En diálogo con El Marplatense, el funcionario, encargado del sector que se dedica a los controles en la venta de las garrafas en la ciudad, dijo: “Cuesta 135 pesos puesta en la distribuidora o en la estación de servicio. El comerciante, que vende garrafas, tiene que ir a buscar esa garrafa a la planta, que se la van a vender a 135 pesos o llamar. Pero esa logística de traslado tiene un costo y la planta cobra para llevarle la garrafa. Es decir, los 135 están desvirtuados. No es 135, sino 135 más lo que le cobre de logística, más lo que tiene que ganar el comerciante”.

“Dentro de la ley de Lealtad Comercial, obligamos a que exhiban el precio a cuánto lo venden. Después es privativo mío si quiero comprarla ahí o en otro lado”, aclaró Martínez, quien agregó: “Nosotros controlamos a todos. Lo que pasa que no hay una obligatoriedad de precio máximo de venta. La ley que marca los precios máximos está prohibida. No puedo decirle al comerciante cuánto puede costar la garrafa”.

En tanto, aclaró que “la distribuidora si tiene obligación porque hay resoluciones del Ministerio de Energía que sí lo marca. Pero eso no ocurre con la venta minorista”. “Notamos cierta confusión de la gente, tratamos que sea lo más transparente posible”, enfatizó el referente del área que depende del área de Defensa al Consumidor.

“Hay cosas que escapan al deber del Municipio. En la periferia hay estaciones de servicio de varias marcas que venden la garrafa al mismo valor que la está llevando el Municipio, es decir 135 pesos. Eso ocurre. Sino están las plantas de las distribuidoras, como en Polonia al 700, en Ruta 88 y cerca del Regional”, indicó, consultado sobre el cumplimiento del valor que busca respetar el Ejecutivo local.