel Hourcade y su staff para los Pumas y la que tiene preparada para el crucial test de hoy con Georgia, desde las 12.45 de la Argentina, por el Grupo C del Mundial. Aquello que fue a buscar Jones y que también busca el argentino: ganar los espacios. Si eso pasa, la muy buena organización de Georgia quedará desorganizada y el seleccionado nacional dará un paso hacia los cuartos de final.

Los Pumas son favoritos porque son mejores que Georgia. Por calidad de jugadores y competencia internacional y por historia. Pero son 80 minutos decisivos los que tienen por delante en el Kingshom de Gloucester. Por eso, no deben distraerse ni un instante y no entrar en el juego de los europeos, que será buscar la fricción y que el partido tenga poco ritmo.

Los jugadores tienen en claro qué es lo que deben hacer para ganar. Se le escucha a cada uno cuando se les pregunta por el partido de hoy. Dinamismo, se repite. Someter con los forwards y mover a Georgia de un lado al otro, tratando de lograr lo que no se consiguió ante los All Blacks: que la pelota les llegue a los wines. Si Juan Imhoff y Santiago Cordero entran seguido en contacto, tienen el poder de remate que los Pumas necesitan.

También se les escucha a los jugadores que el partido será difícil, pero que también muy peligroso si no resuelven el abecé de su juego, que es ser rápido y precisos en la liberación de la pelota, sin caer en las infracciones que cometieron en el comienzo del encuentro en Wembley.

Agustín Creevy , el capitán, sostiene que los 15 primeros minutos serán casi decisivos. En ese lapso se podrá ver cuál de los dos impone su juego. Si lo hacen los Pumas, tendrán el camino a la victoria. Si lo hace Georgia, los argentinos tendrán más de un dolor de cabeza y eso puede costarle volver a sus casas, ya que los europeos sumarían su segunda victoria después de ganarle a Tonga. Aquí no hay vueltas: una derrota dejará al seleccionado con un pie y medio fuera del Mundial, lo que sería un golpe durísimo e inesperado, como el que dio Japón con los Springboks.

Habrá que ver cómo absorbe el equipo el golpe anímico que significó la sanción a Mariano Galarza, pero todo indica que saldrán a ganar por él, como lo dijo el mismo Creevy. Esas situaciones a los Pumas suelen fortalecerlos. Están acostumbrados a sortear las adversidades.

Gran desafío para Matías Alemanno, quien según Raúl Pérez venía rindiendo muy bien en los entrenamientos. El cordobés es de los que tienen menos partidos de peso en el plantel, pero está dentro de un pack que está dispuesto a ganar el duelo con los duros forwards georgianos. También para Facundo Isa, aunque a su lado tendrá en la tercera línea a dos históricos, como su ídolo santiagueño, Juan Leguizamón, y Juan Fernández Lobbe, dos de los cuatro sobrevivientes del Bronce 2007 que hoy estarán en la cancha junto a Juan Hernández y Marcos Ayerza.

El escenario será totalmente distinto al del debut en Wembley, donde asistieron 89.019 personas, récord para un Mundial de rugby. El Kingsholm de Gloucester alberga apenas a 16.500 espectadores y es de dimensiones chicas, con un ingoal reducido al máximo. Ubicado en pleno centro de la ciudad, a unas 10 cuadras de la famosa Catedral -ahí se filmó en buena parte Harry Potter-, hoy será colmado por miles de argentinos que también estuvieron en Wembley. Ayer ya se los veía por las calles y por el hotel donde se alojan los Pumas, en el barrio de Cheltenham.

Es una gran prueba para los Pumas este test que es una final desde antes de los All Blacks. Porque deben ganarlo y porque si logran imponer su juego será un estímulo importante para lo que resta. Será también la búsqueda del espacio propio.

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