Murió Carlos Amado: maestro de bandoneones bahienses

Murió Carlos Amado: maestro de bandoneones bahienses
Se apagó la estrella de quien deja una larga secuela de recuerdos, alumnos y aportes para el tango de nuestra ciudad. Toda una existencia consagrada a cultivar el dominio y el logro artístico de uno de los instrumentos más difíciles de ejecutar.
Su madre decidió que estudiara violín con la maestra del quinto: “mi madre me envió a estudiar el violín, con la maestra del quinto grado de la Escuela Nº 16. Pero me atrajo más el sonido del bandoneón que escuchaba desde mi casa, tocado por el vecino. Me paraba ante el cerco de alambre de su casa y permanecía inmóvil, escuchando..."

“Y fue ese vecino quien le enseñó las primeras nociones de ese instrumento. Después otros profesores completaron ese aprendizaje".

La emoción más grande: “ Se produjo cuando su padre, regresó de un viaje a Buenos Aires. Esa vez no solo volvía cargado de mercadería para reponer el stock de la tienda. Como quien realiza un pase mágico, delante de su hijo abrió una caja de gran tamaño y apareció ¡un bandoneón! Un flamante Premier. Fue tan grande mi emoción que me aferré a la pollera de mi madre y me puse a llorar con desesperación´”

Gracias a su mamá, también tuvo oportunidad de acompañar con su bandoneón, la exhibición de películas mudas en el cine Mitre, de Garibaldi al 100.

Cuando tenía quince años se incorporó a la orquesta de Oreste Galandrini, para formar, a poco, un pequeño conjunto con Julio Martínez Serra, que también era bandoneonista.

Aunque preferían al tango, “tocábamos toda clase de géneros, pero dándole prioridad al tango. El vocalista era Aurelio Fernández”. Los tangos más requeridos y famosos estaban en el repertorio, “Mala Junta”, “El Choclo”, “Don Juan” y otros.

Por LU7 Radio General San Martín, en 1936 empezó a hacer programas de tango, varios días por semana. Luego fue Radio del Sur, LU3, hasta que se separaron con Martínez Serra, para formar cada uno su orquesta.

Amado alternaba la orquesta con un cuarteto, que acompañaban en oportunidades a diversos cantantes.

Músicos de trascendencia tocaron a su lado, como Alberto Ruggiero, que lo hizo 25 años; Oscar Orzali, Armando Giraudo y Avelino Príccolo; los violinistas Alberto Guala, José Balda, Tomás Blanco y Danilo Cenci; los contrabajistas AlbertoTenenti, Néstor Amado (su hermano) y Ricardo Belleggia y los bandoneonistas Luis Bonnat, Mario Rossi, Aníbal Vitali, Carlos de Arriba y Eduardo Castro, entre otros. Y las voces de Jorge Arévalo, Olga Cela, Héctor Polo, Enrique Verdini, Tito Dávila, Silvio Andrada y Rubén Cabral.

“(..)a fines del ´51 desde LU2 me propusieron formar una orquesta que tocara como D´Arienzo, que a mí no me gustaba mucho.(..) Brusa, de la discoteca de LU3, me prestó varios discos para copiar los arreglos y Jorge Arévalo cantaba en el estilo Echagüe. Nos fue muy bien.”

Acompañó a Aldo Campoamor, Charlo, María de la Fuente, Nelly Lucero, Elsa Ríos, Olga Barros, Alberto Vidal, Armando Duval y Olga Sirios, entre los más notorios.

Sus músicos preferidos son: . “Los bandoneonistas Aníbal Troilo, Leopoldo Federico, Astor Piazzolla, Marconi y Rodolfo Mederos; los pianistas Horacio Salgán, y el bahiense Oscar Orzali. Gardel, Fiorentino, Floreal Ruiz, Marino, Rivero, Goyeneche y Julio Sosa”

Amante de su casa y de sus nietos, la música clásica y la popular, no lo moderno, interesado por las notas de diarios y revistas, se dedica a la enseñanza de guitarra, bandoneón y acordeón, junto a Mabel Carrica.

Tiene algunos tangos compuestos, “Mis mejores besos” con letra de Jorge Arévalo, “Hermanados en la amistad” y “Bien engrupido”.

“La actividad se extendió a mi cuarteto, que a veces acompañaba a cantantes. La última etapa la realicé en LU2 como orquesta estable, hasta alrededor de 1962.”

Opina que la escasa difusión que tiene el tango es la causa por la que a la juventud no le gusta, por que no lo conoce, el tango.

Escribió en la sección “Cartas y sugerencias” del diario La Nueva Provincia, una nota que es toda una gran pregunta: “¿Tango de probeta?”

Responde a una nota anterior y la asimilada a la ofensa que fue para los tangueros el compacto de Julio Iglesias, destrozando tangos, “que es como ver una película de cowboys hablada en japonés” – afirma.

“Ahora – continúa la nota – un músico y productor argentino radicado en Miami, llamado Sálako, grabó un álbum titulado “Tango-mix, en el cual incluye temas tradicionales de nuestra música popular como ritmo-pop, con una orquesta compuesta por cuerdas, percusión y el sonido computarizado de un bandoneón. ¿Qué diría Pichuco, ya que en este caso se le amputa la esencia que sólo puede darle el “fuelle”?

Si se quiere atraer a los jóvenes al tango, es un absurdo pretender hacerlo con ritmos que desvirtúan sus raíces esenciales. Es muy loable que se busquen formas para que la juventud se interese por nuestra música ciudadana, pero debemos hacerlo por carriles genuinos y fomentar peñas como ocurre con el folklore, donde se les enseña a los chicos a bailar nuestras danzas tradicionales. Y, lo que es más importante, a escuchar su música. ¿Cómo hace un chico para sentirse atraído por el tango si jamás escuchó a Pugliese, Salgán, Di Sarli, Troilo, Leopoldo Federico y otros, si ni siquiera los conoce y, además, no sabe distinguir un bandoneón de un acordeón?

Sería interesante que las instituciones de nuestra ciudad, Ingeniero White, Punta Alta y la zona, incorporen a sus actividades culturales la formación de peñas tangueras, incluyendo la enseñanza del bandoneón, instrumento fantástico, de un insospechado y atrapante sonido melodioso.

Seamos realistas y pensemos que dentro de quince o veinte años ¿quién va a ejecutar el bandoneón? ¿Quién lo va a enseñar en Bahía Blanca? Me animaría a decir que nadie, lo cual sería muy lamentable en una ciudad cuna de notables ejecutantes. Muchos de ellos trascendieron en Buenos Aires, como ´Palito´ Bonnat, Raúl Girou, Mario Rossi, Julio Acosta, Eduardo Castro, Julio Martínez Serra, ´Chiche´de Arriba, Julio Carabillo, Olivo Parcaroli, Antonio Totti, Ricardo Alday, Antonio Volpe, Rubén Martínez y el eximio Aníbal Vitali, quien, como Gardel, cada día toca mejor. La lista es mucho más extensa.

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