El nuevo lado de Oberto

El nuevo lado de Oberto
Tras el retiro. Afuera del básquet, a los 38 años, repasa con Día a Día los 20 años de su carrera. “Mi vida es más calma”, remarca, mientras enumera los picos de su vida y varios de sus proyectos.

“Que veinte años no es nada”, inmortalizó Carlos Gardel en uno de sus tangos más reconocidos, aunque Fabricio Oberto coincide poco y nada. Y sí, el Fabri le puso el freno definitivo a su enorme carrera profesional, que lejos estuvo de ser “nada” tras dos décadas en el máximo nivel.

Fue un largo camino, vivido y disfrutado, entre aquel lunguito que debutó en la Liga Nacional con Atenas el 24 de septiembre de 1993; y este consagrado, que jugó su último partido el pasado 5 de abril de este año, con la misma camiseta verde, pero ante Lanús.

Incluso la carrera se agranda si se suman esos partidos iniciales en Villa María, los que le permitieron ganar los primeros manguitos como jugador de básquetbol.

“Los cortos ya fueron”, resalta Oberto dejando en claro que, esta vez, el retiro es definitivo. A sus días, ahora, los lleva con tranquilidad, alejado del intenso entrenamiento que obliga la alta competencia.

Ahora es tiempo de reuniones para sus nuevos proyectos, aunque no deja de lado el gimnasio... y los trotes por las calles de su barrio, Villa Belgrano, además del mucho tiempo que aprovecha junto a su familia. “Mi vida es más calma”, confiesa.

“Tengo otras obligaciones, ahora pasa más por los nuevos proyectos, la radio y el programa de televisión; perdí el vértigo de jugar. Voy a jugar o a tirar al aro con mis amigos y lo disfruto, pero dejé atrás las cuatro horas de entrenamiento para la alta competencia, que era el sacrificio para estar en el alto nivel”, agrega.

Repasar un carrerón tan largo como sus 2,08 metros puede resultar una tarea para nada sencilla, pero Fabri la tiene tan clara como cuando estaba adentro de la cancha y sabía con exactitud lo que necesitaba su equipo para ganar.

“Lo mejor fueron todos los títulos logrados”, señala, de una. Y explica con la claridad que tenía para meterle un pase picado en la pintura a Luis Scola en la Selección o a Tim Duncan en los Spurs: “Porque laburás entre 8 y 10 meses para lograr el objetivo, eso es impagable. Ganar o al menos jugar una final te muestra que estás arriba en tu carrera”.

Entre los principales, pone la conquista de la Liga Nacional con Atenas en un colmado Luna Park, en el inolvidable 4-0 a Boca en 1998. “Ese título con Atenas fue muy especial porque se hizo rogar mucho, fueron muchos años de perder en la última pelota, como que siempre nos faltaba algo. Disfruté muchísimo ese campeonato”, recuerda.

Y, obvio, no deja de lado los enormes logros con la selección nacional. “El oro olímpico en Atenas (2004), el bronce (en Beijing 2008), incluso la final perdida del Mundial 2002. Fue todo muy grande”, destaca y se le infla el pecho de orgullo.

–¿Y la NBA?

–Mucho, muchísimo. Yo apenas soñaba con jugar en la NBA. Y lo hice. Jugué con uno de mis ídolos como es Tim (Duncan) y con mi amigo Manu (Ginóbili). Fui dirigido por Pop (Gregg Popovich) y, como si fuera poco, salí campeón. Disfruté muchísimo.

Optimista como cuando iba a pelear los rebotes contra los mastodontes de la NBA o del básquet europeo, Fabri ve “el vaso medio lleno” cuando la consulta va marcada hacia los malos momentos de su carrera. “No me puedo quejar de nada”, sostiene.

Igual acepta el desafío. “Donde más sufrí fue en el Olympiacos (temporada 1998/99), pero también eso me sirvió. Sufrí bastante en Grecia, la presión era mucha, estuve con psicólogo, aún cuando ya me había ido al Tau. Sentí el desarraigo, creo que me jugó en contra llegar tan joven, más allá que el lugar era increíble”, cuenta.

“Pero de todo lo malo saqué enseñanzas, incluso de mi problema en el corazón, que me llegó cuando tenía 35 años y 10 días antes de la final del 2007 (cuando logró su título con los Spurs). Me resetearon el corazón y a los cuatro días ya estaba entrenando para jugar”, remarca.

El último escalón. Para cerrar su carrera, Fabricio eligió despedirse en Atenas, jugando la Liga Nacional, como tantos años atrás. Oberto jugó 13 partidos de la pasada campaña, que le alcanzaron para mostrar que su claridad para leer el juego estaban intacta.

Pero un desgarro lo frenó y lo privó de jugar algunos cotejos y hasta lo limitó en los últimos, en la serie con Lanús. “En mis últimos años me pasé de vuelta porque no supe poner límites y por eso me desgarraba. Me pasó en el Preolímpico (de Mar del Plata 2011) y ahora en Atenas”, se lamenta.

