Padre Daniel Moreno: "La Catedral de Quilmes es la casa de todos"

Padre Daniel Moreno: "La Catedral de Quilmes es la casa de todos"
El templo católico más importante de Quilmes es símbolo de la fe cristiana desde 1730. Su párroco, Daniel Moreno, antes de llegar a la Catedral, estuvo veinte años en Berazategui y también dejó su huella en Ezpeleta.
La Catedral Inmaculada Concepción de Quilmes se erige imponente en el epicentro de la ciudad. Su fachada denota la importancia que tiene en la vida religiosa y social de la zona. Pero no es sólo una estructura que representa un credo religioso, sino un lugar de encuentro para las personas que, desde la fe, asocian sus esfuerzos para que el devenir de la vida se haga más llevadero.

Plena de esplendor arquitectónico, la Catedral resguarda en sus recovecos las plegarias de los fieles que pasan a diario y hacen una pausa para pedir o agradecer. O para confesarse ante el Padre Daniel Moreno, el sacerdote que está al frente de la Catedral desde agosto de 2009 y le cuenta a REALIDAD parte de su historia como párroco.

Contemplar este templo intimida un poco. No debe ser una responsabilidad menor ser el cura que está a cargo de una iglesia de 1730, por donde pasan todas las ceremonias religiosas oficiales de Quilmes. Sin embargo, el Padre Daniel se lo toma con la calma propia de un hombre aplomado en sus convicciones. “Yo no me siento un jefe que mando a la gente; sino que mi función de sacerdote es la de servidor”, dice con tranquilidad. Y destaca que no está solo, porque trabaja junto al Padre Maximiliano. Ambos se desempeñan también en la parroquia Exaltación de la Santa Cruz, la iglesia del balneario.

La Catedral tiene significaciones especiales para muchos. No es una iglesia más. Cuenta el sacerdote que, a pesar de no vivir cerca, hay gente que se da una vuelta periódicamente por la Catedral porque le trae recuerdos, porque vivieron momentos especiales como los bautismos de sus hijos o sus propios casamientos.

El Padre Daniel se ordenó como sacerdote en 1983. Es de Bernal y en su itinerario religioso pasó por distintas parroquias hasta llegar a la Catedral. Recuerda con especial cariño sus veinte años en Berazategui, repartidos en distintas comunidades, en la localidad de Plátanos y la parroquia Santa María, en Hudson. El sendero sacerdotal lo llevó también por Ezpeleta.

Haber andado por distintos lugares le dejó una enseñanza: “Cuando a uno se le pide asumir en una comunidad, la primera actitud es respetar el camino que esa comunidad estaba viviendo. Conocerla, entender las necesidades de la gente, escuchar y tomarse tiempo para poder decidir. A veces se dice que los tiempos de la Iglesia son distintos, parecerían más lentos”.

Sin embargo, esa parsimonia no se refleja en la cantidad de actividades que el párroco cuenta que están bajo la órbita de la Catedral. Algunas de ellas son catequesis para niños y adultos, catequesis especial para discapacitados, visitas a geriátricos, grupos de oración, atención a la comunidad del balneario, grupos bíblicos, acompañamiento para las personas en situación de calle y todas las celebraciones oficiales de las que participa el Obispo de Quilmes, Luis Stöckler. Quizás los tiempos sean más lentos que en la selva cotidiana, pero la actividad es intensa. La iglesia está abierta todo el día, de 8 menos cuarto de la mañana hasta las 20 horas.

La necesidad de la fe en los tiempos que corren es uno de los temas que aborda Moreno en la charla. Demuestra conocer muy bien de lo que habla y se apoya en citas académicas para respaldar sus posiciones. “Hay una necesidad de la espiritualidad, de encontrar el por qué vivir, saber adónde van mis esfuerzos, mis energías. Creo que creer en Dios es uno de los pilares. El psiquiatra Carl Jung dice que todos tenemos un `inconsciente religioso´. Hay algo innato dentro del hombre que es esta necesidad de su contacto con la trascendencia”.

En su servicio diario a la comunidad, el Padre Daniel experimenta en carne propia las necesidades de los fieles, las vive en cada confesión que le toca tomar en las mañanas quilmeñas de la Catedral. Cuenta lo que observa, lo que se lleva en su mente y lo sintetiza así: “La gente tiene la necesidad de ser escuchada. Un tema vital es el tema de la vida. La vida en cuanto a encontrar sentido. El otro tema es lo económico y la angustia frente a la falta de trabajo”. En esta breve frase, el sacerdote muestra de modo simple lo que podría ameritar costosos estudios cuantitativos que quizás no puedan, como él, sentir de cerca los problemas y dolores de la gente.

Cuestiones que podrían volverse espinosas y complicadas de conversar, se hacen simples y cordiales en la charla con el párroco de la Catedral. Así, se puede hablar de la convivencia con el culto evangelista y de la relación con el poder político comunal sin ningún problema.

Lejos de plantear un enfrentamiento con las iglesias evangélicas –que tanto han proliferado en los últimos años-, el Padre Daniel suelta una frase que descarta cualquier polémica: “Yo creo que hay que mirar más lo que nos une que lo que nos desune”. Y plantea que lo importante es evitar que las vivencias religiosas “achiquen a las personas o sean una atadura que no las ayude a crecer como individuos”.

Con respecto a la relación de la Catedral con el poder comunal, Moreno no cree que le reporte privilegios estar en una ubicación céntrica y al frente de la iglesia “oficial” del intendente. “Tenemos un buen diálogo, pero no lo vivo como que estando en un barrio, una comunidad cristiana no pueda llegar al poder político. Quizás acá por ser la Catedral se dan algunas celebraciones religiosas más tradicionales; pero no hay una imposibilidad de llegar a los políticos desde una parroquia más pequeña”.

Hace poco menos de un mes, se desarrolló la colecta anual de Cáritas. El párroco de la Catedral está contento con la participación de los quilmeños y destaca que “la intención de Cáritas no es solamente dar la ropa o el bolsón de comida; sino es ayudar a que la persona se dignifique a través de la educación, el trabajo y la salud”.

La charla con el Padre Daniel Moreno llega a su fin. Al salir de la Catedral se observa un cartel en su entrada con una leyenda alusiva al Bicentenario de la patria. Pero el párroco aclara que pronto volverá a verse el letrero que a él más le gusta, el que dice “Casa de todos” y que expresa el deseo de Moreno: “Una iglesia abierta para escuchar y ayudar a la gente” (Entrevista Javier Fuego Simondet).

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