El Nacional B, un torneo largo que no reduce las urgencias

El Nacional B, un torneo largo que no reduce las urgencias
En 10 de las 42 fechas, ya hubo ocho cambios de técnico; el plazo extendido no garantiza la continuidad
Los torneos cortos suelen ser señalados porque atentan y conspiran contra la estabilidad de los directores técnicos. Supuestamente, al acortarse los plazos de competencia a una sola rueda, crecen la impaciencia y la histeria. No hay tiempo para desarrollar "los proyectos". En cuanto se encadenan tres o cuatro malos resultados, el entrenador ya tiene un pie en la calle.

Siguiendo con las hipótesis, el antídoto para esa situación es el formato de campeonato largo, que da posibilidades de recuperación de un flojo comienzo o de una racha negativa. Nada mejor que la B Nacional, que esta temporada se amplió a 22 equipos y un calendario de 42 fechas. Una eternidad. Las urgencias no deberían estar a la orden del día. Sin embargo, disputada menos de la primera cuarta parte (10 fechas) del fixture, ocho equipos ya cambiaron de director técnico, y de un momento a otro se suma Instituto, de Córdoba.

La responsabilidad no sólo les cabe a los dirigentes, que en algunos casos despiden o fuerzan la renuncia. Hay entrenadores que se van ante la adversidad deportiva, no se sienten con fuerza para revertir una inercia.

Mohamed, una desilusión

De las últimas novedades en los bancos de suplentes, la de mayor repercusión fue la dimisión del Turco Mohamed, que anteanoche, contra Brown (Adrogué), sumó la quinta derrota consecutiva y dejó al Globo en el puesto 19°, con 9 puntos sobre 30 disputados. El presidente Alejandro Nadur intentó convencerlo de que se quedara, pero Mohamed no revió su decisión: "No encontramos el equipo y los resultados no acompañaron. No todos los cuentos de hadas terminan bien. Lo mejor es que venga otro líder que pueda sacar el club adelante. No hay que ser egoísta", dijo Mohamed en un monólogo.

Mohamed no se fue de un club cualquiera, sino de uno que está muy arraigado en sus sentimientos, primero como jugador y luego como entrenador. Y al que alguna vez soñó con presidir. El Turco había dejado una situación privilegiada en México (fue campeón con Tijuana del torneo local y por un penal en el último minuto no fue finalista de la Copa Libertadores) para atender el llamado del corazón. "Le agradezco a la gente el amor que me da. Esto no se termina, en algún momento nos volveremos a encontrar", agregó ayer.

El primer cimbronazo en los bancos lo dio Independiente, cuando apenas se habían cumplido cuatro fechas. Aunque el presidente Javier Cantero quiso presentar el caso como una salida consensuada, Miguel Brindisi, con su imperturbable diplomacia, dejó en claro quién tomó la iniciativa: "El club necesitaba hacer un cambio. Las decisiones no se discuten, se aceptan".

Reinaldo Merlo había asumido en Douglas Haig en el torneo anterior, cuando estaba muy comprometido con el descenso. Con su estilo para armar equipos defensivamente fuertes y contragolpeadores, obtuvo muchos puntos para mantener en la categoría al club de Pergamino. Empezado el nuevo campeonato, llegaron las desavenencias. "Me voy porque los dirigentes tomaron decisiones sin consultarme", expresó Mostaza.

Más insólito fue lo que ocurrió con Merlo una semana después de irse de Douglas. Aldosivi lo contrató para sustituir a Sebastián Rambert, de corto paso en su primera experiencia como principal responsable de un equipo, luego de haber sido ayudante de campo de Ramón Díaz. Mostaza fue presentado y dirigió una práctica, pero no debutó: hizo las valijas y se volvió a Buenos Aires por la enfermedad de un familiar cercano.

Por estas horas también finalizó la gestión de Daniel Garnero en San Martín (San Juan), equipo al que ascendió a primera en 2011 y al que había vuelto hace poco. Ricardo Rezza, muy reconocido por haber obtenido con el humilde San Carlos el ascenso desde la primera B, acaba de colgar el buzo. El campeón del mundo en 1986 José Luis Brown no resistió una mala campaña en Ferro. La salida de Frank Kudelka de Instituto, sumido en una grave crisis económica, parece cuestión de horas. Almirante Brown, modelo de continuidad con Blas Giunta, se desprendió mucho más rápido de la dupla Tobio-Ojeda. Ejemplos que desmontan la teoría de la estabilidad en los torneos largos.

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