ABSA "exprime" al máximo el curso de agua para cuidar las reservas del dique Paso de las Piedras, principal medio de abastecimiento para Bahía Blanca. La captación se realiza mediante las tomas de Los Mirasoles y Aldea Romana.
Las dos tomas construidas por ABSA a la vera del cauce, una a la altura de paraje Los Mirasoles --a unos 20 kilómetros de la ciudad por la ruta 51-- y la restante en Aldea Romana, son las encargadas de exprimir al máximo el caudal del arroyo, aliviando así la presión del consumo sobre el dique Paso de las Piedras.
Los 1.100 metros cúbicos por hora que se extraen del Napostá significan reducir un 10% la captación de agua del embalse, lo cual contribuye a preservar sus reservas en el marco de la emergencia hídrica.
A la altura del puente ubicado sobre calle Casanova, donde se inicia el entubado, el arroyo lucía aguas estancadas y algas en descomposición cuyos malos olores motivaron la queja de algunos vecinos.
Los primeros pobladores de la ciudad apagaron su sed con las aguas del arroyo Napostá hasta el año 1908, cuando la Bahía Blanca Waterworks Company habilitó el servicio público mediante una boca-toma ubicada aguas arriba del hoy dique Paso de las Piedras, sobre el río Sauce Grande.
El flujo irregular del arroyo motivó que no fuese tenido en cuenta como vía de suministro, rol que recién volvió a recuperar a fines de la década del '50, cuando la ciudad atravesaba serias dificultades de abastecimiento y los pozos surgentes continuaban disminuyendo peligrosamente su caudal.
Las obras se iniciaron a fines de 1957 y el sistema comenzó a operar poco después, aunque, con el paso de los años, quedó reservado para situaciones de emergencia, hasta que, a principios de los 70, con la inauguración del dique Paso de las Piedras, el Napostá dejó de utilizarse.
Incluso hace 12 años pareció volver de las cenizas cuando la firma Azurix lo empleó para apuntalar el servicio a la ciudad, extrayendo más de 300 m3 por hora.
La nueva situación motivó no pocas quejas entre los quinteros de Aldea Romana, quienes incluso amenazaron con realizar una presentación judicial, por verse privados, casi totalmente, de agua para el riego de sus explotaciones.
El entonces director municipal de Medio Ambiente, Braulio Laurencena, reconoció que la extracción de agua estaba afectando notablemente el caudal del Napostá y que su posición era sostener la sobrevivencia de los quinteros, a quienes calificó como "los usuarios tradicionales".
Ante ello, Azurix aclaró que operaba en base a derecho, ya que el Organismo Regulador del Agua Bonaerense (ORAB) había autorizado la puesta en funcionamiento de esa estación de bombeo.
Agregó que, de acuerdo con el estudio de prefactibilidad del plan de abastecimiento de agua a Bahía Blanca y Punta Alta, el caudal potencial de extracción, restando el dedicado al riego, era de 0,67 metro cúbico por segundo, cifra que era muy superior al 0,11 m3 que estaba tomando por entonces, con lo que, afirmó, no se ocasionaba alteración alguna para el ecosistema del Napostá.
La segunda toma. A comienzos del año pasado entró en operaciones la segunda toma construida sobre el arroyo Napostá, en Aldea Romana, cuya ejecución fue costeada por las empresas del polo industrial.
La toma se ejecutó en el predio de la Asociación de Empleados de Comercio y fue financiada por PBB-Polisur, Dow Argentina, Solvay-Indupa, Petrobras, Transportadora de Gas del Sur, Cargill y Profertil, con una inversión de 14 millones de pesos. Ese dinero es recuperado por las firmas a través de descuentos que ABSA hace en sus facturas de consumo.
Se instalaron tres bombas de 500 m3 que vuelcan el volumen captado en una cañería de PVC de 500 milímetros de diámetro que cumple un recorrido de 5 kilómetros hasta entregar el líquido para su potabilización en la planta Patagonia.
Cuestión de calidad. Si bien los sistemas de potabiización resultan eficaces a la hora de eliminar los agentes patógenos presentes en las aguas del Napostá, donde los niveles de contaminación fecal tornan peligroso el uso del líquido con fines recreativos, en los últimos años poco y nada se ha hecho para controlar las actividades que se realizan en las orillas del arroyo, a fin de evitar que se generen sustancias que afecten la potabilidad de su agua.
La situación torna imprescindible controlar todo lo atinente a la cría de ganado y las actividades agrícolas, en especial el uso de pesticidas, al menos para que al leer los carteles que dicen "prohibido bañarse, aguas contaminadas", las sospechas de la gente no empiecen a ser cada vez mayores.
Las fuentes alternativas
Cuando en 1972 entró en operaciones --de manera parcial-- el complejo hídrico de Paso de las Piedras, el 70% del agua suministrada a la ciudad provenía del río Sauce Grande.
En 1978 el dique comenzó a operar con su total potencial y capacidad para transportar hasta 10.500 m3/h de agua. Desde ese momento, la empresa administradora del servicio dejó de explotar otros recursos que hasta el momento habían ayudado a atender la demanda local.
Así se cerró la histórica toma en Mirasoles --sobre el arroyo Napostá-- y más de 40 surgentes. Debieron pasar más de 30 años para que una de las peores sequías de la historia impulsara al Estado provincial a invertir en la búsqueda de fuentes alternativas a Paso de las Piedras.
El primer paso fue recurrir al Bajo San José, donde años antes la firma Azurix había realizado algunas perforaciones exploratorias que nunca terminó de operar. Se reacondicionó Mirasoles y se sumó en ese paraje una toma adicional, así como se construyó un nuevo punto de captación en Aldea Romana. También se construyó una toma en el Sauce Grande. A todo este conjunto se agregará, antes de terminar enero, el producido por los 15 pozos ejecutados en la zona de Cabildo.
El resultado de todas estas intervenciones es que hoy, de los 11 mil m3/h que ABSA aporta a la red, el 40% se consigue de las nuevas fuentes, denominadas "alternativas".
Agua de pozo. De los pozos de Cabildo, sólo tres están ya en operaciones, con un aporte promedio de 80 m3/h cada uno, un poco por debajo de lo estimado por la Universidad Nacional del Sur que indicaban una producción de entre 100 y 120 m3/h.
Durante esta semana ABSA pondrá en marcha otros 4 pozos y antes de terminar enero se espera tener los 15 operativos. Queda pendiente de ejecución una segunda batería de 15 perforaciones, las cuales, según indicó Guillermo Scarcella, titular de ABSA, "se licitarán en breve".
La instalación complementaria y acueductos ya ejecutados en Cabildo están diseñados para conducir el líquido de los 30 pozos.
Mientras las perforaciones tienen la ventaja de no verse afectadas por la sequía, las tomas superficiales dependen de su caudal y éste de las lluvias.
Cuestión de metros cúbicos
La toma del Mirasoles aporta unos 600 m3/h (el 75% de su capacidad), mientras que la de Empleados de Comercio capta 400 m3/h (40% de su potencial). Esta baja se compensa con un aporte mayor del embalse de Paso de las Piedras, que en las últimas semanas aumentó su suministro, llegando a dar el 70% del agua que se consume en la ciudad.
El uso que realiza ABSA del arroyo Napostá cuenta con la correspondiente factibilidad otorgada por la Autoridad del Agua (ADA), entidad responsable del manejo de los recursos acuíferos de la provincia.
Fuera de ese uso, está prohibido por reglamentación tomar agua del arroyo para realizar tareas de riego, al punto que no existe ninguna persona autorizada actualmente para realizar una captación con ese destino.
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