El misterio que rodea al crimen en el hotel Charbel

El misterio que rodea al crimen en el hotel Charbel

Pasaron casi doce meses y aún no se sabe quién mató a José Seadi, dueño del hotel Charbel en Neuquén.  Los investigadores no pueden develar qué fue lo que llevó a los asesinos a acabar con la vida del hombre aquella mañana del 12 de mayo pasado.

Cabe recordar que el cadáver de José Seadi fue encontrado atado y amordazado en la habitación 9 del complejo, en el corazón del Bajo capitalino. Se sabe que los atacantes actuaron planificadamente: el piso había sido limpiado con una especie de lavandina y actuaron con guantes, ya que no había huellas, y llevaron las cintas de embalar con las que lo ataron y amordazaron.

Del mismo hotel surgió otra sospecha: los huéspedes de dos habitaciones del segundo piso desaparecieron e incluso se llevaron las llaves. Es por esto que se presume que fueron quienes atacaron esa noche a Seadi, que vivía dentro del complejo de la calle San Luis al 250.

Pese a que en las cercanías del hotel Charbel había al menos media docena de cámaras de seguridad, ninguna captó nada.

El misterio rodea a este crimen a casi un año y la única pista de los atacantes que se tiene es una de las cintas con las que Seadi había sido atado. En ella hay una huella digital que no figura en ninguna base de datos.

Mientras el hotel fue alquilado y ahora se llama Rosello, los investigadores guían las averiguaciones hacia la hipótesis del robo. Es que la familia Seadi -compuesta por la víctima y su hermana-, posee cerca de un centenar de propiedades en alquiler en esta ciudad y si bien ahora las administra una conocida inmobiliaria, en ese momento era el mismo Seadi quien cobraba los alquileres.

De hecho en la habitación en la que vivía se encontraron cerca de 50.000 pesos dentro de una caja de zapatos, una suma que si bien es importante no quita el robo del eje del caso, ya que se estima que el hombre cobraba por mes mucho más que eso y que lo acopiaba en el hotel.

Cabe destacar que el antecedente previo al crimen aconteció siete meses antes, ocasión en la que Seadi había sido asaltado por dos falsos huéspedes quienes se llevaron como botín las cajas de zapatos. Y sustrajeron el libro de huéspedes al igual que sucedió en la noche en la que fue asesinado.

Pero los vecinos tienen otras sospechas. Es que el complejo, ubicado en una "zona roja" vinculada al travestismo, funcionaba a veces como motel, permitiendo de noche el ingreso por horas. (Redacción especial Minuto Neuquén)

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