El debate oral por el asesinato de la joven de 32 años  reunirá a  treinta y cuatro testigos y será  12, 13, 14,15 y 19 de agosto. El primer día, declarará el único imputado y supuesto autor material Juan Alberto Cabeza. Según expediente 39635/2012-1, Cabeza será juzgado por “privación ilegítima de la libertad, abuso sexual con acceso carnal, homicidio criminis causa y uso de documento público falso, todos en concurso real”.

Esa misma jornada, Alfredo Kolodziey (padre de Tatiana) y el novio Arnaldo Enciso declararán como testigos. La pareja de la mujer asesinada el 20 de octubre de 2012 dará su versión por segunda vez, ya que la única que compareció a la justicia lo hizo en forma espontánea ante el fiscal que instruyó la causa Diego Cantero.

Marisa Laura Lehmann, juez de Cámara Primera en lo Criminal, presidirá el tribunal. También lo integran las juezas Mirta Zelga y Lucía Casas de Sanchís.

Lo que el pequeño productor y empresario diga será clave sobre su situación ya que la querella cree que no cuenta toda la verdad. Pasa que Enciso nunca pudo explicar con quién “intercambió comunicaciones “al menos dieciocho veces antes y durante la desaparición de su novia que había abordado el remis del tucumano Cabeza, tras retirarla por el domicilio de su padre.

Enciso no pudo explicar  a quién corresponde la línea 0362- 154477412 porque no lo recordaba pero acudiría nuevamente ante Cantero con una agenda personal para dar cuenta del ese abonado.

Tiempo después por pericias encargadas por la querella – el propio González- denominó a ese número en una entrevista con NORTE como “la línea de la muerte”, por estar supuestamente relacionado a hechos de sangre también ocurridos con dos mujeres, una de Tres Isletas y otra de Castelli.

Por eso la familia y abogado sostienen que habrá segundo juicio porque en él se deberá establecer las responsabilidades de Enciso y el supuesto cómplice Jorge Rosa, que fue capturado en noviembre del año pasado cuando se ocultaba en Corrientes, luego de huir de las fiscalías de Resistencia al enterarse que quedaría detenido por falso testimonio.