En Newell's, tras la derrota clásica, hay un capitán herido, pero no vencido

En Newell's, tras la derrota clásica, hay un capitán herido, pero no vencido

Lucas Bernardi le confió a Ovación el dolor por la dura derrota del clásico. “El plantel está unido y pedimos disculpas”, asumió. “Ante Godoy Cruz será un partido difícil, hay que estar al 100 por cien y dar el máximo”.

Dolido. Abatido. Triste. Desde que terminó el clásico está recluido en su departamento. La derrota del domingo le pegó durísimo al capitán leproso. Hace poco más de un año levantaba la copa del torneo Final que obtuvo el equipo del Tata Martino y ahora, junto a sus compañeros, vive uno de los momentos más difíciles de su dilatada carrera profesional. No pone excusas. Su rostro es el de un referente herido en su orgullo. Pero como un soldado de mil batallas da la cara. Ayer por la tarde aceptó hablar mano a mano con Ovación. Lucas Bernardi, sin casete.

  —¿Qué le decís al hincha común de Newell’s, el que va a la cancha y hace un esfuerzo terrible para pagar la entrada, el que no rompe nada, el que los aplaudió de pie cuando fueron campeones y que el domingo la pasó horrible porque el equipo que lleva en el corazón perdió el tercer clásico seguido?

  —Le digo que estamos todos juntos. Que como grupo le pedimos disculpas por este momento muy feo. Y que vamos a pelear como lo hicimos siempre para salir de esta situación que no nos gusta para nada.

  —¿Qué te quedó del partido desde lo futbolístico? ¿Cuáles fueron las causas de la derrota en Arroyito?

  —La verdad es que no estoy en condiciones de analizar en detalle lo futbolístico. Lo único que tengo en claro es que fue una derrota durísima. Tengo imágenes del juego, pero no tengo una explicación futbolística del partido.

  —Es como que el dolor de la derrota te tapó lo que fue el juego.

  —Seguro. La tristeza del resultado no me permite pensar directamente en lo futbolístico. Es obvio que perdimos y no puedo decir mucho más. Estoy enfocado en lo anímico. Estamos en un momento difícil y tenemos que levantarnos.

  —No les salió nada de lo que habían proyectado en la semana. No se pudieron rebelar ante los dos goles del rival y del bajo nivel no salvó nadie.

  —Seguro. Acá estamos todos adentro del barco y cada uno con sus responsabilidades. Es muy difícil ponerle palabras a la situación. Fue duro el golpe. No pudimos reaccionar. Y ahora estamos tratando de salir.

  —Antes de la llegada de Martino tenían riesgo de irse al descenso, ¿pero sentís que esto es lo más difícil que te toca vivir en el club?

  —Son momentos diferentes. Es cierto que estuvimos complicados con el descenso y estábamos últimos en el promedio. En esa época mi situación personal era difícil también. Y luego todo eso se mejoró. Pero ahora la circunstancia de la derrota en el clásico hace que este momento sea tan difícil como ese donde había riesgo de perder la categoría. El contexto general no es el mismo, pero la dureza de la derrota en el clásico hace que sea tan complicado como lo que nos tocó vivir. Este pospartido es tan traumático como esa circunstancia.

  —¿La situación te hace repensar el retiro?

  —No es momento de tomar decisiones, sino de analizar lo que vengo viviendo desde enero hasta acá. Tengo muchas cosas en mi cabeza. Es una decisión tan determinante para mi futuro y para mi vida que es difícil tomarla de manera apresurada. Estoy evaluando muchas cosas.

  Entraron en la memoria colectiva del club por el título que ganaron y por cómo jugaron, ¿te arrepentís de no haberte retirado antes?

  —Yo disfruto de jugar y comprendo los momentos. Posiblemente si me retiraba campeón lo hacía de una manera especial, pero tampoco creo que este presente me haga retirar de otra forma. Claro que no es un momento agradable para nada. No analizo las cosas por un solo resultado. A lo largo de los seis años que estuve en el club demostré un montón de cosas y le di valor a mi trabajo y a mi palabra delante de los hinchas de Newell’s. Esto vale más que cualquier resultado. No creo que tenga el cariño de la gente por lo que hago futbolísticamente. Creo que lo tengo porque hago lo que digo. Siempre fui un jugador normal, pero se valora el esfuerzo que uno hizo. Hace del 2009 que en cada receso pienso si sigo o no. No tengo definida la continuidad para el año que viene. Es obvio que en algún momento mi vida cambiará.

  —¿Te gustaría tener cinco años menos?

  —A quién no. Retirarme es una decisión que cambiará mi vida. Nunca más volveré a hacer lo que hago desde los cuatro años que es jugar al fútbol. Es algo lógico que me encantaría tener cinco, diez o un año menos.

  —Los dirigentes respaldaron a Gustavo Raggio, pero aclararon que en el fútbol mandan los resultados. ¿Cómo analiza el plantel esta situación que vive el DT?

  —Todos conocemos cómo son las cosas en el fútbol, aunque nos gusten o no. Lo más importante es que estemos todos juntos. Si ganás estás bien y si perdés estás mal. Si ganás te quedás y si perdés te vas. Lo más importante es estar unidos y ser autocríticos. Sabemos lo triste que está el hincha y lo mal que estamos nosotros. Acá no hay grietas, a pesar de que estamos dolidos y perdimos, el mejor respaldo al entrenador hay que darlo con una victoria.

  —¿Se habla mucho sobre si tenés injerencia en el armado del equipo? ¿Cómo lo tomás?

  —Yo llegué en el 2009 y estamos llegando al 2015. Creo que este tema se habló con Roberto Sensini, con Torrente, con Cagna y no se habló con el Tata por su trayectoria. También se habló de la cuestión con Alfredo Berti y ahora con Gustavo Raggio. Yo no puedo hacerme eco de estas cosas. La respuesta la tienen los entrenadores que tuve, ya que todos me pusieron y me sacaron. Yo solo tengo que entrenar y respetar las decisiones de los técnicos, en este caso Gustavo Raggio.

  —¿Por qué juegan hasta fin de año?

  — Por el orgullo de defender los colores de Newell’s y por revertir la situación.

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