Con las heladas de los últimos días, el aumento en los insumos y el flete, que encarecen la producción de la fruta y la verdura –sumado a la búsqueda de una alimentación más saludable– las huertas, ya sean orgánicas o integradas (con agroquímicos) aparecen como una gran opción para satisfacer el consumo.

Las ofertas son muchas y varían según la motivación de quien decida desarrollarla. Así, hay instituciones públicas, como el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), que desarrolla políticas específicas para incentivar el consumo interno en los sectores más vulnerables. También existe un auge en la demanda de sectores medios y medios altos que buscan tener al alcance de la mano los frutos con el propio sudor de la frente.

Incluso, en los últimos años, la huerta se instala en bodegas y restaurantes gourmet, con un sentido más snob, y acorde a la tendencia más saludable que impusieron los chef de moda, con el objetivo de tener cocina de autor con productos frescos (frutas, verduras o especias), sin químicos ni aromatizantes.

Te armo tu propia huerta. En los tiempos que corren, los expertos aseguran que aún no es masiva la demanda para instalar una huerta en la propia casa, justamente, por la falta de tiempo en las familias, puesto que los dos miembros de la pareja trabajan. Pero sí, admite Belén Samartano, dueña de Sabio Jardín (la empresa asesora en la creación y mantenimiento de huertas orgánicas), las consultas aumentan y los clientes cada vez son más.

“En nuestro caso, tenemos clientes que no hacen la huerta en casa para ahorrar dinero, sino para tener una vida más saludable, como una experiencia de vida. No es barata la inversión inicial de una huerta y suele ser gente que quiere entrenar la paciencia de cultivar y esperar el fruto, de aprender un consumo consciente y darle valor a la naturaleza”.