“La idea era no estar 30 minutos en cancha, pero seguís hasta que te rompés. Me pasó en la NBA de tener que decirle a los entrenados que estaba pasado de minutos. Pero, bueno, ya quería ayudar a Atenas y no me importó”, confiesa.

El hombre de Las Varillas promedió 9,2 puntos y 3 rebotes en su paso final con la camiseta verde número 7. “La pasé bien jugando, disfruté mucho, es claramente lo que quería”, resalta.

Oberto fue ovacionado en cuanta cancha pisó en su regreso a los griegos y al país: “Me marcó encontrarme con el afecto de la gente, acá (en Córdoba) y en todas las canchas. Lo de la gente fue enorme”.

–¿Imaginabas que sería así?

–Nunca pensé en jugar para sentir eso, son las marcas que dejé. Siempre el respeto máximo a la gente y a la organización del equipo.

–¿Qué opinás de los cambios de la Liga?

–Es un momento clave para la Liga. Muchos jugadores se están yendo a Brasil, entonces tenemos que seguir con la reconstrucción de la Liga, con trabajo. Hay que potenciarla para atraer gente a la cancha. Creo que la Liga está en una meseta. Es bueno ver el proyecto de Pepe (Sánchez en Bahía Estudiantes); está claro que se pueden hacer cambios y no sólo con plata, sino con organización y trabajo.

–¿En qué notas que la Liga está en una meseta?

–Me fui en el ‘98, volví en 2013 y jugué casi en las mismas canchas. Unas de las mejores es el Poli de Mar del Plata y yo jugué ahí con la Selección en el ‘95, era la inauguración de esa cancha. Tenemos que ver las políticas deportivas; pero ojo que esto no pasa sólo en el básquet; en el fútbol pasa lo mismo, hay pocos estadios nuevos.

–¿Cómo fue el paso del lujo de los aviones privados de la NBA a los viajes en ómnibus de la Liga?

–Sabía que sería así. Más allá del lujo de la NBA y también de Europa, nosotros nos hicimos acá, sabemos cómo es, lo tomé como una experiencia más, siempre es bueno tener los pies sobre la tierra.

Un gusto. Uno de los gustos más grandes que se dio Oberto en sus últimos partidos en el básquetbol profesional, jugando en Córdoba con Atenas fue que su hija Julia, de 8 años, lo viera de cerca en una cancha. “Entendió un poco más lo que hacía su papá”, cuenta y se emociona.

“Cuando yo estaba en la NBA, ella no veía muchos partidos, estuvo bueno que me viera, más allá que no entendía mucho más de que había que meter la pelota en un aro, ella está para el hockey”, completó el hombre de 38 años.

Tiene cocinado su primer programa de TV

Uno de los proyectos de Oberto está a punto de ver la luz. Será su debut en la televisión con el programa Lado Oberto, un especial de media de hora con entrevistas a deportistas, músicos y artistas. Los 13 capítulos de la primera temporada ya están grabados y apenas comience a emitirse, comenzarán las grabaciones de la segunda temporada.

“Nos queda definir donde saldrá al aire (¿TyC?). Estoy aprendiendo. Buscamos encontrar un perfil distinto para que ellos hablen”, cuenta. y agrega: “No fue fácil; era cara a cara con los protagonistas, más la filmación, el grupo de trabajo y muchas de las entrevistas en inglés. Me sentí cómodo, aunque me faltan horas para compararme con los que saben”,

En la primera temporada de Lado Oberto pasarán Manu Ginóbili, Tim Duncan, Tony Parker, Gregg Popovich, Carlos Delfino, Pablo Prigioni, entre otros.

Al equipo de producción de Lado Oberto lo integran siete personas, justo el número de su camiseta a lo largo de carrera. “Son buenas señales, ja, ja”, resalta.

Además del programa de TV, Fabricio está metido en la radio, donde muestra más experiencia. Cuando jugaba en Valencia tenía un programa llamado De todo menos básquet, mientras en su paso por la NBA transmitía por la web un ciclo de música y charlas.

Ahora, junto al productor de espectáculos José Palazzo trabaja para lanzar un programa en radio Vorterix. “Hicimos algunos pilotos y ahora vamos a la carga, con todo. Hablo bastante en radio, me intereso mucho por la música nueva y José tiene mucha experiencia, es un buen mix. Vamos a dar que hablar”, se entusiasma.

El básquet tira. Entre tantos proyectos, algunos que no quiere adelantarse a contar, Oberto sigue pensando en el básquet y está latente la chance de sumarse a un equipo de la NBA, ya para trabajar en un cuerpo técnico.

–¿Vas a trabajar en Spurs?

–Estoy esperando una nueva llamada. Todos los equipos se están reestructurando, y entonces hay que esperar. En 2011 me llamaron de San Antonio para ofrecerme un puesto en la parte técnica y no pude aceptar. Si llega otra oferta la analizaremos. Mi agente me dijo que hay un par de equipos con opciones de trabajo.

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